sábado, 17 de octubre de 2015

Conversación con un sacerdote católico mexicano sobre la Cuba de hoy



Por Arnoldo Fernández Verdecia.   

Camino a casa, luego de un taller de educación popular sobre “Identidad y nacionalidad en la Cuba de hoy”, me encontré por azar del destino con un sacerdote católico mexicano;  alguien previamente le habló de mí, así que ya tenía noticias de la devoción hacia José Martí que animaba mis actos públicos y privados.

Hablamos corto. Yo traía razones poderosas del Taller. Eslóganes estériles han secuestrado el conocimiento y la mayoría de los adolescentes y jóvenes los repiten una y otra vez; cuando les pides esencias no pueden ilustrarlas, porque sencillamente no saben; y lo peor, nadie les ha enseñado cómo llegar a ellas.

El sacerdote habló de Félix Varela y Morales, su sabia en la construcción del pensar propio, nacido de las necesidades de los cubanos; yo riposté con el Obispo de Espada, figura tutelar que hizo posible hombres como el creador del “Habanero”. Por esos caminos andamos. Disfrutamos la búsqueda del razonamiento lúcido para entender el mundo y poder trasformarlo con sentido de justicia.

Vinieron las demostraciones. Llamó a unos muchachos de la parroquia cercana, conversó animadamente con ellos. Me presentó.  Entonces ocurrió la evidencia. “Verá usted amigo. ¿Quién es el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada?” Todos a coro respondieron: “José Martí”. El sacerdote interrogó nuevamente: “¿Por qué?”  A coro dijeron: “no estuvo físicamente, pero sus ideas motivaron a Fidel Castro y a los moncadistas a hacerlas realidad.” “Ahora viene el momento clave”, dijo: “¿Cuáles ideas?” Callejón sin salida, frases hechas, consignas de ocasión, pero ninguno a ciencia cierta sabía nada sobre el pensamiento de José Martí que había inspirado a aquellos jóvenes el 26 de julio de 1953.

Nos miramos detenidamente, yo traía esas certezas del Taller de la mañana; él las tenía de sus feligreses. ¿Qué hacer entonces para retomar el camino de la lucidez y poner a cubanos y cubanas a la altura de su tiempo en términos de cultura e historia? Con esas interrogantes pactamos un segundo intercambio. Yo ofrezco el camino de la Sociedad Cultural José Martí, los clubes  que dan vida a la misma; él, una Comisión de Historia, Cultura e Identidad, para traer de regreso a Félix Varela y Morales; darle una contemporaneidad necesaria. Con toda honestidad, no lo veo mal, Varela y Martí de la mano, pueden ayudar a edificar el hombre necesario en la Cuba actual; pero hace falta tirar a tierra muchas manquedades limitadoras para hacer el recorrido posible. 

1 comentario:

  1. Julio César Rosales: Acabo de leerlo Arnoldo, mis hijitos tienen 6 y 11 años y yo amo tanto los libros, que creo que son el único objeto digno de ser coleccionado. Y comienzo por decirte esto porque a mi ver, la falta de una cultura en los idearios de los próceres, al menos elemental, como la tienen algunos, es la manera "encumbrada", aburrida, pocas veces entusiasta y siempre impuesta en que a los jóvenes se les han lo de ellos. Yo estoy muy lejos de conocer profundamente sobre algo, pero alegra mi espíritu el que me sienta atraído las veinticuatro horas del día por cualquier obra humana o natural. Así lo mismo paso una hora entera escuchando a un poeta brasilero hablar, que me maravillo con la elaboración de artesanías o me sorprendo leyendo sobre el cine negro norteamericano o simplemente le pregunto cosas a un viejito. Quisiera que al menos mis hijos lleguen a tener esa curiosidad por todo lo que pueda ser interesante, no por las cosas rebuscadas y teóricas, mas si por lo útil, creo que ese es el modo de llegar a los libros, donde esta todo eso que nuestros jóvenes precisan saber, no para que sean pedantes y presumidos de saber de memoria estrofas y fechas, pero si para que sepan valorar la envergadura actual, en la sociedad e incluso en sus vidas personales, de las ideas de esos, fríamente llamados "personajes históricos". Eso es lo que quisiera que sucediera con mis hijos y con los jóvenes de Cuba.

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