lunes, 29 de diciembre de 2014

Para leer Bloguerías Cuba Adentro



Por Eduard Encina (Escritor y Promotor cultural)

El escenario en que participa el intelectual en la actualidad ha cambiado. En la Cuba de hoy la realidad nos supera, trasciende la precariedad del yo individual y nos sitúa ante la necesidad de construir cimientos para un ánimo coral, pero diverso, de participación moral en medio del desfasaje humanístico y tecnológico que impide un “nuevo nacimiento de la mente”.

Los espacios de participación social en los que se ve involucrado el cubano no son los mismos, ni es la misma necesariamente la mirada que construye el poder, que la mirada que construye la sociedad al no verse representada con todos sus matices en los principales medios de comunicación. La sociedad ”real” se configura desde aspiraciones y triunfalismos y no desde las contradicciones y la diferencia.

Es en este marco donde me complazco en leer la brevedad de estos post que aparecen compilados en Bloguerías Cuba Adentro, y que fueron apareciendo en el blog “Caracol de Agua” de Arnoldo Fernández. En estos textos se adopta una actitud de resistencia ante el vacío que ha ido sembrando buena parte del periodismo cubano agotado en el discurso monotemático y el cacareo oficial, más que en su responsabilidad ciudadana y con la nación, sedimentando la idea perniciosa de la existencia de “intelectuales de oído”, sin ninguna eticidad hacia la esfera pública, cuando más para establecer aquel diálogo entre sordos que Arturo Arango ilumina en una de sus reincidencias. ¿Cuál es la actitud del intelectual ante esa realidad?, quizás la alternativa que Fernández nos muestra desde estas páginas.

Reconstruir lo cubano en sus espacios más íntimos, desde el origen, una sensibilidad, y no desde un sensiblería; proponer una lectura de la cotidianidad desde la experiencia y la participación, decidiendo conservar a toda costa una axiología en los momentos más dramáticos, convulsos y confusos de la historia nacional, parece la más clara intención del que escribe, que reconforma y propone una lectura de esos contenidos con una amplitud de aristas y matices, esa lectura que según Harold Bloom “nos prepara para el cambio”.

Es un error estar de espalda hoy a las nuevas tecnologías e internet. Se necesita cambiar las dinámicas de lectura y las dinámicas de la información. Es imprescindible propiciar la producción de contenidos desde las nuevas tecnologías, que se resisten cada vez más a las demarcaciones geográficas o la unilateralidad de la noticia. Bloguerías Cuba Adentro se vuelve un canal de diálogo con la realidad desde otra perspectiva, sin intención panfletaria o esnobista, sino desde el compromiso del día a día. De solo leer textos donde el propio escritor derrumba los límites que él mismo ha creado, al poseer los mismos una trascendencia de lecturas que se disparan más allá de lo que expresan las palabras, en textos como Esos son los bueyes que tenemos donde introduce una metáfora pecuaria para señalar algunas realidades de la Cuba profunda, o también “Odiarse o tomar el camino del mar” con reflexiones descarnadas, sinceras y conflictivas:

“…La construcción de la utopía ha implicado un largo desgaste espiritual. La imaginación comienza a fallar. El paraíso anunciado por el Mesías rojo no llegó; ahora parece desentenderse de la mayoría silenciosa. El odio toma posición ante el posible fracaso y extiende su reino a aquellos que entregaron su juventud a la obra. Con la mayoría de edad, muchos comprenden tardíamente que perdieron sus mejores años. La realidad los ignora y una tierra idealizada se hace pedazos. Tienen ante sí el dilema de morir por un sueño, o esfumarse por el mundo y empezar desde cero. Si ninguna de las dos alternativas entra en su selección, no le queda más remedio que odiarse a sí mismos u odiar a aquellos que tomaron el camino del mar”.

O en aquellos que van los mitos de la sexualidad, del ser nacional introduciendo preguntas como ¿Cuál es el manager que más se parece a los cubanos? o develando rarezas y visiones campesinas: ¿Sirenas en Cuba? 

“…Cuentan los abuelos  que en las aguas  del Encanto, oriente de Cuba,  viven sirenas que durante la mañana o al atardecer salen a la orilla a peinar sus cabellos al sol, muchas veces sorprendidas por la mirada de campesinos ingenuos que no han podido permanecer en el sitio y huyen despavoridos”.
Ir a lo más sencillo, a lo más humano para explicar la realidad cubana de hoy, y hacerlo con belleza de lenguaje y contundencia espiritual es uno de los valores nos saltan en el paladar de solo ojear las páginas de Bloguerías Cuba Adentro. Definitivamente esta obra nos sitúa ante una nueva posición del intelectual periodista, que no pide la palabra, sino que la toma y la hecha a rodar por el mundo, porque son las palabras lo único que le pertenece. Todo ha cambiado y hay que decidir qué somos ¿El pararrayos de los dioses que preconizó Darío? ¿El ideal mallarmeano encargado de darle el sentido más puro a las palabras de la tribu? ¿La oscura cabeza negadora piñeriana? ¿Seres marginales y conflictivos a lo Guillermo Vidal? ¿Parias repartidos en dos islas: la isla flotante y la isla dispersa? ¿O los seres mesiánicos martianos dados a la escritura como servicio?

Así se abre ante nosotros en plena navidad esta primera entrega de Caracol, ojalá no solo encuentre lectores, sino promotores de su lectura en el ciberespacio.

Eduard Encina, Baire 25-29 de diciembre y 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Aviso a los lectores de Caracol de agua

Este blog admite juicios diferentes, discrepancias, pero no insultos y ofensas personales, ni comentarios anónimos. Revise su comentario antes de ponerlo, comparta su identidad y debatiremos eternamente sobre lo que usted desee. Los comentarios son propiedad de quien los envió. No somos responsables éticos por su contenido.