Cuba entera sigue a través de la red social Facebook la peregrinación de Omar, el de la promesa inquebrantable a la Virgen de la Caridad. Los recibimientos en cada poblado han sido multitudinarios. La gente reclama, desde su barrio virtual, que la Televisión Cubana transmita en vivo su entrada al Santuario del Cobre.
Sin embargo, existe un silencio en la imagen nacional que difunden los informativos. El Noticiero Estelar de la noche nunca ha dedicado un titular al trayecto, ni siquiera una crónica de relleno. Algunos medios, muy contados, de occidente, centro y el oriente del país en sus páginas web, compartieron su narrativa del hecho.
En pueblos de provincias, donde casi nunca ocurren noticias, la radio y las corresponsalías acompañaron ese silencio digital y analógico, prefirieron dar la espalda a la cobertura del trayecto y enfocarse en la propaganda de los valores positivos del nuevo Código de la Familia.
La hegemonía mediática recibió órdenes puntuales de no transmitir el acontecimiento; pero en la medida que Omar se acerca al Cobre, la indicación parece relajarse; hay que capitalizar todo el simbolismo del hecho, no permitir otras narrativas que ganen mayor visibilidad.
Omar se ha convertido en válvula para restarle presión a una olla que parecía estallar, pasado el 11 de julio de 2021. Por eso la reacción ha sido intensa. Las personas espontáneamente se lanzan en masa a manifestarle su apoyo a la causa que lo lleva al Cobre; recorren los límites geográficos de los poblados y lo entregan en cada lugar, como algo sagrado, necesitado de protección y cuidado.
La multitud adora a este hombre, devenido símbolo de fe, resistencia; en un tiempo donde creer cuesta y los hijos emigran a cualquier lugar del mundo donde puedan vivir económicamente mejor y con alguna noción de futuro más creíble.
Omar no pide nada, pero el pueblo dona miles de pesos a esa fe que lo inspira y él, en gesto de total desprendimiento, va devolviendo ese dinero a los más necesitados por los poblados donde pasa, lo mismo a un inválido, un enfermo de cáncer, un ciego, cualquiera que merezca su ayuda dadivosa.
Viste el color de la Virgen de la Caridad, está ungido de su fe; cree en el milagro de la vida, su hijo ha sobrevivido 10 años a un diagnóstico terminal, nada más y nada menos que un tumor en el mediastino; después de operado no ha hecho metástasis, es un milagro y Omar siente cada vez más cercano el momento de encuentro, sanación, diálogo con la Patrona de Cuba, en un país donde el catolicismo ha escrito brillantes páginas en la fragua de la identidad nacional.
Buena Fe expresó su voluntad de esperarlo en el Cobre y cantar, unido a él, Valientes, ante de postrarse a los pies de la Virgen. Algunos creen que debían acompañarlo allí, iconos de la música cubana que le han cantado a la Patrona; otros creen que no debiera convertirse en espectáculo algo tan serio como una promesa; lo cierto es que los criterios están divididos; el espíritu del país polarizado en torno al final de un hecho que ha conmovido a los cubanos desde el primer mes del año.
La Televisión Nacional aún no decide si transmitirá la entrada de Omar al Santuario del Cobre y el momento de cumplir su promesa. El pueblo a través de Facebook lo pide en masa, son muchos los grupos allí que se hacen eco del reclamo popular.
Omar Quintero Montes de Oca está a unos pocos kilómetros de lo que parecía imposible para un hombre de 56 años, adicto al cigarro y con una hernia discal en su cuerpo.
La Televisión Nacional espera una llamada del nivel central, una voz que autorice la transmisión. En la vida real, millones de cubanos, celulares en mano, se toman videos y fotos con Omar; construyen la noticia en Facebook que los medios de prensa, en su resistencia secular, se niegan a transmitir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d