Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Especial para un Hada de Cristal.
Mi día sin el verde no es
normal. No es “La casa verde” de Mario Vargas Llosa, no, es el de Facebook, ese
que toca mis mañanas y me lleva a
conversaciones universales desde este punto de la geografía, que muy pocas personas conocen, a no ser mis
cercanos.
Su magia es inquietante, ver a tantos amigos y amigas ahí, conversando en tiempo real de lo humano, lo divino y las cosas de la insularidad amada y a veces díficil que habitamos, hace del verde un soplo de esperanza en el suceder cotidiano.
Pero esa esperanza se vuelve más real cuando sabes de un Hada de Cristal, que día por día acude a visitarte, escucha preocupaciones, dudas, una especie de Oráculo de Delfos, necesario en tiempos donde las nuevas tecnologías parecen dominarlo todo.
Es imposible no sentirse celebridad, aunque sea para una sola persona; ella siempre está ahí, espera, nos arropa en su palabra, incluso despierta sublimes sentimientos con cada gesto on line.
Los días son imposibles sin compartir audios, videos, fotos y textos, en pocas palabras, postear nuestro mundo. El verde es la señal incendiaria.
El árbol no es posible sin ese agujero con una calefacción dulce, que nos contagia hasta desbordarnos en la noche insular.
Mi día sin el verde y el Hada de cristal no es normal, nunca mis días serán normales, si ellos no están.
Su magia es inquietante, ver a tantos amigos y amigas ahí, conversando en tiempo real de lo humano, lo divino y las cosas de la insularidad amada y a veces díficil que habitamos, hace del verde un soplo de esperanza en el suceder cotidiano.
Pero esa esperanza se vuelve más real cuando sabes de un Hada de Cristal, que día por día acude a visitarte, escucha preocupaciones, dudas, una especie de Oráculo de Delfos, necesario en tiempos donde las nuevas tecnologías parecen dominarlo todo.
Es imposible no sentirse celebridad, aunque sea para una sola persona; ella siempre está ahí, espera, nos arropa en su palabra, incluso despierta sublimes sentimientos con cada gesto on line.
Los días son imposibles sin compartir audios, videos, fotos y textos, en pocas palabras, postear nuestro mundo. El verde es la señal incendiaria.
El árbol no es posible sin ese agujero con una calefacción dulce, que nos contagia hasta desbordarnos en la noche insular.
Mi día sin el verde y el Hada de cristal no es normal, nunca mis días serán normales, si ellos no están.
Mireya Leyva: ARNOLDO FELICIDADES POR TANTA BELLEZA EN LO QUE ESCRIBES. NOSOTROS SOMOS PARA TI ESE ANGEL DE CRISTAL PERO TU PARA NOSOTROS TAMBIEN ERES UN ANGEL QUE DIOS NOS ENVIO PARA QUE DIA A DIA TENGAMOS UN AMANECER FELIZ CON TUS BELLOS TRABAJOS
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