Por Mildred Ileana OBourke (Amiga y Periodista)
Querido amigo, me prometí escribir en Caracol de Agua en su aniversario. No tengo disculpa alguna por la demora. De lo que puedes estar seguro es que desde que lo empecé a visitar, sentí un gran respeto por lo que haces en hermosa humildad.
Nos has llevado de la mano a esas raíces que algunos de nosotros hemos arrinconado, aturdido en la vorágine de las ciudades, en esas mayorías desconsoladas por la lejanía.
Contigo he asistido al descubrimiento de pasajes de nuestra historia y a una profundidad de pensamiento esencialmente martiano.
Por tu blog Caracol de Agua he deseado ir a Contramaestre y tomarme ese buchito de café mañanero junto a tu padre, conocer a tu gente, sus paisajes, bellezas y realidades.
En muy pocas ocasiones no he concordado contigo y lo sabes; pero eso no es lo mismo que disentir. Tú gran nobleza y espíritu de cubano para quién la justicia es credo y la palabra ley, te ha hecho escribir en algunos términos para los cuales no estamos preparados a debatir y me han dolido contigo.
Soy de las personas que creo que es preferible equivocarse o no complacer a algunos, a callar lo que la ética y honra nos obliga.
Admiro tu entereza. Tal vez no seas un dechado de virtudes, o sí; tal vez los mediocres se enronchen; pero algo está muy claro: Caracol de Agua habla con el corazón, con amor Patrio y por el terruño y con un gran sentido martiano y eso es Revolución.
Un abrazo y seguiré siendo tu seguidora
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