Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
A Pily, por esta historia.
En
la parte vieja del cementerio de Maffo puede verse, sobre una de las tumbas, un
angelito en una pose ingenua que llama la atención de los que llegan hasta allí.
Ha sido restaurado varias veces por sus propietarios: ¿Por qué lo han
hecho? ¿Qué historia invisible tiene
el mismo?
Pues
en la tumba está enterrado el matrimonio de José Pantoja Garcés y Leonor del
Toro Pérez. En vida tuvieron siete hijos:
Pepe, Zoila, Leonarda, Armandito, Romarico, Noris y José Luis.
Lo
más importante para José y Leonor era la familia, a ella consagraron la vida
entera y por eso ganaron el amor y la veneración de hijos, familiares y amigos.
Según
Milagro Vega Pantoja, por iniciativa de los hijos se encargó el angelito a un
artesano y se colocó sobre la tumba de los amados padres. Fue la forma más hermosa que encontraron de
venerarlos.
Algo
muy interesante que quizás muchos no sepan, es que a José Pantoja Garcés lo
mató un rayo cuando arreglaba la chimenea de una panadería en Contramaestre. La
muerte se llevó a Pepe cuando estaba en pleno goce de la vida y en perfectas
condiciones de salud.
Lo
curioso es que el angelito ha tenido que ser restaurado en varias ocasiones
porque ha sido impactado por dos rayos, al igual que la primera persona en ser
enterrada en el lugar. Es como si la naturaleza quisiera recordarnos una y otra
vez la historia de la muerte de José Pantoja.
La
familia Pantoja del Toro se empeña en cuidar el angelito; lo hace con recursos
propios, para seguir honrando la memoria de sus padres, en especial la de José.
Con sus alas desplegadas sigue ahí, a la vista de todos, como celoso guardián
que protege la memoria de un
matrimonio que puso por encima de todo
el amor a los hijos, al trabajo, a Maffo y a Contramaestre.
Gracias amigo por hacer vivir un recuerdo de una de las familias de Maffo
ResponderEliminarCierto todo lo k has dicho ,no sé si el sepoltirero vive todavía se llama venicno y vive cerca del cementerio
ResponderEliminarInteresante esa historia. Me alegro aprenderla por ti .
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