Así anda el cubano de a pie, envuelto en tela blanca, poniéndole velas a los santos para atraer lo bueno y al menos creer que es posible un mundo mejor... |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Ser cubano de a pie es reiterar las mismas cosas día por día; no tener sueños porque alguien los roba. Montar camiones peseros que viajan la isla de un extremo a otro y sentir el cuerpo desmadejado ante tanto gentío encima. Al llegar al destino, saberse agotado, pero sacar un extra y seguir, seguir, porque si algo lo define es la resistencia, sin una alta dosis de ella, no habría podido resistir las crisis, los cantos mesiánicos que nunca llegaron; el vuelo rasante del águila.
Ser cubano de a pie es tomar cada mañana café mezclado con chícharos, creer que sabe bien; estar listo para ver la cafetera explotar y cuidar la cabeza para no ser llevada al abismo de los tiempos. Pagar $30 o $40 por una libra en granos, luego buscar alguien que lo tueste, entonces, sólo entonces, encontrará el punto medio entre lo dulce y lo amargo para decir: “Café de verdad”.
Ser cubano de a pie es cenar carne de cerdo como ración fuerte, -nunca la de res-, peligroso hablar de ella, caen muchos años encima y no es fácil vivir tras una reja y más como están los tiempos. Es mejor imaginar que una vez había mucha tela roja, esa que reconforta el estómago y nos hace eructar como dioses homéricos. Hoy Alí Babá hace llegar mensajes, pone jarros ante las puertas de las casas, pero el miedo está ahí; Babá juega a alar la soga y muchas veces no se sabe porque, pero aparecen uniformados y él huye, o mejor, alguien se encarga de decirle el camino de la salvación.
Ser cubano de a pie es beber pociones mágicas para realizarse en lo cotidiano. No es emborracharse, -dice alguien-, es tener una razón para empinar el codo y al menos ilusionarse con los amigos, jugar dominó, coroto, fumarse un cigarro y darle gracias a Dios por estar vivo. Es abrazar a la mujer de la casa, decirle te amo, aunque suene cursi al oído patriarcal en el que está educado.
Ser cubano de a pie es guardar unos pesos fuertes para comprar el paquete de la semana, ver las telenovelas nunca pasadas por la TV nacional, las pelis más actuales, seriales, Casos cerrados, noticias encapsuladas de los grandes medios del mundo; sentarse ante el televisor de casa y conectar el DVD; ahí mismo iniciar el sueño, la mujer no se levanta del balance, la hija tampoco, el esposo ni se lo imaginen, todos caen sedientos por los mensajes de la industria cultural del ocio, ¿qué ocio?, dice un crítico; y una vieja le responde: el que me gané con la jubilación, ese nadie puede quitármelo, ok.
Así anda el cubano de a pie; envuelto en tela blanca; poniéndole velas a los santos para atraer lo bueno y al menos creer que es posible un mundo mejor, antes de llegar a esa inmensa casa, pintada de blanco, donde residirá eternamente y a la que nadie le gusta ir, por el enorme silencio que se respira allí. El horario de visitas es regulado. La gente vive muy cerca, aunque en la noche todos se funden en una luz milagrosa que hace pensar la fiesta que se están dando ellos mismos. Aquí hay de todo, -dice una de las almas-, nada está normado, siento que he vuelto a nacer, a pesar de estar muerto hace más de diez años.
EddyGil:
ResponderEliminarArno volviste a descubrir el "agua tibia" una pregunta que tipo de cubano eres? el de apie o que? Gracias.
Gil, claro tu nombre lo dice todo, tu actitud conformista es la sumicion total a eso que te impusieron y a pesar de tener la bota rompiendote el hosico, agradeces y pides mas presion por el que te impone pero disfruta de las carencias que padeces y defiendes estupido de mierda
ResponderEliminarMia respetos, admiracion y mi gran amor a tus escritos, Dios te bendiga . La vida de por si es dura porque es una eterna lucha pero cuando se ven resultados se hace mas placentera esa lucha, les deceo lo major de esta vida desde el fondo de mi alma .Un abrazo mi amigo y un fuerte aplauso, me quito el sombrero
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