viernes, 2 de junio de 2017

El poeta de los suburbios en Baire



Onel Pérez Izaguirre (Onelito).
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com  

Dicen las mujeres hermosas que los escritores son unos tipos muy raros, pues viven una especie de ensoñación de la que no pueden liberarse; en otras palabras, nunca han sido felices.  En apoyo de esta convicción femenina, acude alguien como Pascal, según él,  los seres  felices no escriben, porque no tienen vocación para hacerlo.  

La felicidad y los placeres de la vida no son campo fértil para la  poesía. El joven de Baire, Onel Pérez Izaguirre (Onelito),  es un raro,  envuelto en un cuerpo menudo, miradas extraviadas; parece en verdad un resucitado del reino de los versos;  alguien que ha tomado la palabra como cincel y con ella ha salido a la sociedad a labrarse un destino.  

Sus inquietudes lo han convertido en alguien atento al dolor, quizás movido por la frase emblemática de Schopenhauer  de considerar la existencia humana regida por este axioma. Su poema mayor es todo un himno; parte de un título minimalista, “Fosa común”, donde con una brevedad asombrosa, pero estremecedora, asoma un mundo terrible, que bien puede ser el de cualquier persona que experimenta el desarraigo familiar;  o sencillamente un reino simbólico, donde la felicidad no tiene espacio.

Una vez escribí sobre Onelito; lo llamé el poeta de los suburbios, atrapado en una triangulación maldita de carácter laberíntico, que va de una fosa vertiendo a la calle, una cloaca  tupida, a un campo de borrachos llamado Barrio de los chinos, Canta Rana, El canal, o sencillamente, el Barrio de las heces.  

De ese mundo precario, duro, surgieron los versos de Onelito, ahí nació “Fosa común”,  cuaderno de poemas que recientemente acaba de ganar el Premio Primavera en Ciego de Ávila y constituye un reconocimiento a la obra de este joven bardo, que estoy convencido será nuestro Reinaldo Arenas del futuro y ocupará un lugar prominente en el reino lírico oriental y cubano.

Con la lectura del poema “Fosa común”, cerramos nuestra ventana de hoy, en Caracol de agua,  a Onel Pérez Izaguirre, el poeta de los suburbios en Baire:


Fosa común 

Crecí sin padre,

como un perro al que le sale

sangre de la boca.

Nadie siente ese dolor,

sino el poeta cuando preguntan

si existe el padre.

Les digo que no,

la poesía no abandona.

Es la culpa quien regresa

y descarga los sesos de mi padre

en la basura.

Me detengo.

Embarrarse las manos

no sirve de nada.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡DIOS MÍO!!!
    Que realidad dolorosa... ¿Dónde está la protección a la familia, la base de la sociedad?
    Hay que cuidar ese talento, y apoyarlo.
    No podemos permitir que la burocracia buRRocratizada lo aplaste.
    ¡¡¡TREMENDA DENUNCIA!!!
    La demostración del divorcio entre las palabras y los hechos.

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  2. Rosa Maria Dominguez: Arnoldo Fernandez, lee Terrazo de Abelardo Díaz Alfaro; Trabajador Social de profesión, visitaba los campos y de ahí salen los cuentos más hermosos que puedas leer. La sensibilidad y la realidad, no hay mejor mezcla para excelente prosa.

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  3. Francisco Tamayo: De esos lugares son los talentos autenticos y verdaderos. Felicitaciones

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  4. Coral Salazar Aleman: Alguien dijo que los grandes hombres son sencillos me atrevo a afirmar que Arnoldo Fernández lo es porque sin el más leve asomo de superioridad tiene la capacidad de reconocer el trabajo de un escritor joven.Suerte Arnoldo y Suerte Onelito

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  5. Roberto Javier Quevedo Mosquera: Felicidades amigo; muy valiente.

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