La muerte en Dos Ríos es un enigma de la historia. |
La muerte de José Martí ocurrida el 19 de mayo de 1895 en
Dos Ríos, lugar de confluencias de los ríos Cauto y Contramaestre, es un hecho que ha suscitado múltiples
controversias en la historia de Cuba. No por gusto es considerado un enigma de
la historia. Analicemos algunas de las tesis en detalle.
Se
ha dicho que lo mató una guerrilla de Palma Soriano, y que fue víctima de una
escaramuza con la columna de Ximénez de Sandoval; que fue la única baja cubana,
y que cayó con todo su Estado Mayor. Se ha dicho que murió enseguida, y que
después de hablarle lo remató el práctico Oliva; que la culpa la tuvieron los
jefes insurrectos, por su imprevisión, y que la culpa la tuvo el propio Martí
al desobedecer la orden de quedarse en la retaguardia. Y hasta se llegó a decir
que llevaba un salvoconducto para entrevistarse con los españoles, que lo
habían asesinado los cubanos, que el combate no fue el 19 sino el 20 de
mayo, y que el cadáver que se enterró en Santiago de Cuba no era el de Martí. Y
estas versiones, y aun otras, inmediatas al suceso, fueron las que circularon o
se imprimieron al darse la noticia en La Habana, Oriente, Madrid, Santo Domingo
y en los centros de emigrados en Nueva York, Tampa y Cayo Hueso.
Sobre la muerte de José Martí, en Dos Ríos, la historiografía cubana en la Isla, fundamenta al
menos tres importantes tesis. La primera asume las versiones de Máximo Gómez, en las mismas
plantea que el infortunio se debió a la temeridad y a la fogosidad del caballo
que montaba.
La segunda señala que Martí buscó el suicidio
para alcanzar la inmortalidad. Sobresalen en su defensa autores como José Miró
Argenter y su libro Crónicas de la Guerra, Tomo I, del Instituto del Libro, La
Habana 1970 y Gerardo Castellanos con Los últimos días de Martí, Ucar García y
Cía. La Habana. 1937.
La tercera tesis circuló en los periódicos La
Discusión, El Diario La Marina y el Herald , la misma sostiene que Martí murió
en combate, luego de arengar a la tropa.
Otro argumento que debe tenerse en cuenta, para su justa
valoración, es el que considera que el valor temerario de José Martí lo condujo
a la muerte en Dos Ríos.
Máximo Gómez mostraría ante la posteridad preocupación por
las causas reales que condujeron a la muerte de José Martí, incluso señala argumentos que lo absuelven de cualquier responsabilidad, aunque en honor a la verdad, sus escritos muestran tal preocupación por el juicio de la historia, que lo colocan como el responsable de la desafortunada decisión de dejarlo solo en medio del monte.
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