A la gallina no le quedó otra salida que renunciar a la libertad conquistada y someterse a los dictados de su primer rey. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Una de mis gallinas, aquí en Cuba, probó fortuna volando al patio más cercano; el rey la recibió a picotazos junto a sus cortesanas; no le quedó más remedio que abandonarse a la intemperie que cayó sobre ella de forma brutal.
Intentó refugiarse bajo el guardafangos de un viejo carro, pero allí llegó la turba y se ensañó nuevamente. Por un instante se resignó, como si recibir golpes fuera normal y resistirlo algo propio de una gallina que se atreve a volar de su patio.
Llegó el momento en que decidió trepar a un frondoso cafeto y hacer su vida allí, condicionándome a ponerle agua y alimentos a su alcance para que no muriera en aquel retiro obligado. Los reyes no la querían en sus territorios bajo ninguna circunstancia.
A la gallina no le quedó otra salida que renunciar a la libertad conquistada y someterse a los dictados de su primer rey, que en actitud prepotente, picoteó huevos de su nido, bebió yema y clara de cada uno de ellos y después tiró lejos los cascarones.
Desde el coliseo el resto de las gallinas aplaudieron ciegamente; nada mejor que un buen espectáculo para doblegar a las rebeldes que se atreven a salir del patio, sin pedir permiso a su majestad.
Interesante metáfora. Por seguro estoy que esa valiente gallina, no ha sido la primera, ni la última que su majestad y su turba han intentado doblegar. A pesar de todos los desarraigos, los golpes, los sinsabores, lo importante es que no se de por vencida, y que le llegue siempre ese rayo de esperanza, que no es la única que está en su situación, y que si junta sus esfuerzos con otras, será más fuerte y por seguro podrá, un poco mejor, hacer frente a ese rey y sus aliados ciegos. Valiente ella que decidió volar de su patio, y aventurarse en otros lares, buscando nuevos estilos. Para ella, y para todos los que como ella lo hacen, mi aplauso y mi reverencia desde la lejanía, porque no temen a alzar su vuelo. Saludos.
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