Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
“…se necesita abrir una campaña de ternura y de ciencia, y crear para ella un cuerpo, que no existe, de maestros misioneros”. (Martí, José: Maestros ambulantes). Así podría comenzarse un post para hablar de los tiempos nuevos en Cuba. La realidad nos dice que predomina la formalidad, la retórica banal y el culto infértil a la hora de acercarse a la inmensa obra de José Martí.
José Luis de la Tejera, presidente de honor de la Sociedad Cultural José Martí en Santiago, tiene algunas consideraciones, sobre la cura de ternura y amor, necesarias en la sociedad nuestra para proyectarnos al futuro, con hombres y mujeres de probada virtud.
“La realidad nos dice, que la obra del Maestro se estudia verticalmente a partir de imposiciones de generaciones mayores. Construir moldes para ser martianos ha propiciado el alejamiento de lo básico imprescindible. Necesitamos comunicar con más horizontalidad ese caudal de ternura que tienen los textos de Martí. No es un problema de citas fuera de contexto, sino, de aprehenderlo en su complejidad, liberado de formalidades y rutinas pedagógicas que lo mutilan”.
“Fue triste saber que el concurso Mi cita preferida de José Martí, hubo que dejarlo casi desierto, porque las obras presentadas por niños y jóvenes no tenían calidad. Dolorosamente, muy seleccionadas zonas de la obra del Apóstol, se repiten desde primaria hasta preuniversitario, sin crear motivaciones necesarias para alimentar el culto a su vida y obra,” sentenció De la Tejera.
Yo diría que esa devoción surgida desde que el Maestro estaba vivo, y que alcanza una estatura tremenda en la etapa republicana, de nuestra historia, corre el riesgo de perderse, porque han faltado en la enseñanza, verdaderos conocedores de su perfil heroico y creativo, y sobran los repetidores de eslóganes carentes de sentidos para las nuevas generaciones.
Saber que viejos martianos de Santiago, formados en el culto discipular, y otros no tan viejos, deciden cerrar filas para convertirse en los imprescindibles maestros misioneros que lleven su doctrina a hogares, escuelas y barrios, es un aliciente ante la crisis moral, que necesitamos a toda costa revertir, a partir de la formación de almas que dignifiquen a Cuba en el concierto de las naciones del planeta.
Reconocer a prestigiosas figuras que han mantenido vivo el imaginario oracular que ubica a Martí como contemporáneo imprescindible, a pesar de las desviaciones surgidas en el trayecto revolucionario, es una garantía esencial para que niños y jóvenes, aquí en Cuba, puedan hallarse a sí mismos en el goce la razón y entrar verdaderamente en el templo de la virtud.
Vivir este 17 de mayo, en la noche, el Encuentro de Generaciones, que conduce el poeta Reinier Rodríguez, como parte de la programación de acciones culturales de la Asociación Hermanos Saiz, aquí en Santiago, me permitió, en lo personal, escribir este post, que hoy mi Caracol de agua comparte con sus lectores del mundo.
Pero no quiero concluir, sin acudir a ese imaginario oracular que la mayoría de los cubanos veneramos, cuando considera necesario “…dejar a los espíritus su seductora forma propia; no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en aptitud de tomar por sí lo útil, sin ofuscarlas, ni empelerlas por una vía marcada: ¡He aquí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta!”. (Martí, José: El poema El Niágara)
Noel Pantoja: Hermano, te deseo muchas felicidades por el premio recibido. Creo que eres merecedor de ese y de muchos premios más por tu seriedad, dedicación, responsabilidad y profesionalismo. Transmítele mis felicitaciones también a nuestro amigo Jerez.
ResponderEliminarRosa Rosa: mis felictaciones
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