Pequeñas Maniobras es la historia de un inadaptado que no aspira a riquezas, a pesar de ser inteligente; no quiere hijos; no compra automóvil, no tiene luna de miel. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.cu
Alcanzar felicidad
es camino de todo ser racional. El dolor, muy pocos lo buscan. Pequeñas Maniobras, del cubano Virgilio
Piñera, tiene un protagonista que opta por lo segundo.
No quiere amor.
No lo necesita. Sebastián es su nombre. Huye del reino familiar porque no
soporta afectos. Lleva una vida errante. Esclavo de las incomprensiones.
En su
peregrinar, trabaja donde manda un hipócrita, interesado en la contabilidad,
para ocultar fallas, y quedar bien con cifras oficiales. Es obligado a llevar números y a servirle de
paraban.
Para colmo es
profesor. En clases, los alumnos, abusan
de su ingenuidad; tiran bolillas de papel; hacen corrillos para burlarse; incluso
tiene que narrarles cuentos para, al menos, simular un ejercicio docente y
justificar el salario.
Paga un
alquiler, propiedad de un hombre raro; éste último, asesinado en circunstancias
irracionales. El primer sospechoso, por ironías del destino, Sebastián. Pasa
varios días en prisión hasta que el director intercede. Ya en libertad, no está
bien que un hombre, recién salido de la cárcel, sea profesor. El directivo lo emplea de criado.
Un buen amigo
intenta aconsejarlo, ofrecerle empleo. No quiere. No acepta una vida normal. No
quiere ser prisionero de la solidaridad.
Para suerte
suya, conoce a una mujer; rica, por más señas, enamorada de su perfil masculino.
Planean el casamiento. Viven un romance lúdico; casi son felices; pero antes de
la boda, rechaza consumar el hecho.
Pequeñas Maniobras es
la historia de un inadaptado que no aspira a riquezas, a pesar de ser
inteligente; no quiere hijos; no compra automóvil, no tiene luna de miel. Es, de esas personas,
que se rehúsan a correr frenéticamente tras el dinero y la felicidad. Evitarlos,
la razón de su vida. “Todo bien chato, como corresponde a un
estratega de pequeñas maniobras”. (Piñera: 2011: 140)
“Soy el
soldado desconocido de unas pequeñas maniobras, cuyo escenario son las calles
de mi ciudad; su materia, mi sangre gota
a gota, y mi ideal, el deseo angustioso de pasar inadvertido. En consonancia se
bien que la historia no recogerá mi nombre. Ni siquiera caeré en el olvido.
¿Hice algo por ganarlo? Adelanto mi propio epitafio: Aquí, aún me sigo
escondiendo” (Piñera: 2011: 140)
Bibliografía
Piñera,
Virgilio (2011). Pequeñas maniobras,
Ediciones Unión, La Habana.
Así es la mayoría del cubano que vive hoy en Cuba, no le importa nada y vive sin ilusiones ni aspiraciones de ningún tipo.
ResponderEliminarTodo creador digno ha luchado contra la burocracia, traidores desde que fueron formados por la burguesía para minar, desde adentro, al regimen feudal. Los usan en el capitalismo para pisotear directamente al proletariado. Y en el Socialismo lo utilizan para desprestigiar el sistema y desunir a los dueños ded la sociedad, el proletariado.
ResponderEliminarEl es el tipico Zombie cubano
ResponderEliminar
ResponderEliminarLa maldita circunstancia del agua por todas partes
me obliga a sentarme en la mesa del café.
Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer
hubiera podido dormir a pierna suelta.
Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar
doce personas morían en un cuarto por compresión.
Cuando a la madrugada la pordiosera resbala en el agua
en el preciso momento en que se lava uno de sus pezones,
me acostumbro al hedor del puerto,
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche a noche,
al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
Una taza de café no puede alejar mi idea fija,
en otro tiempo yo vivía adánicamente.
¿Qué trajo la metamorfosis?
Fragmento del poema “La isla en peso”
Virgilio Piñera, La Habana 1943
La intransigencia del machismo criollo en contra de la homosexualidad trajo la pérdida de muchos valores artísticos, no lograron escapar a las purgas Castristas, muchos valiosos escritores terminaron su vida sin reconocimientos en el país, cuando algunos de ellos eran internacionalmente reconocidos, quizás, el más grande teatristas cubano conoció desde la operación “Las Tres P” lo que tendría que sufrir en su adorada isla por su condición de homosexual. Virgilio quien había vivido antes del año 59 muchas veces fuera de Cuba, no se fue con la revolución, siguió trabajando dentro de ella y para ella, a pesar de todo lo pasado. Gano el Premio de teatro Casa de Las Americas en 1968 con su obra “Dos viejos pánicos”, nunca la vio en las tablas, paradójicamente no fue estrenada hasta principio de los 90, cuando habían transcurrido más de diez años de su muerte ocurrida el 18 de octubre de 1979 en La Habana, cuando ya había tenido su “muerte civil” y había declarado ante Fidel,
-“Yo quiero decir que tengo mucho miedo. No sé por qué tengo ese miedo pero eso es todo lo que tengo que decir”-
Un día después de su muerte, cuando fue sepultado abruptamente sin esperar la hora anunciada del entierro, cuando la tenebrosa Seguridad del Estado irrespeto su cadáver insepulto, aún en capilla ardiente, invadió su domicilio llevándose los manuscritos, de su obra, encontrados en la casa y parte de la cual aún se desconoce, fue fatídico día para el arte y la libertad cubana