lunes, 20 de septiembre de 2010

Algunos antecedentes para el estudio del imaginario social sobre José Martí (III Parte)

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

El tema investigado tiene varios antecedentes que deben tenerse en cuenta para una mejor comprensión del proceso de construcción del imaginario social martiano. En un primer momento, se destacan autores que conocieron físicamente a José Martí y dejaron un testimonio escrito sobre él. Luego se incluyen a los investigadores cubanos y extranjeros que han estudiado su imaginario social de carácter instituyente y el creativo radical desde diversas aristas. Para su mejor comprensión lo ubicamos en los siguientes conjuntos:

Construcción de la imagen de José Martí a partir de las vivencias de los que le conocieron en vida. En este sentido sobresalen los textos publicados por personas que tuvieron vínculos directos con José Martí entre los que sobresalen Gonzalo de Quesada(1), Enrique Trujillo(2), José Ignacio Rodríguez(3), Máximo Gómez(4), Enrique José Varona(5), Enrique Collazo(6), Juan Gualberto Gómez(7), María Mantilla(8) y Blanche Zachariet(9). Este grupo construye una imagen que enaltece el don de su elocuencia: “La cadencia de sus períodos, a que solo parecía faltar la rima para ser verso, mecía mi espíritu como verdadera música y con el efecto propio de la música”(10). “…me doy cuenta del efecto maravilloso que debía producir, sobre todo en los emigrados soñadores, anhelosos de esperanzas, su palabra de vidente, desatada en torbellino por la vehemencia de su fe patriótica”, precisa Varona al referirse al efecto milagroso de su palabra.
También centran su interés en la descripción física del héroe, deteniéndose en cada rasgo de su cuerpo: “Era Martí pequeño de cuerpo, delgado”.

Exaltaron su laboriosidad permanente al llamarlo hombre ardilla(11); se refirieron a su figura como hombre de extraordinaria inteligencia, detallaron los lugares donde vivió: “… una casita, modesta, pero alegre y limpia(12)”, “Vivía errante, sin casa, y sin ropa; dormía en el hotel más cercano del punto donde lo cogía el sueńo; comía donde fuera mejor y más barato; ordenaba una comida como nadie; comía poco o casi nada; días enteros se pasaba con vino Mariani; conocía a los Estados Unidos y a los americanos como ningún cubano, quería agradar a todos y aparecía con todos compasivo y benévolo; tenía la manía de hacer conversiones”.(13)

Destacaron la familia que construyó, sus amistades, el trato que les profesaba al conocido y al desconocido, su condición de hombre justo, activo, rebelde, contra todas las tiranías y usurpaciones, pero incluso significaron sus rasgos de caballero delicado y galante con las damas.
Para el investigador Pedro Pablo Rodríguez, hecho en el que coincidimos: “Su indudable carisma que atraía a personas de diferentes sectores sociales, como lo reiteran los testimonios de quienes lo trataron y lo vieron en la tribuna patriótica, se trasluce en tales calificativos”(14).

Otra cuestión que tiende a resaltar la imagen sagrada de Martí desde que está en vida es que “a ello contribuyeron también su dedicación a las labores patrióticas con patente desprendimiento de lo material y de lo personal, sus ideas acerca de crear una república de justicia y equidad social”(15).

Todo ese imaginario sagrado en el que sobresale “la condición ética del hombre y del dirigente político a todas luces fue apreciada por sus contemporáneos, incluidos sus adversarios políticos e ideológicos”.(16)

Esa imagen sagrada de Martí fue la que se conoció en los primeros años de la república hasta la década de 1930. Ella contradictoriamente dio lugar a múltiples interpretaciones y conjeturas, dadas por el desconocimiento de su vida y obra, hecho que originó que comenzaran a circular imágenes profanas asociadas a su vida sentimental, política, matrimonial, a las formas de sociabilidad en su trato, a las relaciones con los grandes patriotas de su tiempo, a las leyendas que lo canonizaron como Apóstol cuando se paseaba en 1889 con una mujer negra por las calles de Estados Unidos, al legendario escritor que todo lo dijo, e incluso su supuesta adicción a la bebidas espirituosas.

