Por Arnoldo Fernández V
Soy el hombre que odia los apagones, el calor, los mosquitos, el hambre. Todos somos el mismo hombre, aunque otros hombres tengan vendas en las orejas, la boca y los ojos.
Soy el hombre que se levanta oscuro, toma café e imagina el color de la felicidad. Creo que a todos los hombres les sucede igual que a mí, excepto a los de las vendas.
Soy el hombre que tenía la certeza de que nunca más volvería a vivir otro período especial, yo creo que a todos los hombres les pasó igual, excepto a los de las vendas.
Los de las vendas son felices tapando verdades que asoman por los tantos salideros del tanque.
La decencia y las vendas van por el mismo camino, pero se excluyen, no pueden tolerarse, sobre todo si los hombres vendados hacen y deshacen con sus varitas mágicas que todo lo pueden y lo consiguen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d