jueves, 28 de octubre de 2010

Luces en el Mamoncillo Grande

Por Arnoldo Fernández Verdecia.
A mi abuelo Sulpicio Jesús Fernández Peña que vivió personalmente esta historia.

Luces bajo el Mamoncillo Grande detienen a Manuel. Siempre le han asustado. Dicen que son muertos. A veces se ven bajo la luna. Unas marcas entre dos palmas a una distancia de diez metros es un enigma. Muchos creen que es dinero enterrado, otros dicen que no. Manuel tiene miedo y no espera la noche para abrazar el camino a su casa.

Una noche Manuel siente compañía, se ladea pero no ve a nadie. Algo está ahí, lo intuye, cree ver la sombra bajo el algarrobo de la cerca. Apura el paso y la extraña sensación se apodera de él. Echa a correr sin mirar atrás, la sombra se acerca. Un sonido lo aterra bajo el mamoncillo. Las luces amenazan.

Trepa el portillo y cree estar seguro, pero el sobresalto sigue. Llega a la casa y espera dormir tranquilo, pero la imagen a los pies de la cama le asusta. Debes buscar el dinero enterrado bajo el Mamoncillo Grande. Las marcas te ayudarán. No es posible, piensa, me estará dando la suerte o sólo pretende aterrarme.

Recuerda al misionero Cruz Milán, el que daba botijas y traía loca a la gente, no me está sucediendo, piensa. La noche anterior su padre narró una historia tétrica sobre el Mamoncillo Grande. Allí están enterrados siete esclavos africanos, sus almas vagan en el limbo. El dueño los asesino luego de enterrar su oro en el lugar.

La sombra habla nuevamente. Todo es para ti. Sólo tú puedes ayudarnos a descansar tranquilos. Huye al cuarto del viejo. No se aparta de mí, qué puedo hacer para quitármela. Estás dispuesto a abjurar en el Centro. Pues claro, no puedo vivir la vida en el Mamoncillo Grande.

En el Centro cargaron a Manuel de cadenas y pronunciaron extraños conjuros. Tomaron su brazo izquierdo y le dieron tres vueltas. Luego lo sacudieron. Una fuerza brutal domina. El cordón a su alrededor comenzó, el ritual de exorcismo gana en intensidad. Manuel siente que algo sale de su cuerpo y respira tranquilo. Pueden soltarlo, dice el Maestro. Ya está libre.

Esa noche Manuel pasó por el Mamoncillo Grande, las luces no habían desaparecido, pero nadie lo molestó. Durmió tranquilo. En la mañana debía sembrar el maíz de primavera.

9 comentarios:

  1. Gracias, Arnoldo. Lindo cuento, gracias por compartirlo. El campo cubano está lleno de historias maravillosas. Sigue contándolas.
    Un abrazo

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  2. Muy agradecido por la deferencia de escribir estas palabras para "Luces en el Mamoncillo Grande". Seguiré contanto historias, pues existen muchas en los campos de Cuba y es un deber narrarlas.

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  3. Liliana Sierra Sánchez1/11/10 6:50 a. m.

    uhhhhhhhh, me estremeció, está bastante bueno
    es muy realista, y logras trasmitir todas las emociones del protagonista.

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  4. Gracias Liliana, intentaré contar otras historias del campo sobre la base de lo rural y lo religioso. No dejes de leer Caracol de Agua siempre que tengas una oportunidad.

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  5. Jorge Felix Gonzalez1/11/10 6:57 a. m.

    Mi hermano, parece que hay algún problema con la conexión, claro, eso ni nada impedirá que intercambiemos sobre algo como un buen cuento bajo la pluma de un amigo como tu, me gustó el cuento, más sorprendido de la página excelente que me invitaste a descubrir, leí varias cosas de las que has publicado entre ellas comparto totalemnte el artículo sobre los periodistas, ¨ reorientados ¨, a propósito se lo mostré a la directora nuestra y me comentó que se conocen del curso de reorientación en Santiago, ahí la fibra tocada, ahí la respuesta. Muy bien por tí, me encargaré además de proponerle tu página a varias personas que conozco y seguro les gustará tanto como a mí. Espero que en nuestro próximo encuentro tecnológico podamos dialogar sin que el chat se ponga chatstoso,jajaja. De Freddy me preguntas, en los ultimos días supe que estaba algo enfermo de la columna, algo así como artrosis o afectación a la sacra, en fín que está lleno de dolores pero sin dejar de ser itinerante. Hermano, ahora te dejo, otras tierras y personas me esperan, hasta la lectura, siempre. Un abrazo.

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  6. Abrazos hermano. Me alegra mucho que aprecies la página y la promuevas entre los amigos y conocidos. Intento concebir y hacer un producto digno que representa al campo cubano, sobre todo inmortalizar a mi abuelo que ya tiene 95 años. A todo el que conozcas hazle la propuesta. Si tienes décimas a mano que quieras publicar en el blog o algún hecho de interés, ya sabes, el Caracol de Agua está abierto a los amigos.

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  7. Me encanto .Como esta historia recuerdo que hacian muchas en Maffo cuando era pequena, Me has hecho recordar todas esas bellas tertulias en los portales haciendo anecdotas de los habitantes de aquella epoca. Uno de los que mas me acuerdo era de que dos de mis tios y mi abuelo veian a un nino por el parque en las noches y madrugadas y no solo ellos sino muchos lo vieron , te podria contar varios.Gracias me hiciste ir bien atras en mi vida.Un abrazo

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  8. Todos tenemos recuerdos de nuestros padres, abuelos y de aquéllas personas que de una u otra manera influyeron en nuestras vidas.pero sus recuerdos son parte de eso Nuestras Vidas.

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  9. Todos tenemos recuerdos de nuestros padres, abuelos y de aquéllas personas que de una u otra manera influyeron en nuestras vidas.pero sus recuerdos son parte de eso Nuestras Vidas.

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