martes, 21 de enero de 2014

Hacer una casa en Cuba es tan difícil como ir al cosmos (I)

El primer bloque de mi casa.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Luego de marcar, hacer el cimiento, fundir dados, zapata y poner el primer bloque, un amigo dijo “Te hiciste hombre”. Con aquella frase bautizaba el problema más duro que tiene que enfrentar una familia de profesionales en Cuba: “Construir un hogar a partir de esfuerzos propios”. Registré el acontecimiento con algunas imágenes. La cubanía volvió en palabras de mi tío: “Tírate fotos ahora que estás joven, porque, cuando termines, serás un veterano”. 

Disponer de materiales para iniciar fue la primera agonía sufrida; el precio carísimo y al comparar mi salario con la cantidad de bloques($5M.N cada uno),  cemento($100 M.N por bolsa), cabillas($12 M.N el metro) , rajones ($60 M.N el metro), arena($200 el metro) , relleno($30 M.N el metro), clavos, gravilla ($200 M.N el metro), puzles ($500 M.N por unidad), tejas de fibro ($105 M.N por teja), ganchos, polvo de piedra,  aditamentos para las instalaciones eléctrica y sanitaria que necesitaba; casi pongo el grito en el cielo y me niego a la necesidad marxista de “tener una vivienda digna”.

Tenía ahorros acumulados gracias a la economía de guardar mensualmente mi salario completo; y  “luchando” el diario para comer, vestir, calzar y comprar medicinas en caso de enfermedad. Con ese dinerito inicié el camino. Busqué a la arquitecta de la comunidad y encargué un diseño; en breve tiempo lo hizo, me costó $250 (M.N).

Comprar los materiales fue un reto, pues tuve que hacer largas colas en el mercado estatal, madrugadas, discusiones, tocar puertas conocidas, en fin, con esas contingencias asegurar lo necesario y empezar la verdadera carrera de graduación del hombre en Cuba: HACER UNA CASA POR ESFUERZO PROPIO.

Luego  apareció la segunda agonía, pagar la mano de obra, que en honor a la verdad, es más cara que los propios materiales. Me informé oportunamente con un amigo sobre el tema. No podía negociar sin saber el terreno que pisaba, así supe que acá en oriente un dado vale $100(M.N),  que el metro de zapata, columna, cerramento cuestan $25 (M.N), que cada bloque puesto tiene un precio de $5 (M.N), montar una puerta  con todo lo indispensable no menos de $200 (M.N), en el caso de las persianas $100 (M.N) por cada una. Poner el techo de $200 a $300 (M.N). Al hacer cuentas de todo lo necesario pasaba los $12 mil (M.N).

Compartí las cuentas sacadas y la cabeza empezó a dolerme, pues no era fácil lo que me esperaba, pero decidí echar “palante” como se dice por acá; alguien me había advertido que pagara por obra terminada y no por obra total, que ajustara cada cosa que se hiciera y avanzara con esa filosofía según el dinero acumulado.

Llegó la hora de la verdad y fui a ver a personas que se dedicaban al trabajo que necesitaba; al discutir el ajuste  con arreglo a lo que hicieran, no logré ponerme de acuerdo  con la mayoría de ellos; pedían además del pago: desayuno, merienda, almuerzo y agua fría permanente como una obligación. No es un secreto que el precio de los alimentos en Cuba es carísimo, así que alimentar a un albañil y su ayudante asusta el bolsillo. Logré ponerme de acuerdo con uno, pero el día señalado para arrancar no vino. Fui hasta su casa a buscarlo y el hombre se había ido a pescar. No quedó otra salida que “esperar, esperar, a mí que me desespera” como dice la canción del trovador cubano Erik Sánchez.

