Este
jueves 2 de mayo tuvo lugar un encuentro entre autoridades del mundo de la
literatura en Santiago de Cuba y los escritores de Contramaestre, en el que se
debatió con intensidad la situación del universo editorial y la promoción, en
un contexto donde cada vez más se favorece la comercialización.
Se
informó que la cuestión editorial futura es incierta, pues ya se habla de las
editoriales como empresas sustentables capaces de gestionarse sus medios
materiales y financieros. Ello demandará intereses nuevos y marcharán al ritmo
de las dinámicas del mercado. Llegó a decirse, por lo claro, que se publicarán
a autores que escriban libros de calidad, pero que tengan un real impacto en el
mercado.
El
movimiento literario en Contramaestre también se presentó en toda su
complejidad; según el poeta Eduard Encina, “se vive un momento crítico, sin una
impresora digna. El Consejo Editorial no funciona sistemáticamente"; Yaneikis Sotomayor -asesora literaria- dijo que "no es una
prioridad de la Directora Municipal
de Cultura participar en ellos, a pesar de ser su principal dirigente”.
También
se debatió con fuerza el pago de resoluciones, proceso que depende de las
direcciones municipales de cultura en los territorios, las mismas deben destinar una
parte del presupuesto para asegurarlas.
Lamentablemente los que escriben, profesionalmente hablando, no reciben ningún pago durante el año. ¿Qué hacer para
cambiar esas cosas?
La Directora del Centro de Promoción José Soler pidió la
programación mensual de las acciones literarias de Contramaestre, para
poder actuar sobre Cultura Municipal y
exigirle el pago de las resoluciones como está establecido. También se habló de
incluir la vida literaria de los municipios en el boletín Ideas.
Otro
aspecto que generó muchas intervenciones fue el relacionado con el plan editorial
anual, sus formas de funcionamiento centralizadas y el carácter vertical de las
decisiones que se toman, relacionadas con el presupuesto que se invierte en
cada libro aprobado. Quedó claro que las decisiones las toma la dirección
nacional del Instituto Cubano del Libro y no las editoriales a nivel
provincial; por eso el disgusto de muchos autores, pues firman un contrato que
en la práctica es letra muerta. La editorial está subordinada completamente a
decisiones del nivel superior y muchas veces no se corresponde el pago y la
cantidad de ejemplares con lo pactado.
En
medio de toda esa complejidad, donde el principal perdedor es el autor, se
acordó la necesidad de incluir las publicaciones alternativas, legislar en
función de autorizarlas siguiendo una política editorial, pues se está muy
claro que las editoriales tradicionales en Cuba atraviesan un mal momento en
términos económicos y el futuro de las mismas parece incierto.
La
realidad, los libros envejecen en los territorios, otras veces en el colchón de
la editorial y parece normal ya que el autor esté privado de cobrar una
resolución por la presentación de un texto, desarrollar una conferencia o impartir
un taller. En ese contexto se puede afirmar que los movimientos literarios
tendrán que buscar formas alternativas de supervivencia, porque en la práctica,
no es sustentable escribir, no ayuda en nada a la economía personal. En lo
adelante escribir en Cuba será una especie de hobbies o habrá que montarse en el arca de los nuevos
tiempos y pensar en otras variantes; creo va siendo hora de alquilar los trajes
como decía el poeta y narrador Virgilio Piñera.
Rogelio Ramos Domínguez: Me parece Arnoldo que hacen bien. Hay tanta basura publicada que es mejor tragarse un best seller. Hay tanta gente haciéndose el inventón que nadie se los lee. A mi no me cuadra Buesa pero muchos , muchos, muchos lo prefieren. Qué se compra en las librerías hoy? . Quién lee? Son preguntas cuyas respuestas se van a encontrar en la relación real entre editoriales y gente común . Hay la mala costumbre de pensar por millones de cubanos, la gente tiene que encontrar su pensamiento. Es verdad que la manipulación llega igual de otro ángulo pero creo que hay que abrir el diapasón y que elija la gente. Tanta entelequia intelectual ha alejado a un sector demasiado importante de los libros y no hablo del mundo, hablo de Cuba que es como una Galápagos porque muy pocos de los que venden en el mundo hay en estas librerías y ni hablar de los premios y premiados que muchos saben cuanta impureza hay ahí. En fin que el mercado no es necesariamente la cosa mala. Mira a Pedro Juan Gutiérrez que era lo insoportable y ahora aparece leve….mente…
ResponderEliminarJulio Cesar Rosales: Lo que sucede es que el libro en Cuba no escapa a los cambios obligados por la situación económica. El libro cubano está entrando al "mercado", eficiente e implacable, que publica lo que vende mucho, aunque sea banal y no aporte más que entretenimiento momentáneo, y dejando así el padrinaje subsidiado, que, aunque muy verticalizado, apostó siempre por lo que más aporta espiritualmente al lector potencial.
ResponderEliminarJustifico que se produzca ese hecho en la medida en que acabe con la indolencia de funcionarios que deciden sobre el libro en Cuba pero que no tienen ninguna vocación ni interés para ello; también pudiera eso beneficiarnos por la revitalización de las estanterías de nuestras librerías con mayor cantidad de títulos.
Lo negativo seria ver proliferar libros de autoayuda en lugar de autores clásicos; lo duro seria ver como, si antes considerábamos que era demasiado pagar 50 pesos por Faraón, de Proust, ahora serian 100 tan solo por la autobiografía de Paris Hilton.
Diego Chacon: Los estandares de calidad son muy variados. imagino que lo determinen un grupo de especialistas que no tienen ni los gustos ni la percepción del público. Comparto la preocupación de Arnoldo, será una jungla de intereses y desde luego lo tan logrado hasta ahora se irá a volina que son los precios módicos de los libros. Se elevará por necesidad la cultura chatarra a través de las redes sociales porque nadie lee un libro por las redes.
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