domingo, 22 de julio de 2018

Documentando la pobreza desde la Cuba profunda



Todo esto por 151 pesos cubanos. Vale la pena, como diría un famoso psicólogo de nuestros medios.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

Alguien se ruborizó al escucharme decir "somos muy pobres, pero no vivimos en la miseria". Ese alguien no sabía la diferencia entre uno y otro concepto; el dogma ideológico no le permitía entender algo tan elemental.

Volví a la carga y  dije que mi salario apenas cubría cuatro o cinco días, porque todo está demasiado caro y por mucho que uno estire no hay manera de llegar al resto del mes. El hombrecillo se puso rojo como la grana. No admitía algo así,  menos él, tan sabio en asuntos de igualitarismo y doctrinario de los pies a la cabeza.

Seguí con mis razones: ¿por qué debo ir a Bayamo a comprar alimentos?, ¿qué diferencia hay entre esa ciudad y la mía, si apenas nos separan 50 minutos de distancia en automóvil? Aprecia las cosas que compré:

1 libra de queso amarillo.
4 libras de mortadella de pescado.
2 libras de mortadella de pollo.
2 libras de jamón vicky.
1 botella de vino de pasas.
10 panes suaves con ajonjolí.
1 paquete de refresco en polvo.

Todo eso por 151 pesos cubanos. Más veinte de pasaje y diez de merienda. Creo que para mi pobre mundo es algo muy grande. Ahora puedo respirar unos días. Al llegar a la ciudad donde vivo,  un melón de ocho pesos. Qué ironía, -le dije-...

El hombre admirado llevó la vista a las cosas, en verdad sabía que tenía la razón, pero a quién echarle la culpa de que en Contramaestre no pudieran encontrarse alimentos a precios razonables.

Le conté de los paquetes de galleta, pues hasta Bayamo llegan personas de las provincias orientales a comprarlos. ¿Sabe por qué? Son los mejores, de un paquete hacen cinco y lo venden a 15 pesos, 55 cañitas limpios. Redondo el negocio. ¿Por qué no pueden hacerlo con la misma calidad en el resto? ¿Acaso la materia prima? ¿El oficio? Otra cosa, el vino de pasas “Rey del Cauto”, cuesta allí 35 pesos, lo compran por montones y sabes a cómo lo venden acá, a 50, 15 limpio. La pregunta: ¿es tan complejo crear alianzas para traer esos productos?

En lo adelante tengo algo muy claro, cada vez que junte algunos pesos, tomo una guagua o un camión y me voy a Bayamo, allí venden carne de res en múltiples formas (palomilla, boliche, filetillo), en verdad cara, pero legal,  no existe el peligro de ir a prisión por comprarla en el mercado negro.

El señor quería aplastarme con sus argumentos, pero no tenía forma de hacerlo. Me dio una palmadita en el hombro y dijo “tal vez tengas razón”, luego salió a caminar bajo el sol de la tarde, quizás muy  culpable por no pensar de la misma forma que yo, sabiendo que me asistía la razón.  
Hacia Bayamo, muy cómodo.
Ya con los alimentos comprados, camino a la Terminal.

La cola de las galletas es un hecho incontrolable.

El regreso, una odisea terrible sobre un camión

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