El sábado apareció un buen amigo, graduado de Historia como yo, pero con una vida llena de exabruptos desde trabajar como ayudante de albañil, hasta habilitarse en ese difícil oficio; no faltó en su aprendizaje, la carpintería. Me dijo, haré tu casa y luego nos arreglamos, por el dinero no debes preocuparte, usted demostró, en tiempos de crisis, ser una buena persona y mantenerse incorruptible en las cuestiones del carácter. Llegó el momento de evidenciar el valor de su amistad. Me dio un largo abrazo y cantamos nuestra canción generacional: “Qué saben Lenin y Lincon del amor…..”


Imaginé que haríamos poco, pero mi amigo trabajó duro, fundió dados, hizo la zapata y levantó cuatro paredes hasta el cerramento, lo hicimos en dos largas jornadas, trabajando, incluso durante la noche. 

Los vecinos del barrio jaraneaban y no podían creer que yo olvidara mis problemas de salud y trabajara como ayudante de albañil sin importarme nada, sólo avanzar, avanzar y al menos creer que faltaba poco para terminar.

Con la alimentación no las arreglamos bien, no faltó el plato fuerte, la merienda, y el cariño.
Mi amigo confesó interioridades del mundo de la construcción, lo que significa hacer ajustes y trabajar por dinero. A uno le interesa ganar, no importa como sea, lo que interesa es la plata. Hacer la casa de un hermano da una paz tremenda; es un compromiso moral edificarla bien y ahorrar los materiales, precisó.

En sólo tres días se notó el cambio, pero el dinero desapareció y necesitaba comprar diez bolsas de  cemento ($Mil M.N), tres puertas ($2250 M.N),  dos persianas doble ($1500 M.N) y 50 metros de mosaicos ($300 M.N). Aquí pongo punto final, por ahora, pues no dispongo de esa cantidad. Alguien sugirió pedir un préstamo al banco para poder comprarlos; creo que tendré que acogerme a esa variante si pretendo tener casa como Dios manda.  En un próximo post contaré el final de esta historia.

8 comentarios:

  1. Hola!! tu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs y por mi parte te pediría un enlace hacia mi web y asi beneficiamos ambos blogs con mas visitas.

    me respondes a emitacat@gmail.com

    besoss!! ^_^
    Emilia

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  2. Miguel Ponce: Mi amigo, eso es así también aquí en República Dominicana y cualquier lugar del mundo. El pobre solo logra una casita modesta con mucho sacrificio, lo importante es vivir con dignidad.

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  3. Luisa Rimblas: asi es, comparto el criterio de Ponce.

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  4. Marian Fernandez Borges: ñõ hermanito tristemente es asi, pero felicidades tendras tu propia casita,espero poder visitarte.besitos.

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  5. Marcos Jesús: Arnoldo... BIENVENIDO a la 'tira comica'... que se levanter el 'telon', jejejeje... Arnoldo, me da gusto saber que ya estas, y segues vivo, que es lo mas importante... Y que tu Bonita familia tambien tambien lo este... Empezamos pues... Gracias Arnoldo... Siga su camino, no deje camino por vereda... 'Escuchen a los abuelos' dice Papa... Gracias hermano...

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  6. Noralvis Boloy: Hola Arnoldo, te recomiendo te consigas una buena concha y vivas dentro de ella, así te mudas para donde quieras sin pagar el solar, es más fácil que hacer la casa, jajaja. Un abrazo y suerte en el intento, yo llevo varios años en esa tarea.

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  7. Benigno Rodríguez: Una casa construirla tiene un costo minimo de 60 mil pesos, a precio de adquirir los materiales en la red del comercio que los situa libre demanda, y con el sueldo de Arnoldo, calculen cuando termina su casa

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  8. EddyGil.
    Dice "Miguel Ponce: Mi amigo, eso es así también aquí en República Dominicana y cualquier lugar del mundo. El pobre solo logra una casita modesta con mucho sacrificio, lo importante es vivir con dignidad." Eso sucedera en Sto Domingo que es otro pais tercermundista ja ja. Pregunta, esa casita aguantara los fuertes ciclones o aguaceros?

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