Ayer me tocó estar, aplaudir, saltar porque Fito cantó por casi tres horas en Córdoba. |
Por Rogelio Ramos.
Fito Páez fue el primer músico extranjero que cantó en la Plaza de la Revolución y le tocó el alma, el corazón, la sien a muchos nacionales que luego emprendieron viaje. Lo sé porque en casa teníamos la temible costumbre de destejer las canciones y en muchas encontrábamos los restos que desde el argentino caían sobre nuestros deseos, y lo escuchamos junto a Santi : Cable a Tierra, Para Bárbara. Y luego aterrizó Fito Páez, diría Vanito, y supimos que detrás de Fito vivían Charly, Spinetta y otros argentinos.
Pues ayer me tocó estar, aplaudir, saltar porque Fito cantó por casi tres horas en Córdoba , y presentó su nuevo disco ante un auditorio eufórico, que para mi sorpresa iba desde muchachas que apenas superan los 20, a calvos señores que con las manos en alto gritaban :¨ olé olé olé Fitoo, Fitooo¨.
El Flaco demoró casi largamente, o no, ya a las 10 de la noche arrancaba con sus clásicos y no pude otra cosa que estar de pie y gritar también si Fito me recordaba aquella canción que nos salvaba en los 90, o la otra de verso ardiente.
Dividió el concierto en tres bloques, el primero con aquellos temas memorables, temas de Tercer Mundo, El Amor Después del amor, luego se acercó al micrófono y habló de la necesidad de cosas nuevas. Entonces tocó completo su nuevo disco.
Antes de este concierto no me encontraba mucho en Yo te amo, ahora me convenció Fito, ya veremos si ha sido solo Euforia o terminaré diciéndome La la la, pero ciertamente el fonograma se dejó escuchar gustoso con mensajes que van al dolor argentino como Rosa Passos. Todo el disco es eso, una recurrencia al amor con textos simples, muy elementales a veces, y un nombrar al amor que vuelve siempre.
Fito se hace acompañar de una banda excelente y su espectáculo es un viaje sin aburrimiento, no puede uno sentirse solo, por la mucha gente y por como ese hombre sabe poner todo en escena. Hizo tres momentos, ya lo dije, luego de estrenar su disco en Córdoba volvió sobre añosos temas y la gente siguió con una felicidad que Fito parece rematar al irse del escenario, nadie se movía; nadie, más bien aplaudían, le gritaban: ¨ rompe el piano Flaco¨., ¨Canta Deseo¨. Le gritaba una muchacha y volvió Fito a escena y se entregó hasta que la noche no daba más.
Yo me fui feliz, lloré porque recordé a mi hermano que se fue de Cuba con Fito dentro, porque en los 90 cuando estudiaba inglés me salvaba Fito, porque ayer pude viajar desde Buenos Aires a Córdoba y escucharlo. No puedo decir otra cosa. Fito. Yo también te amo
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