Toda esas imágenes profanas son enriquecidas por el contingente de emigrados que regresan del exilio americano con el estreno de la república el 20 de mayo de 1902: “Esa emigración que lo leyó sistemáticamente, que lo oyó y lo vio en sus discursos, que se entusiasmo y esperanzó con él y con un promisorio futuro para la patria —aunque el proceso histórico de su liderazgo no fuera tan unánime ni tan velozmente aceptado como suele presentarse—, fue asumiéndolo como una especie de Mesías, cuya imagen se completó con su muerte en combate”.(17)

Ahora bien, es importante tener en cuenta que existen varios estudiosos que sistematizaron durante los años revolucionarios las diferentes imágenes de Martí que se construyeron por quienes lo conocieron en vida. Entre ellos sobresalen:

Pedro Pablo Rodríguez(18), Carmen Suárez León(19) y Roberto Fernández Retamar(20). Este grupo tiene como aspecto positivo, el hecho de que señala la necesidad de reconstruir el itinerario del imaginario social sobre Martí a través de la oralidad, pero se queda en lo factual, pues sólo delimita períodos; los hombres y mujeres que lo conocieron en abril-mayo de 1895, y los de los primeros años del XX que compartieron vivencias con él. Es difícil volver sobre esos momentos, sino se dispone de testimonios escritos para su reconstrucción. Lo otro sería una aventura por los caminos de la oralidad, de difícil pronóstico para una investigación académica.

En el caso de los autores señalados, aportan elementos valiosos, entre los que sobresalen los de Carmen Suárez León. La misma señala que todo comienza en la emigración, desde que empezaron a decirle Maestro y Apóstol, cuando se pasea con una mujer negra por las calles de Cayo Hueso: “En ese momento germinal empieza a articularse toda una leyenda sobre la persona de Martí. Aún estando él vivo, y como es un hombre u está por encima del común, da lugar a una gran cantidad de leyendas y anécdotas, recreadas por ese discurso de la oralidad que se va produciendo desde que comienza su acción pública(21)”.

Otro aspecto importante, considerado por Carmen, refiere que: “Ya en el periodo republicano, después de su muerte en combate, después de todo lo que significó, va entrando de algún modo en la vida diaria de cada cubano y se produce como una necesidad de legitimación del hombre cubano a partir de José Martí. Y así empieza a decirse que era mujeriego o seductor(22)”.

En este grupo, el criterio de Roberto Fernández Retamar también es útil, pues llama la atención sobre lo que significó la emigración para la construcción de la imagen sagrada de Martí, y lo que representaron sus días en la manigua. Dice Retamar: “…en vida de Martí existía un aura (…) que prosiguió después; porque en 1900 no empieza nada, sino que continua, (…) no hacia falta la publicación de los textos de Martí”.(23)

Un segundo grupo de autores llama la atención sobre la necesidad de estudiar la forma en que se ha trasmitido el conocimiento directo sobre José Martí en los períodos señalados (abril-mayo de 1895 y primeros años del siglo XX) y por qué se ha llegado a una imagen profana de la figura que se mantiene hasta la actualidad, en la que lo identifican como mujeriego, seductor, gustador de licores espirituosos, incluso se construyen imágenes de Martí vinculadas negativamente con los líderes cubanos de hoy. En el mismo sobresalen los autores Ricardo Rodríguez Otero(24) y Marlen Domínguez(25).

Los autores referenciados tienen como elementos positivos el hecho de señalar los períodos para la reconstrucción de la imagen de Martí. En algunos casos, como el de Ricardo Rodríguez Otero, se señala que: “Sería interesante hacer una investigación sobre la presencia de Martí en el imaginario popular, cómo se llegó a esa percepción, por qué vías, a través de quiénes se llega a algunas ideas que se mantienen hasta hoy”.(26) Este planteamiento sociológico se limita a decir que sería una encuesta interesante, que ayudaría a cambiar un imaginario de carácter profano sobre José Martí sin bases objetivas en la realidad histórica. Se infiere por tanto, que de lo que se trata es de explicar las causas que llevan al pueblo cubano en diferentes momentos del devenir histórico, a legitimar sus prácticas culturales a partir de imágenes sobre el Héroe y que permanecen ocultas hasta hoy en lo profundo de las dinámicas históricas. La explicación de las imágenes positivas o negativas construidas en torno a José Martí ayudaría a revelar las capacidades movilizativas en un sentido u otro del símbolo como vertebrador de la identidad nacional.

