martes, 14 de marzo de 2017

Una buena carnada para los que buscan en Internet




Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Una mañana cualquiera conversé profundamente con un buen amigo sobre periodismo ciudadano hiperlocal, audiencias locales, globales y posicionamiento de la blogosfera en la agenda pública mediática. Muy ingenuo, argumentó un criterio de medida para darse valor como bloguero: “yo prefiero 300 seguidores de calidad en mi página y no audiencias masivas que no trasciendan lo anecdótico”. 

Mi amigo olvidó algo razonable, primero las audiencias hay que buscarlas, atraerlas, seducirlas, luego negociar los procesos de retroalimentación y entonces, solo entonces, estarás en condiciones de colocar filtros y definir si tienes una audiencia de calidad o no.

Su propósito era sorprendente, no llegaba todavía a las diez mil visitas dirigidas a su blog y decía que conseguiría trescientos seguidores de calidad. ¿Cómo lo hará si su perfil está centrado en la promoción artística literaria y quiere hacer también periodismo ciudadano hiperlocal?

Considero que usar criterios analógicos sobre calidad para evaluar audiencias es algo propio de la web 1.0, donde el emisor se cree con todo derecho a decidir el mensaje y quiere unos lectores consumidores pasivos de información. Mi pana olvida que existen aplicaciones para evaluarnos en la red, por ejemplo los  blogs que te indexen porque consideran creíble  tus narrativas y eso eleva tu PageRank; o el blog pasa a formar parte de un repositorio de nuevas fuentes para los medios de comunicación de masas por su prestigio y credibilidad, o sencillamente las audiencias siguen a la persona que está detrás del blog porque es más creíble que esos "medios tradicionales". Ganar esto último requiere tiempo, inteligencia y sobre todas las cosas, conocer los gustos e intereses de esas audiencias, no defraudarlas imponiéndoles el mensaje, cuando ellas mismas son el mensaje también; entonces aquí cabe la fórmula “todos somos el mensaje y hagamos del blog un puente para expresarnos”.   

La realidad de los tiempos debe hacernos abrir los ojos, pues cada persona con un perfil en Facebook, Twitter, un blog, u otras redes sociales, se siente una celebridad mediática  para sus seguidores. Ya la celebridad no es algo propio de las mega-productoras de imágenes televisivas que se consumen pasivamente desde casa; ahora las redes nos hacen creer que lo somos e intentamos visualizarnos así ante los comunidades on line de las que somos parte, o las que pretendemos habitar.

Entonces, solo me resta decirle a mi buen amigo, que reconsidere esa fórmula de la calidad volcada de lo analógico a lo digital;  pues lo verdaderamente importante es que las audiencias funcionan por criterios de lealtad y eso se construye sin menospreciar a nadie, porque el acceso a Internet  nos iguala y nos da el derecho a elegir qué consumimos y por qué lo buscamos. Valga entonces el acierto de Pablo Picasso: “Yo no busco, yo encuentro”;  a esa búsqueda del usuario, hay que servirle con lucidez una buena carnada.

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