Daniel Edmundo Chavarría Bastélica
|
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Siempre
que he estado en alguna biblioteca o librería,
he sentido curiosidad por ver qué leen los más jóvenes. Lo mismo una
muchacha de dorados cabellos, que un apolíneo de musculoso torso. Parecían zombis cuando hablaban, pues todos pedían lo
mismo. Entusiasmado por aquello, indagué con bibliotecarias y libreras y la
sorpresa fue mayor. “Lo buscan como al mismísimo reguetón”, dijo una señora de
tes oscura, tras unos espejuelos bifocales. En mis recorridos por escuelas
secundarias, de bachillerato y universitarias, la misma pasión, o yo diría
tremendo desborde. Veía pasar de mano en mano unos librillos y me preguntaba
qué hacer como escritor para ser leído como pan caliente y sabroso, acabadito
de sacar del horno. Fui hasta una chica melancólica y me interesé por lo que tenía ante sus ojos: “Aquel año en Madrid. Es una delicia,
tiene todo lo que vale para engancharte hasta la última página”. Seguí hasta
uno de los dormitorios y allí andaba de mano en mano “Príapos”; pregunté a uno
“¿Macho, qué es eso que leen? Y me respondió, lo mejor mano, no se puede perder
el tiempo leyendo basura. Chavarría es un Caballón, de esos que uno quiere hasta
imitar, porque compadre, leerlo es sentir a las palabras salirnos por los poros;
uno se pone eufórico. Para nosotros –hablaba por un grupillo en torno a la
conversación-, es el mejor escritor cubano”. Seguí mi camino y una amiga, autora
de cuentos sórdidos, ahora vive en
Brasil, aunque es de Baire, me dijo: “Arnoldiño, no puedes dejar de leerte El rojo en la pluma del loro; para mí, afirmó con una seriedad enorme, es
uno de los mejores libros de Daniel”. Luego habló del resto de su
literatura; sus guiones para el cine, en
fin el hombre cultísimo que llegó a finales de la década del 60 del siglo XX a
Cuba y tenía un altísimo humor que lo
hacía tan cubano como los mismos cubanos, a pesar de su nacionalidad uruguaya. Luego
supe de bueno tinta que según los métodos de control de lo que se lee en
bibliotecas cubanas, Daniel Chavarría es el autor más leído por la gente de
esta isla; “vaya suerte, -me dijo uno de
los mayores poetas de mi pueblo-; pero hace concesiones al lector para
embrujarlo, truca mucho y eso no va conmigo”; incómodo riposté, “seguro te
encantaría que tus libros se leyeran así”, ahhhhh compadre, -me dijo-,
recuerdas nuestras discusiones por la obra de Dan Brown; Chavarría es ese
personaje para los cubanos, tiene maña para sacarle plata a los lectores y por eso vende tanto.
Hasta se llama igual, Daniel”. Pero eso no está mal, precisé casi molesto,
entonces me dijo: “Allá ustedes los que leen libros menores”. El tiempo me
convenció de algo: “El rojo en la pluma del loro”, “Príapos”, “El ojo de
Cíbeles” y “Aquel año en Madrid”, son libros vitales, a ellos volveré una y
otra vez porque me produce un placer enorme leerlos, quizás me sucede como a
los muchachos de las escuelas, aunque sin ser absoluto. Chava compadre, te
quedaste para siempre en los jóvenes, donde quiera que estés seguirás siendo un
“Caballón”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d