Una fotografía restaurada a color del Che. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Cuba está inmersa en un proceso de cambios profundos, no
son un barniz para simular el desgaste que por más de cincuenta años funciona
con un mismo motor, varias veces golpeado por el tiempo y los permanentes
asedios. Se trata, sobre todas las cosas, de retomar el camino de un socialismo
a lo Guevara. Por eso quiero llamar la atención sobre el momento que recoge el actuar del Che
Guevara como líder paradigmático. El mismo comprende desde 1959 hasta 1964 y lo
tiene como principal artífice de un pensar y hacer propio, sujeto a las
vivencias de la construcción del proyecto que vive.
Guevara lee toda la papelería disponible de Marx, Engels,
Lenin, proceso que le permite desarrollar una conciencia crítica ante los manuales
estalinistas que limitan el rumbo propio.(1) Comprende que el “Socialismo real”
tiene máscaras que es necesario quitar. Su visita a la Unión Soviética, en esos años,
termina de conformar esa visión y vaticina una caída estrepitosa, por la crisis
profunda de los valores sobre los que descansa ese sistema. Comprende que no
debe copiarse de un proyecto carcomido en sus principales esencias, lleno de
formalidades, donde las masas son vistas como cuestión de estadísticas y no
como protagonistas críticos en la construcción del modelo.
Al regresar a Cuba, advierte sobre lo que ha visto y genera
una polémica de fondo, poco valorada por sus contemporáneos, incapaces de tomar
distancia del, hasta ese momento, único experimento objetivo sobre el camino al
socialismo. Señala hacia el factor subjetivo como dinamizador principal de la
transición. La movilización de las capacidades del hombre debe tener
motivaciones profundas en su conciencia, para que participe creativamente en
los cambios y transformaciones gestados.
En cuanto al rumbo económico, desde un primer momento,
complejiza cada acción que lleva adelante en las diferentes tareas que le
impone el proceso. Crea tres revistas para polemizar sobre el conjunto de
preocupaciones presentes en la transición, llega a tocar cuestiones claves al
decir: “El socialismo económico sin la
moral comunista no me interesa. Luchamos
contra la miseria, pero al mismo tiempo contra la alienación (…) si el comunismo
descuida los hechos de la conciencia puede ser un método de repartición, pero
deja de ser una moral revolucionaria”.(2)
Según el ensayista Fernando Martínez Heredia: “…transición
significa que el capitalismo está presente de mil modos: hay que tenerlo en
cuenta para superarlo, y se debe utilizar
todo logro obtenido bajo el capitalismo que sea conveniente y factible”. (3)
Hacer posible una verdadera transición cultural hacia el
socialismo implica, según Guevara, transformaciones de la individualidad en el
plano psicológico, por ello señala: “Para cambiar de manera de pensar hay que sufrir
profundos cambios interiores y asistir a profundos cambios exteriores, sobre
todo sociales”. (4)
Martínez Heredia es puntual al enjuiciar esta fecunda etapa
al afirmar: “El Che fue muy lejos: su conducta
rigurosamente acorde con sus ideas, el tipo de relaciones que
promovía entre las prácticas políticas y
la actividad teórica y doctrinaria, el contenido de pensamiento social y su
concepción del papel de las prácticas al interior de la producción teórica,
resultaron cuatro rasgos antitéticos al llamado socialismo real”.(5)
Por lo dicho hasta aquí, todo revolucionario crítico de
estos tiempos se hace varias interrogantes: ¿Por qué fue ignorado el
pensamiento económico y cultural del Che, luego de su muerte? ¿Por qué se
perdió la capacidad de polemizar hacia afuera y hacia adentro que tanto usó en
la solución de los problemas de fondo del pensamiento socialista? Guevara decía
algo un tanto olvidado por el funcionarismo ideológico: “Opinión que haya que
destruirla a palos es opinión que nos lleva ventaja a nosotros…No es
posible destruir las opiniones a palos y precisamente es lo que mata todo el desarrollo, el
desarrollo libre de la inteligencia”.(6) Sus apreciaciones del socialismo real
lo convirtieron en un incómodo centinela que debía ser postergado: ¿por qué
permitimos sucediera algo así?
El carácter abierto
de su posición teórica y práctica pudiera ser referente indispensable en
la actualización del modelo cubano. No
olvidar un criterio puntual expresado en El
socialismo y el hombre en Cuba: “…el Estado se equivoca a veces. Cuando una
de esas equivocaciones se produce, se nota una
disminución el entusiasmo colectivo por efectos de una disminución
cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se
paraliza hasta quedar reducido a
magnitudes insignificantes; es el
instante de rectificar”.(7)
Referencias bibliográficas y notas
1. Ver de Ernesto Guevara: Apuntes críticos de la economía
política, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012. P.7-52.
2. Citado en Fernando Martínez Heredia: Las ideas y la
batalla del Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, p. 83.
3. Fernando Martínez Heredia: Las ideas y la batalla del
Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, p. 288.
4. Citado en Fernando Martínez Heredia: Las ideas y la
batalla del Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, p. 285
5. Fernando Martínez Heredia: Las ideas y la batalla del
Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, p. 283.
6. Citado en Fernando Martínez Heredia: Las ideas y la
batalla del Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012, p.178.
7 . Ernesto Guevara: El socialismo y el hombre en Cuba,
Casa Editora Abril, La Habana,
2015, p. 24.
8. Ernesto Guevara:
Apuntes críticos a la economía política,
Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 2012, p. 322.
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