martes, 22 de octubre de 2013

Habrá más Revolución cuando haya menos hipocresía


Con el deseo de que el destino de Cuba lo construyamos todos, desde la institución estatal o desde el cimarronaje.

Por Eduard Encina

El domingo mientras regresaba a Baire, el pueblo donde vivo en el oriente cubano, casi el barrio entero me felicitaba por haber cumplido la misión de representar a los jóvenes de mi tierra en el II Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Digo a los jóvenes de mi tierra y no solamente a los jóvenes artistas, pues la organización hace tiempo ha trascendido la mera relación creador-espectador y es, posiblemente, el ejemplo más elocuente de fe y participación popular y alternativa en la isla.

Es así, la gente cree en lo que ve y no en lo que le cuentan. Ese fue uno de los puntos que puse a reflexión en el Congreso, pero al parecer solo dejaron “ver” (a los que estaban siguiendo la transmisión diferida del Plenario) un fragmento de mi intervención. Al salir hoy en la mañana para el trabajo, el mismo barrio me abrazó orgulloso de que yo reconociera el linaje mambí del que procedo, y además, le dijera al mundo (pues se comunicaron conmigo desde dos países), que allí hay gente humilde que piensa y resiste.

Sin embargo, confundidos, preguntaban por qué el joven escritor villaclareño Idiel García al comenzar su brillante intervención, necesitó decir que apoyaba en absoluto mis planteamientos, y luego, Leslie Salgado, quien le sucedió en el uso de la palabra, expresaba (con todo derecho) que ella también los aceptaba “en parte, - obviamente – otras no”. Por su puesto que no entendieron el “obviamente”, y tal confusión en su cabeza no encontraría un razonamiento lógico ¿Acaso la joven estaría en contra de de que la AHS (yo lo acababa de decir) tuviera una incidencia decisiva en el enriquecimiento de la calidad de vida, a través de la acción cultural en comunidades y pueblos bien adentro de la isla?. Como los medios no poseen la facultad de falsear la noticia, al parecer, no desperdician el momento para omitir información. Simplemente “editaron” mis palabras.

De todas maneras, me gustaría aclarar. La alusión de la joven periodista “obviamente”, respondía a algo que los televidentes no “vieron”, es decir: ni oyeron en la TV. Imagino que Leslie ahora entienda por qué me refería, sin la más mínima intención de ofenderla, a que buena parte del periodismo cubano carecía de valentía política, y estaba en manos nuestras el asumir la tarea del “intelectual periodista”, de honda tradición en la isla desde Martí, Padura, hasta Ella misma. No dije nada del otro mundo, nada en beneficio propio, nada que avergonzara a los revolucionarios, y mucho menos a los jóvenes congresistas, y eso la edición Dominical del periódico Juventud Rebelde desde una breve versión de mi alocución, lo demuestra.

Dije que era importante mirar en profundidad a esos espacios alejados de los centros de poder cultural, donde la vida nocturna es precaria, crece el alcoholismo y la violencia, que había que romper, dije, con el estigma del miedo y la hipocresía, dejando entrever que los jóvenes no solo necesitamos que nos digan que confían en nosotros y que el relevo está asegurado, sino que eso había que convertirlo en una realidad concreta, desatando la cultura del diálogo, pero también de la acción.

Dije además, que había que borrar la frasecita sospechosa y bastante usada por el burocratismo, al acusarnos de “hacerle el juego al enemigo”, cada vez que nos expresamos de manera crítica. El enemigo está en nosotros, lo llevamos dentro, solo que a los camaleónicos les conviene alimentarlo y a otros no nos da la gana de darle cabida. Abogué por la importancia de reconstruir la nación cubana, no solo para los que vivimos dentro de la isla, sino la “nación virtual”, desde las nuevas tecnologías e Internet, para que el mundo perciba que estamos vivos y también para mostrar hasta dónde participamos y entendemos nuestro proyecto social.

Que era vergonzoso, dije, ver cómo desde nuestros propios hoteles la disidencia hace la guerra mediática con solo pagar unos dólares, y de un solo plumazo construye una imagen distorsionada de nuestra vida y nuestra cultura, y nosotros aquí, “la confianza del futuro”, esperando, con el pensamiento revuelto en la sangre, porque en el fondo estamos destinados a no ser confiables.

Lo dije con responsabilidad, con humildad y respeto, con orgullo de haber sido miembro de la AHS, y con el deseo de que el destino de Cuba lo construyamos todos, desde la institución estatal o desde el cimarronaje.

 Fuente:  Cimarronzuelo Oriental.

1 comentario:

  1. Alexis Mario Cánovas Fabelo

    Mi hermano: Fue muy digna esa intervención en el Congreso de la AHS... Se debe hacer en toda tribuna donde se defiendan principios. Nuestro Héroe Nacional demostró esta máxima: "LA PALABRA SE HIZO PARA DECIR LA VERDAD, NO PARA ENCUBRIRLA" Las formas más eficientes de explotar la capacidad de la empatía de las personas son las manifestaciones artísticas, porque en sus estructuraciones de los mensajes, utilizan situaciones dramáticas, estructuras silogísticas y apelaciones directas y subliminales que tocan los resortes de las actitudes de los espectadores, mucho más si son obras que explotan la participación activa del público. Lenin profundizó en este tema en su obra “León Tolstoi espejo de la revolución rusa”, demostrando que cuando un creador interpreta honestamente el momento que le tocó vivir, actúa sobre este de forma movilizativa para mejorar esa realidad. Solo a la burocracia le estorba la labor crítica desde el arte, a los políticos revolucionarios les ayuda, porque detecta aquellos aspectos de la conciencia cotidiana en los que tiene que profundizar su labor educativa y transformadora, y porque saca a la luz los defectos que las generalizaciones de los informes no contempla, tergiversan, obvían, u ocultan. Hubo un dirigente soviético que dijo muy acertadamente: “Los informes adolecen de la rara virtud de ir limando las asperezas a medida que suben de nivel.” Recuerdo que Fidel nos exigió en Palabras a los Intelectuales, más o menos así, (estoy muy lejos de mi biblioteca) “Ustedes son testigos excepcionales de este momento histórico, refléjenlo con veracidad” y seguido dijo: “No nos teman a nosotros, teman a las generaciones futuras, teman a la posteridad.” Nuestros enemigos manipulan malévolamente su frase: “Dentro de la revolución todo, contra la revolución nada”, siendo en verdad un sano llamado a hacer arte de vanguardia, porque hacer un arte que rompe las reglas establecidas por el mercado, es hacer un arte dentro de la revolución en el pensamiento y la creación humana, hacer algo fuera de esa direccionalidad de “indisciplina creadora”, es mero copismo de lo que da negocio, es ser contrarrevolucionario, aunque no instigue a poner una bomba, porque es peor, promueve el estancamiento espiritual, y el inmovilismo social. Si se es observador, comprobarán que todo lo enormemente revolucionario lo hicieron jóvenes que ahora admiramos como lumbreras de la cultura universal. ¡NO SEAMOS SINFLICTIVOS!

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