Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Siempre me he considerado un adicto a la lectura, sobre todo si se trata de novelas históricas, biografías, memorias o testimonios sobre figuras que marcaron el mapa literario de la humanidad o de esta isla en particular. Incluso alimenté la ilusión de ser una especie de gurú en esos temas. Confieso que no me han alcanzado los años para leer y hoy reconozco mis limitaciones.
Movido por ese pasatiempo, tropecé con un libro que no tenía aparentemente nada que ver con mi gusto, sin embargo su título provocaba: Adiós Hemingway, del cubano Leonardo Padura. Pero algo me hacía sospechar, pues había leído una de sus primeras novelas “Fiebre de caballos” y no tenía ningún interés en consumir esos temas.
La ocasión me hizo recordar un viaje a La Habana y el asombro de observar una larga cola para comprar una tetralogía de Padura con títulos que tenían de protagonista al policía Mario Conde; son ellos “Pasado perfecto”, “Vientos de cuaresma”, “Paisaje de otoño” y “La última máscara”. Según la crítica literaria, una joya de la novela policial en Cuba y Latinoamérica. ¿Tendría algo que ver Adiós Hemingway con la misma? ¿Qué sería lo nuevo en el tratamiento de Hemingway?
La primera alegría llegó con la noticia de que estaba documentada históricamente, a partir de la investigación de los últimos años del autor de “El viejo y el mar” en Cuba. Según los críticos, un libro en clave de homenaje, que tiene la especificidad de presentarnos a un Hemingway distinto al de las biografías habituales que subliman al cazador, al bohemio que va a las guerras, al amante, al hombre sediento de aventuras, etc.
Adiós Hemingway es todo lo contrario, pues nos presenta al ser humano con todas sus ambiciones, manías, debilidades, la violencia que le caracteriza, en fin al ser de carne y hueso que no acepta la vejez e intenta encontrar móviles para seguir escribiendo. Encerrado en ese laberinto, sin la vida itinerante que una vez tuvo, opta por el suicidio.
Pero Adiós Hemingway no solo recrea los últimos días del afamado escritor, sino que lo coloca bajo sospecha de asesinato, investigación que lleva adelante, años después, el oficial retirado Mario Conde, si amigo, el Mario Conde de las famosas novelas que usted ha leído y ansia coleccionar. Lo interesante es que el Conde sueña ser escritor y su modelo es precisamente Hemingway, de quien se ve obligado a dudar, incluso, en momentos, desea que sea el asesino. La investigación policial le permitirá penetrar el micromundo construido por éste y resolver el caso de forma inteligente.
En la recreación de los últimos años de Hemingway es que podemos tener una idea clarísima del potencial de Padura. Son hechos ya conocidos, muchas veces relatados, pero es precisamente en volver a los acontecimientos incrustados en el imaginario de la tradición, dotándoles de una nueva mirada, es donde vemos la vena narrativa del novelista, quien no contento con ello, hace gala de un tributo al norteamericano empleando la técnica del Iceberg.
El libro también compila el relato “La cola de la serpiente”, del propio autor. Esta vez se trata de la investigación del asesinato de Pedro Cuang, un chino de 78 años. El protagonista nuevamente es el oficial Mario Conde. El escenario donde ambienta la historia es el Barrio Chino de La Habana, con todas sus tradiciones religiosas, culinarias, delictivas, artes marciales, un micromundo atractivo al lector, que sabe manejar acertadamente Padura, para hacerlo partícipe de los enigmas surgidos en el proceso de solución del caso.
Solo me resta invitarlos a comprar este libro, de Ediciones Unión, que tiene el mérito de compilar dos obras del afamado escritor Leonardo Padura, una posibilidad que tiene a su alcance en las librerías de Cuba.
martes, 25 de agosto de 2009
¿Hemingway bajo sospecha de asesinato en Cuba?
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"..siempre me he considerado un adicto a la lectura.."
ResponderEliminarHe leido varios de sus post ,y evidentemente necesita leer mas sobre Ciencia.
Saludos