Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Hace algún tiempo me rompo la cabeza pensando cómo construir desde Cuba un socialismo próspero y sustentable (defendible y sostenible) donde cada ser humano sea útil en lo que mejor sabe hacer; pero con toda honestidad, desfilan ante mí imágenes de enormes oficinas donde “economistas sagaces” trazan planes que no impactan la realidad y el plato de comida diario sigue sin aparecer en la mesa del cubano de a pie.
Me pregunto desde mi realidad cotidiana: ¿Llegará algún día ese socialismo próspero y sustentable? ¿Cuál es la fórmula para alcanzarlo? Por años acepté que había que sacrificarse para lograr un mañana dichoso donde nuestros hijos e hijas vivieran mejor; siempre los medios se encargaron de recordarnos que el futuro pertenecía por entero a eso que en algún momento llamamos Socialismo real, y todo el mundo sabe lo que pasó con él en la práctica.
La situación actual de la isla no es muy favorable, según encuesta realizada por Ariel Terrero a doce economistas: “magro crecimiento de la economía cubana en el primer semestre inquietó a la nación”, y en verdad nos inquieta, porque al menos teníamos la ilusión de ver una lucecita al final del túnel e imaginar que nuestros salarios se verían recompensados, pero nada de eso. Seguir inventando lo diario para llevarnos algo a la boca, sigue siendo el mea culpa del cubano. Con cierta frustración leemos: “Lo nuevo y lo añejo se mezclan en el paisaje cubano de hoy. Cambia la economía; cambia la sociedad. Pero todavía no se perciben, no se palpan, los beneficios más esperados, menos superficiales, de la reforma económica”. Hacen falta los beneficios esperados, la gente necesita que su dinero tenga valor, pero: “Las secuelas más graves de la crisis económica de los años 90 continúan fustigando al cubano día a día. Agricultura precaria, descapitalización industrial, precios tan altos como bajos los salarios, dualidad monetaria y cambiaria… la pirámide social invertida”.
Con esa carga de problemas materiales a cuestas, las personas se levantan todos los días a trabajar, pero carecen de motivaciones para ser eficientes. Todavía algunas mentes dogmáticas permanecen aferradas al buró y quieren desentenderse de una realidad que no se puede ignorar con retóricas triunfalistas ni esperanzas demagógicas. “Una cosa es el discurso y otra la vida real, - me dijo un viejo contador aferrado a sus lecciones de antaño-. “Hasta que la gente no vea el plato de comida cambiar, todo lo que se haga se queda en la macroeconomía y hace falta impactar lo micro, sobre todo ese grupo social llamado familia”.
Un doctor en ciencias pedagógicas, -martiano profundo por más señas-, señaló que “los servicios de salud y educación son necesarios, es verdad, nadie los niega, pero la gente tiene que volverse equilibrista en la cuerda floja de lo diario. ¿Cómo alimento a mis hijos?, ¿Cómo alimento a mis padres, ya ancianos? ¿Cómo alimento a mis familiares enfermos?, son las preguntas que se hacen en lo más íntimo de la vida millones de compatriotas”. Dice Terrero: “Décadas atrás, la confianza popular nacía apenas de la fe, alimentada por logros reales aunque incompletos: algún día la Revolución los completaría y llegaría la soñada prosperidad. Contradictoriamente, la incertidumbre era menor que hoy, cuando están mejor definidos la ruta y las pautas del nuevo modelo económico en construcción”.
El Presidente Raúl Castro en la sesión parlamentaria de julio de este año, precisó que: “El socialismo es un viaje hacia lo ignoto”. Quiero cerrar este post haciendo las mismas preguntas que Terrero propone a los economistas encuestados: “La marcha hacia un destino desconocido, pese a los Lineamientos que guían la Actualización del modelo económico cubano, desata preguntas y más preguntas. Faltan señales. Las insuficiencias de la comunicación pública multiplican las incógnitas. ¿Cómo es exactamente ese modelo? ¿Cuáles beneficios traerá? ¿Y cuáles problemas? ¿Cuándo llegará? ¿Qué pasará con mi cuenta del banco? ¿Qué hago con los pesos que tengo bajo la cama? ¿Bajarán los precios? ¿Subirán los salarios?
Eddy Gil: el socialismo "rospero y sustainable" no existe sin propiedad privada respetada. Lo unico que Cuba necesita es praticamente lo que teniamos antes del 1959 y enforzar las leyes honestamente.
ResponderEliminarTodo lo demas es basura para mantenerse en el poder indefinitamente. Cuento de caminos!!
Socialismo próspero y sustentable.
ResponderEliminarQuerido Arnoldo:
Todos los argumentos siguen partiendo de ver el Socialismo como un fin, y no como una etapa intermedia, así la cuestión se convierte en “El cuento de la buena pipa, o del nunca acabar”.
Siendo fiel a este principio: “LA REVOLUCIÓN ES ININTERRUMPIDA”, Marx destacó que la lucha del proletariado debe ser objetiva, y en cada momento luchar por alcanzar lo que cada momento histórico permite. Por ello, aclaró que la Nueva Sociedad; (la sin propiedad privada sobre los medios de producción, y sin explotación del hombre por el hombre, la negación de la negación del estado natural del hombre); tenía que irse construyendo por etapas, una primera, que le denominó Período de Tránsito del Capitalismo al Socialismo, una segunda, el Socialismo, y una tercera, el Comunismo, para en cada momento alcanzar lo que cada momento histórico concreto permite.
El primero que llevó esta concepción a la práctica especificó que ese Período de Tránsito del Capitalismo al Socialismo TENÍA que tener la forma de Capitalismo Monopolista de Estado, pero, de un Estado Proletario, estructurado de abajo hacia arriba, con un Parlamento Legislativo y Ejecutivo a la vez, con cargos revocables en cualquier momento, en dependencia de los resultados concretos de su trabajo.
Los fracasos que se han producido, la involución del mal llamado “socialismo real” de la Europa del Este, y los errores que ahora se reconocen y nos piden que rectifiquemos, demuestran que Marx y Lenin tiene la razón, no se puede hablar de sociedad socialista, si antes, no se ha creado la base técnico-material, y la educación necesaria de las masas para construirla.
No podemos “botar junto con el agua sucia al feto”, como alertó Engels, tenemos que tomar los más de 800 años de experiencias del Capitalismo, quitarle la explotación del hombre por el hombre de los burgueses, y las riquezas que se produzcan ingresarlas al fondo común del pueblo a través de su Banco Central, para que en verdad se haga una justa distribución de las ganancias según la capacidad, y la cantidad y la calidad del trabajo de cada cual.
Mientras eso no se haga, reitero, será como “El cuento de la buena pipa, o del nunca acabar”.
Edu Dobeson: esas cosas se construyen de abajo a arriba y en horizontal, y yo creo que poco a poco pueden, no tienen la lastra de los parásitos empresariales que padecemos los que buscamos hacer eso en los "paraisos capitalistas" imaginación y trabajo
ResponderEliminarArnoldo, en su crónica adelanta muchas preguntas y citas y expone las "calamidades" que nos acechan, pero no encuentro sugerencias suyas de cómo materializar ese "cambio" tan deseado; así tampoco habrá cambios; creo yo, y afirmo con ud: "las insuficiencias de la comunicación pública multiplican las incógnitas".
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