Un tercer conjunto lo forman los autores Rafael Rojas, Emilio Ichikawa, Carlos Ripoll, Jorge Camacho, Enrique Ubieta, Armando Hart Dávalos, Luis Toledo Sande y Ottmar Ette (27). En el mismo, es bueno señalar que no forman una unidad en el proceso de construcción de imágenes sobre José Martí. Los cuatro primeros consideran necesario el estudio del Martí político sacralizado por la Revolución Cubana, según ellos, agotado en su recurrente mesianismo, hecho que ha generado una confrontación ideológica, muy matizada en la década de 1990, que el segundo grupo, con la excepción de Ottmar Ette no valoran de igual forma, pues consideran a Martí clave del presente y el porvenir de Cuba. En relación con Ottmar Ette, hay que decir que su obra es la más sistemática en el estudio del conjunto de imágenes en torno a José Martí, tanto las sacras como las profanas, construidas en el devenir de la sociedad cubana.

Notas:
1 Véase Gonzalo de Quesada y Aróstegui. Mi primera ofrenda. Nueva Cork, Imprenta El Porvenir, 1892.
2Véase Enrique Trujillo: José Martí. En: Álbum de El Provenir, Nueva York, no. 1, 1890.
3 Véase José Ignacio Rodríguez: Martí y el Partido Revolucionario Cubano, en Estudio histórico sobre el origen, desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la anexión de la Isla de Cuba a los Estados Unidos de América, La Habana, Imprenta La Propaganda Literaria, 1900.
4. Véase Máximo Gómez: José Martí, Carta a Francisco María González, 1902, tomada de: http://www.bohemia.cu/marti/marti_fichas/ficha_maximo.htm , consultada el 18 de junio de 2009.
5. Véase Enrique José Varona: Mis recuerdos de José Martí, en El Fígaro, 27 de febrero, 1905
6.. Véase Enrique Collazo: Cuba independiente. La Habana, 1900.
7. Véase Juan Gualberto Gómez: Martí y yo, en Revista Bimestre Cubana, 1933.
8. Véase María Mantilla: Recuerdo de mis primeros quince años, en revista Bohemia, 25 de enero de 1963, p. 12.
9. Véase Blanche Zachariet. El Martí que yo conocí, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1980.
10. Al respecto ver Enrique José Varona: Ob. Cit
11. Véase Enrique Collazo: Cuba independiente. La Habana, 1900, p.12.
12. Véase Juan Gualberto Gómez: Martí y yo, en Revista Bimestre Cubana, 1933.
13. Véase Enrique Collazo: Cuba independiente. La Habana, 1900, p.12.
14. Pedro Pablo Rodríguez: La República, Martí y la Nación, en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/cuba/jiribilla/D/2003/n090_01/090_09.html , consultado el 18 de junio de 2008.
15. Pedro Pablo Rodríguez: Ob. Cit., consultada el 18 de junio de 2008.
16. Pedro Pablo Rodríguez: Ob. Cit, consultada el 18 de junio de 2008.
17. Pedro Pablo Rodríguez: Ob. Cit, consultada el 18 de junio de 2008. Al respecto véanse lo
18. Ana Cairo (et. Al) : Controversia Martí en la República, (et. al ), en revista Temas, no. 26 julio-septiembre, 2001, p. 83
19.Ibídem, p. 85
20.Ibidem.,
21.Ibidem.,
22.Ibídem
23.Ibídem
24. Ibídem
25.Ibídem.
26.Ibidem, p. 84.
27. Al respecto véase los textos: Armando Hart: Armando Hart: Martí: clave decisiva en el presente y hacia el porvenir, en Anuario del Centro de Estudios Martianos No. 20, La Habana, 1997, p. 245; Enrique Ubieta Gómez: Los mitos, los héroes y los hombres, en Anuario del Centro de Estudios Martianos No. 20, La Habana, 1997, p. 240; Luis Toledo Sande: Anuario del Centro de Estudios Martianos No. 20, La Habana, 1997, p. 145; Ottmar Ette: José Martí. Apóstol, Poeta, Revolucionario: Una historia de su recepción, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1995; Rafael Rojas: Otro gallo cantaría. Ensayo sobre el primer republicanismo cubano, en http:www.cubaencuentro.com , consultado el 18 de junio de 2008; Emilio Ichikawa: José Martí: el agotamiento del programa de su desmitificación, tomado de Chapel Hill&London: University of North Carolina Press, 2005.REVISTA DIGITAL; Emilio Ichikawa: Lágrimas negras. José Martí y el presente, en http://www.emilioichikawa.blogspot.com/ , consultado el 1 de junio de 2008; Jorge Camacho: Los Herejes en el Convento: La recepción de José Martí en la plástica y la crítica cubana de los años 80 y 90, en http://www.ucm.es/info/especulo/numero24/herejes.html , consultado el 3 de junio de 2008

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