Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
En noches sucesivas, durante esta
semana, nos visitan apagones en horarios picos, como dicen los expertos en el
tema electricidad, aquí en Contramaestre, Oriente de Cuba. El caos reina en los
hogares, las familias no saben qué hacer, algunos sacan viejos fogones de luz
brillante, otros acuden al carbón, la mayoría empieza a pensar en leña seca.
La gente se tira a la calle, hablan alto, tanto, que pueden oírse lejos. Vaticinan probables causas. Una mujer dice que los tendidos no están en buen estado; un señor informa, desde una pose muy seria, están reparando las líneas; una viejita riposta, mentira, es el sobre-consumo, por eso la quitan. Un joven que ha regresado de un curso en La Habana dice que allá si no la tumban, porque la gente no aguanta como nosotros los orientales.
En un hogar una enferma postrada llama a sus parientes, tiene hambre, no entiende por qué algo vital se ha ido. Sus palabras desbordan el momento, atacan a los seres queridos, pero la resignación está en todos; no pueden hacer otra cosa que esperar, aunque hacerlo desespera tremendamente.
Mujeres hablan en un portal de la telenovela, que si Olavo es bueno o malo, pero tremendo hombre, un galán, muy bueno en la cama, por eso puede mantener a su putica Bedel y a otras. Una dice que Antenor es un caballero, tiene dinero, es el hombre con que toda mujer decente sueña casarse.
Así anda la gente, hablan poco de los Juegos Centro Americanos, pudiera decirse no está en la agenda informativa del apagón. Los peloteros cubanos en Grandes Ligas son los más cotizados, dice un viejo de barba rala; Antonio Pacheco debe estar en el Salón de la Fama junto a Kindelán y los otros, señala Rafael. Lando habla de la tenista de Baire que puso pies sobre mojado y escapó de la delegación; en este punto, la gente se suelta y cada uno presenta su mejor valoración del asunto. Algunos la justifican por la forma en que vivía en su pueblo natal; otros la llaman malagradecida.
Yo, anónimo hombre de la historia, sigo cada agenda del apagón, todas tienen su encanto; desatan las pasiones de nuestra gente. Conocer un pueblo de verdad, pudiera decirse, pasa por las tendencias de opinión construidas allí. Los dirigentes debieran caminar los pueblos oscuros disfrazados de personajes ocasionales, entonces conocerían la verdad de las cosas y podrían gobernar mejor en el Oriente de Cuba.
La gente se tira a la calle, hablan alto, tanto, que pueden oírse lejos. Vaticinan probables causas. Una mujer dice que los tendidos no están en buen estado; un señor informa, desde una pose muy seria, están reparando las líneas; una viejita riposta, mentira, es el sobre-consumo, por eso la quitan. Un joven que ha regresado de un curso en La Habana dice que allá si no la tumban, porque la gente no aguanta como nosotros los orientales.
En un hogar una enferma postrada llama a sus parientes, tiene hambre, no entiende por qué algo vital se ha ido. Sus palabras desbordan el momento, atacan a los seres queridos, pero la resignación está en todos; no pueden hacer otra cosa que esperar, aunque hacerlo desespera tremendamente.
Mujeres hablan en un portal de la telenovela, que si Olavo es bueno o malo, pero tremendo hombre, un galán, muy bueno en la cama, por eso puede mantener a su putica Bedel y a otras. Una dice que Antenor es un caballero, tiene dinero, es el hombre con que toda mujer decente sueña casarse.
Así anda la gente, hablan poco de los Juegos Centro Americanos, pudiera decirse no está en la agenda informativa del apagón. Los peloteros cubanos en Grandes Ligas son los más cotizados, dice un viejo de barba rala; Antonio Pacheco debe estar en el Salón de la Fama junto a Kindelán y los otros, señala Rafael. Lando habla de la tenista de Baire que puso pies sobre mojado y escapó de la delegación; en este punto, la gente se suelta y cada uno presenta su mejor valoración del asunto. Algunos la justifican por la forma en que vivía en su pueblo natal; otros la llaman malagradecida.
Yo, anónimo hombre de la historia, sigo cada agenda del apagón, todas tienen su encanto; desatan las pasiones de nuestra gente. Conocer un pueblo de verdad, pudiera decirse, pasa por las tendencias de opinión construidas allí. Los dirigentes debieran caminar los pueblos oscuros disfrazados de personajes ocasionales, entonces conocerían la verdad de las cosas y podrían gobernar mejor en el Oriente de Cuba.
y si, no entiendo como los dirigentes pueden hacer caso omiso a las opiniones del pueblo, desde que aprendieron a Justificarse nada ha tenido calidad, cómo pueden quitar la corriente eléctrica en la noches cuándo saben que todos dependen de ello para todo? me imagino que los trabajadores de la empresa siguen cobrando sus divisas sin falta.....
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