Por Arnoldo Fernández Verdecia.
El día que eché al ciberespacio mi Caracol de agua, 25 de agosto de 2006, tenía un miedo abismal. Durante los primeros años de navegación mantuve casi en secreto su existencia; lo sabían muy contados amigos.
Por ese miedo al sistema, casi enfermizo, en un pueblo pequeño como Contramaestre, escondí mi nombre tras un seudónimo. Por tres años conseguí mantenerlo en el anonimato.
Con el paso del tiempo el miedo creció, pues sobre mí acechaba el fatalismo ideológico de que en pueblos chiquitos, el infierno es mayor.
Un viejo amigo lo llamó granada sin espoleta, por eso de que en Contramaestre las palabras estallan en cualquier momento y te hacen añicos.
El Caracol navegó golfos y océanos virtuales. Narré el día a día del terruño.
Una tarde se apareció en casa un señor de piel muy negra y me dijo:
¿Cómo haces para que no te crucifiquen?
Le respondí:
Contar el Contramaestre que vivo a diario.
Sonrió y dijo:
No llegarás lejos. Sino entras por el aro te romperán el alma.
Aquel individuo tuvo razón. El día que Caracol dejó de ser un secreto, vinieron muchas tormentas ideológicas con ganas de mandarme al fondo del ciberespacio. Ante mí, un dilema: ¿cerrarlo o seguir a contracorriente? Aposté por mantenerlo actualizado.
Me citaron a varios análisis. Los funcionarios eran muy claros en sus amenazas: ¿o publicas lo que queremos o tienes que cerrarlo? No claudiqué, entonces algunos personajillos se unieron, me acorralaron, sembraron calumnias; no me quedó otra opción que liberarme de aquel yugo, buscar la estrella que ilumina y mata.
Recuerdo aquel 25 de agosto de 2006, los traumas psicológicos vividos de aquella fecha a hoy, la angustia de quedarme sólo ante los defensores del pensamiento único; sentirme crucificado ante los ojos de mi pueblo, un condenado sin derecho a defensa alguna.
Gracias a Dios me saqué el miedo del espíritu; escribo lo que mi conciencia cree. De lo publicado no me retracto de nada; mi vida es mi mejor defensa.
¡Dieciséis años Caracol de agua! Gracias por enseñarme la verdad; y sobre todo a ser consecuente con sus lecciones.
Felicidades por sus 16 años de ese caracol de agua, en los cuales te convertiste en cronista de la vida cotidiana de los contramaestrenses, gracias por desafiar las adversidades y seguir a delante.
ResponderEliminarAún cuando no compartiera algunos de los artículos, cuando lo consideré di mis criterios, pero respetando los tuyos. Feliz cumpleaños Caracol.
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