Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Vía Facebook conversé con una muchacha que se fue a probar suerte en Calabria. Al ver sus fotos, me quedé sorprendido, era una Afrodita de pies a cabeza. Me dijo que en su pueblo natal, todo el mundo la conocía, sobre todo por las peripecias exhibidas al manejar el tour, -nadie como yo chirrea gomas en Contramaestre-. Esa fue su carta de presentación. Le respondí que no soy de los que viven obsesionados con el chirrido de las gomas, me interesa apreciar una escultura de mujer -como la tuya- y disfrutar el placer que pueda darme. Por respuesta, una sonrisa. Luego volvió a la carga y preguntó por el caballito jefe, -todo el mundo lo conoce-, dijo. No tenía respuesta. Argumenté mis razones, pero seguía enfrascada en las figuras relacionadas con el tránsito de su pueblo –mi pueblo también-; hablé de mi trabajo, amigos cercanos, pero la muchacha, en un cambio tremendo, señaló –extraño a Cuba-. Sus palabras dieron pie a una invitación. Mi Caracol de agua es una ventana que puedes abrir para encontrarte con el cotidiano de vida de tu gente. Siguió el enlace, buscó fotos mías, se interesó por la edad, en fin, lo necesario para saber el terreno que pisaba. Luego expresó algo estremecedor: A Cuba la extraño tanto, creo que me iré a vivir otra vez a ese verde caimán. Ahora es posible regresar, así que pronto estaré por allá. Lo bueno es que saldré cuando quiera, nadie puede impedírmelo. La muchacha contó esta historia para Caracol de agua, pero temía a sus faltas de ortografía en el chat; son tantas, dijo, que nadie querrá leerla. No te preocupes, de limpiarla me encargo yo. Cerré los ojos y la vi en Calabria, sola, trabajando de camarera, lejos de su madre sorda muda. Aprecié su cuerpo mojado por las aguas del Tirreno y el Jónico. Imaginé los vinos catados por sus deliciosos labios. Sentí envidia sana de su aventura italiana, tenía la historia del Imperio Romano a sus pies y quizás ni lo sabía; en su cabeza aleteaba la hermosa idea de volver a su Cuba añorada.
Eso es lo que se siente cuando se vive lejos de Cuba un deseo inmenso por regresar Quien diga lo contrario no sabe lo que dice y esta mintiendo
ResponderEliminarEs la añoranza q sienten muchos cuando los años pesan y el corazón se estruja recordando todo lo que quedó atras. Saludos desde el oasisdeisa
ResponderEliminarLucy Roma: Por supuesto q quiero regresar ,pero cuando pueda gritar lo q pienso si miedo a q me den golpes como a las damas de blanco.
ResponderEliminarEddy Gil: arno estas revoleteando como una ave sin rumbo y te vas a volver loco si ya no lo estas. Lo bueno es cojer un rumbo y estaras mentalmente tranquilo
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