Encuentro de Generaciones sirvió a los presentes, para pensarse en la actual sociedad cubana y comprender los enormes desafíos morales que están por delante. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Este
jueves se produjo en la sede de la Universidad Pedagógica Frank País, aquí en
Contramaestre, Oriente de Cuba, el Encuentro de Generaciones que promueve la
Sociedad Cultural José Martí, como parte del programa de acciones
socioculturales que lleva adelante en toda la geografía insular.
La
cita tuvo varios invitados, entre los que se encontraban maestros y
combatientes internacionalistas en
Angola; los mismos narraron vivencias asociadas a aquellos memorables años,
cruciales para su formación humanista.
Rigoberto
López contó anécdotas asociadas a los tres años que estuvo con la
FAPLA, el hecho de vivir la guerra en carne propia y los miedos y desafíos que
debió vencer ante un suceso de esa magnitud. Al terminar, colocó una interrogante sobre la mesa: ¿Cuál
es el Granma, la Sierra y el Girón de los jóvenes de hoy?
Luego
el doctor en ciencias, Luis Enrique Jerez, habló de la necesidad de educar en
valores a los jóvenes; señaló la cura de silencio para encontrar caminos de
bien y no extraviarnos en el futuro de los tiempos. “José Martí es una brújula
que no debemos ignorar para ir hacia la luz”, precisó.
Arnoldo
Fernández dijo que reinan tiempos de oscuridad, y hay que construir
alternativas para pasar entre las
sombras y salir moralmente sanos. “Por
eso los jóvenes deben desarrollar la capacidad de asociarse según sus
intereses: clubes de cine cubano, cine universal, martianos, literatura, danza,
teatro, y todo aquello que ayude al espíritu a fortalecerse en la diversidad”.
Los
maestros en formación, como se le llama a los estudiantes de magisterio,
hablaron de las profundas desmotivaciones por una carrera tan noble. Incluso
señalaron que no son los tiempos de Girón, donde ser maestro era algo importante, “ahora nadie
quiere serlo, por eso nos marginan en nuestras relaciones como jóvenes”, señaló
una muchacha con mucha pasión. “Yo
escogí la carrera de educadora por
convicción, porque me gusta enseñar y nadie me va a cambiar”.
Otra
habló de las complejidades de la era actual, donde ser sano moralmente equivale
a ser ignorado por los compañeros de
generación, enfocados en vestir ropas de marca, tener celulares inteligentes a
mano, en fin, donde tener, equivale a
ser, por tanto el conocimiento es subvalorado y los que lo cultivan son
considerados personas sin futuro.
El
Encuentro de Generaciones sirvió a los presentes, para pensarse en la actual
sociedad cubana y comprender los enormes desafíos morales que están por
delante, para atravesar las sombras del presente y ser ciudadanos cívicos y
defensores de la Patria, en cualquier momento de la vida presente y
futura.
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