Por José Millet*
...la acción se piensa en términos de acción. André Malraux
El estado de la cultura de un
pueblo no lo da lo poco con que se conforma, sino la situación del hombre en el
sitio preciso donde vive, más los valores que presiden su comportamiento. Se
respeta la vejez y recibe el debido trato? Entonces: hay cultura¡¡¡ Se protege
la niñez y los niños viven dignamente? Hay cultura¡¡¡. La mujer vive en
igualdad, a la par que el hombre? Entonces hay cultura¡¡¡ Puede el individuo
expresarse libre y plenamente? Entonces hay cultura¡¡ Se defienden los pueblos
originarios, sus costumbres y lugares sagrados? Entonces hay cultura¡¡¡ No se
mide al hombre por el color de la piel ni por el país de donde es originario?
Hay que hablar de cultura¡¡¡ Se conservan los archivos y bibliotecas, como
centros de estudios y de promoción de la lectura y de la importancia de los
documentos y de los libros para conservar la memoria colectiva? Entonces sí hay
cultura¡¡¡¡La Cultura es el Hombre: el vivir en dignidad en la comunidad donde
nació, creció y tiene las condiciones para morir sin tener que emigrar a ningún
otro sitio.
La Humanidad más Humana: he
ahí la cultura, que se empieza a construir en la familia sanguínea en que se
nació, se fortalece en el barrio en convivencia solidaria con los vecinos y se
termina de desarrollar en la sociedad donde se participa en democracia e
igualdad con el resto de los ciudadanos, sin distinción de raza, ni
discriminación de género, creencia religiosa ni puntos de vista
filosóficos y políticos. Cultura se reduce a dos palabras: Honor y Respeto. La
falta de ética en la familia y en el barrio conduce a la sociedad violenta; la
falta de respeto a la condición humana, a la impunidad en todos los ámbitos de
la vida en sociedad.
Libertad para elegir donde
vivir y condiciones para vivir dignamente. Creo que estos deben ser los dos
temas cabeza de cualquier cónclave de artistas, organizadores de la cultura y
entes gubernamentales y de la sociedad civil: la transferencia del poder a la
familia y a las comunidades organizadas. Poder es cultura. Ética y valores que
todos aceptan y respetan sin que tenga que haber un policía, un fiscal, un juez,
ni una cárcel para hacer que se cumpla. Eso, hasta donde me alcanza lo
estudiado y mi experiencia, se alcanzó en algunas sociedades como la griega
antigua, con su ágora para discutir los asuntos públicos, pero era un ágora
sólo para hombres de la clase aristocrática; hubo intentos de lograrlos en
otras sociedades modernas, como los famosos falansterios y las Utopías, que
inspiraron a pensadores, filósofos y luchadores sociales. La ciudad de
Dios...en fin, ideales del hombre con su fe y sus ilusiones de trasladar el
reino divino al Reino de César, aunque las dos sociedades están regidas por
leyes absolutamente diferentes...
Pero todo ha quedado a nivel
de la Utopía: sin lugar concreto en la cristalización efectiva y eficaz. Por
tanto, no nos queda más remedio que concentrarnos en alcanzar los valores
esenciales aquí expresados: alcanzar el Honor y el Respeto a la condición
humana, requisito sine qua non para toda sociedad libre y democrática. Cultura
es sustento de la independencia y la soberanía de una nación, que perdura
cuando hay plenitud de Vida y Espíritu.
* Escritor y etnólogo cubano residente en Venezuela, editor del Atlas Etnográfico del Estado Falcón.
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