... el cubano desarrolla una resistencia que le permite encontrar luz donde todo parece apagado. El miedo a lo desconocido intenta asfixiarlo, pero él siempre se sobrepone con una fábula, o la letra de una canción, quizás por esa esencia que lo considera el pueblo más musical de la tierra.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Un amigo me decía que el miedo era algo satánico e incluso maleable. El cubano ha desarrollado una poderosa receta para vencerlo: tirarlo todo a relajo o desestimar lo que se tiene por serio.
Si nos inclinamos por la primera de las versiones, pudiera aceptarse el criterio de que el miedo es satánico, pues si el hombre lo padece, no intenta ninguna aventura más allá del sentido común, por considerarlo imprudente y hasta peligroso. Imagina fieras a su alrededor y una mitomanía comienza ha devorarlo, al extremo de perder eso que Federico Nietzsche llamara voluntad.
La etiqueta de maleable pudiera aceptarse, aunque es muy trivial. El hombre de barro se presta a las bondades del fuego y la arcilla; gravita en torno a ellos y no arriesga aventurarse más allá de la cerca que rodea su casa. En pocas palabras, es un ser doméstico, sólo interesado en comer, vivir algunos años y morir cuando le toque.
El cubano se coloca por encima de las dos tipificaciones descritas, y utiliza el choteo como válvula de escape para enfrentar las contingencias de la vida y superarlas, a pesar de lo difíciles. Un buen cuento de relajo, un chiste político de ocasión o un piropo a una buena hembra, descongestionan la tristeza o las ausencias de buenos platos a la mesa.
En esas levedades, a veces sanas, otras premeditadas, el cubano desarrolla una resistencia que le permite encontrar luz donde todo parece apagado. El miedo a lo desconocido intenta asfixiarlo, pero él siempre se sobrepone con una fábula, o la letra de una canción, quizás por esa esencia que lo considera el pueblo más musical de la tierra.
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María Elena Bayón Mayor:
ResponderEliminarMiedo a qué, cariño. A Dios nada más y como dijo un amigo, lo que hay es que tener fe. Fe en el Todopoderoso, fé en la humanidad, fé en la Revolución, que conducirá sin dudas a un mundo mejor, más solidario. Los cubanos no somos miedosos porque somos optimistas y tenemos fé en el amor.
me hiciste recordar a Jorge Mañach con su ensayo sobre el choteo . y me hiciste asentir la cabeza, en verdad nos reimos de nuestros males . gracias por el ost
ResponderEliminarRealmente es así Arnoldo el cubano en sentido general es una persona emprendedora, optimista que ve luz donde solo hay oscuridad y creo que gracias a esa manera alegre y dicharachona de llevar la vida es lo que nos permite sobrevivir enfrentandos tantas dificultades que a diario invaden nuestra existencia, para hacerla más llevadera, el cubano cree en dios, en la Virgen, en la brujería,en San Lazaro,en todo y al final no cree en nada
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