“Ahora sí nos chivamos. En Cubase pararon los relojes”. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Ante la
cercanía del huracán Sandy, fui hasta una de las panaderías del lugar donde
vivo, aquí en Contramaestre. Había dos largas colas para comprar: una de
mujeres y otra de hombres. Disputaban sobre la cantidad que debía venderse.
Apelaron a su
condición de miembros de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y de la Federación de
Mujeres Cubanas (FMC), para exigir a la administración de la entidad, trato
justo en tiempos anormales, como el que se vivía, víspera del ciclón. Hablaron de igualdad, igualitarismo, hicieron
cálculos, mencionaron lineamientos económicos y sociales del VI Congreso.
En medio de la
confrontación, salió un individuo del local con una jaba repleta de panes. La
ira desató palabras. Comentarios llovieron. La administradora, gorda de voz
gruesa dijo que a ella le interesaba vender y no importaban cifras ni a quien. “Es
uno de mis trabajadores, puede llevarse los panes que quiera”, señaló. Respuestas
llegaron enseguida. “Todos los días lo hace. Con el salario no puede comprar
esa cantidad”, dijo una viejecilla rebelde. El debate creció en intensidad. “Léase
bien los lineamientos Señora, entonces comprenderá mejor nuestro proceder”,
sentenció la directivo, en actitud de prepotencia que arrancó chiflidos a la
muchedumbre.
La viejecilla
habló de su hoja de servicios a la Patria, de que esta
es una Revolución hecha por los humildes y para los humildes. No podía obrarse
así. La administradora nuevamente cargó
sobre ella. “A mí no me interesa su opinión, lo nuestro, es vender”.
La anciana
narró su vivencia reciente en una placita estatal. Hizo cola para comprar puré
de tomate a $15, pero enseguida se acabó. Dos cajas estaban a la vista. “¿Y
esas para quiénes son?”, interrogó. “Para los trabajadores”, respondió el
administrador, sentado tras una mesa donde hacía cálculos sobre las ventas
realizadas.
Las
experiencias sufridas durante el día, por aquella venerable anciana, determinaron
su valoración final de los últimos cambios: “Ahora sí nos chivamos. En Cuba se pararon los relojes”. Acudía a una metáfora tecnológica para describir
el mundo que duele hondo a un pueblo que no ha perdido la fe, pero sueña darle
cuerda al tiempo.
Mi hermano:
ResponderEliminarAdemás de las malas actitudes de los "macetas", y el descontrol en esos momentos especiales, existe otras cuestiones, que analicé en otros sitios, y que te pego:
Mi hermano:
Sabemos que en eso de la solidaridad, en casos especiales somos un ejemplo… ¡PERO!… Te voy a pegar lo que le respondí a Vincenzo Basile en su sitio italiano:
Vincenzo, y los otros que debaten lo acontecido con este ciclón “Sandy”, Es MUY JUSTO condolernos por las víctimas y sus familiares, es lo humano, cristiano y revolucionario… ¡PERO!, (a pesar de estar fuera de Cuba, hace un poco más de un año, enfrentando problemas familiares gravísimos, al extremo de tener, en estos momentos, a mi única hija en peligro de morir) TENGO que tener en cuenta, que por lo legislado por la Defensa Civil de Cuba, esos muertos no debieron suceder, ni el grueso de los daños ocurridos. ¡Son muchos los años de experiencia enfrentando situaciones, incluso peores, todo está NORMADO Y PREVISTAS las medidas a aplicar establecidas para cada posible caso, y los recursos asignados. Lo se porque he actuado en esas situaciones, desde las posiciones de cuadro de los Pioneros, la UJC, el Partido, las FAR y del Estado.
Me impactó esos 11 muertos en Cuba… En ese resultado TIENE QUE EXISTIR INCUMPLIMIENTO DE DEBERES ESTABLECIDOS POR LA DEFENSA CIVIL, ¡Dime tú!, y cito, “Muertos por la pared del vecino que les cayó encima”; “por el árbol gigante que destruyó su vivienda”, etc. Cosas previstas, y regulado lo que había que hacer para evitarlo, ya que no se habían dado los materiales para repararlos… La poda de árboles está DETERMINADO OBLIGATORIAMENTE.
Es innegable ese mal que venimos arrastrando desde 1959: el que se dificultó el que la gente adquiriera los materiales necesarios para darle mantenimiento a sus viviendas, (como era lo normal antes de que triunfáramos, la podías comprar en la Ferretería del barrio), que si necesitabas una loseta, y la media libra de mezcla para ponerla, o el tornillo que se cayó, para reponerlo, etc. O el cuartico de pintura, para evitar la pudrición, corrosión, o filtración, etc. ¡En fin!, el permitirle a la gente que salvara lo poco que tenía, eso influyó también sobremanera.
Sí son cosas que tiene que ver con decisiones, con cuestiones organizativas, con asuntos de ACTITUDES de individuos, INDIVIDUOS con potestades que no sienten en carne propia esas urgencias perentorias.
¡Sí hay que ventilar responsabilidades INDIVIDUALES!, y aplicar lo establecido en la Ley sobre la Responsabilidad Material de los hechos, y que paguen los irresponsables, que eso no es atacar al sistema, sino, protegerlo.
Bendiciones A TODOS.
Alexis.
P.D.: Acaban de llamarme, e informarme que mi única hija está mejorando.
¡DIOS NOS AMPARE!
Se demuestra cuanto olvidan algunos la solidaridad que debe caracterizarnos a los cubanos. Nada de control para que todos se llevaran un poco del producto en venta a casa, a los administradores de los sitios mencionados les importa cumplir el plan económico, pero... El pueblo queda complacido, esa es la pregunta que hay que hacerse.
ResponderEliminarEs hora de que en Contramaestre se acaben estas deficiencias en la gastronomía estatal, que al fin y al cabo lo único que hace es desmeritar el trabajo de un colectivo y alejar, en muchas ocasiones a los clientes, entonces, para quién trabajan, ó es que por que no existan otros lugares, debemos resignarnos a ser maltratados.