Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
No era natural en el siglo XIX pensar el ejercicio y adicción a la poesía en un mulato. La sociedad de aquellos días en la fiel isla de Cuba estaba regida por normas raciales y de segregación. Ya el término raza tenía carta de presentación en la mirada del Viejo Continente; el siglo XVI lo había acuñado y desde su rasero se evaluaban a los pueblos surgidos al calor de la colonización y sus "altruistas misiones de civilizadoras".
El libro "Plácido. El poeta conspirador", de la ensayista santiaguera Daisy Cué, narra la vida de Gabriel de la Concepción Valdés, mulato crecido por encima de los prejuicios raciales de su época, para alcanzar la condición de mayor poeta popular del siglo XIX en Cuba. Sobre los elementos que dan cuerpo a la referida obra, comento a continuación.
De la familia de Plácido se especula mucho, se dice que su padre fue un hombre de elevada posición ante la Iglesia católica; se cuenta también que fue hijo de una dama de la alta sociedad. Sobre sus progenitores existe un manto de oscuridad que este libro evalúa con evidencias documentales meridianas.
El hecho de estar atiborrado de dudas en torno a sus orígenes, condicionó la forma de mirar al otro en Plácido, su poesía respira dolor contra las clases sociales que le vedaron el acceso a las instituciones de la alta cultura y rebajaron sus condiciones literarias por el color de su piel.
Su condición de poeta conspirador y hasta mártir, por involucrarse en un proceso como el de la Escalera, al que la autora somete a un profundo análisis historiográfico, aporta nuevos elementos a la personalidad de este bardo. ¿Fue en verdad un conspirador? ¿Cuáles son las evidencias que existen sobre ello? Este libro tiene la virtud de presentarnos la leyenda blanca y la negra en torno a Plácido, las evalúa críticamente, la primera defiende a un revolucionario no implicado en movimientos subversivos; la segunda, presenta a un poeta envilecido, manchado al final de su vida por una conducta infame y traidora.
La leyenda en torno al poeta crece, si contrastamos los retratos que existen sobre su figura. Daisy evalúa los argumentos que fundamentan la legitimidad de cada uno para aportar dos consideraciones importantes: “hay suficientes coincidencias en las descripciones para conformar una imagen física bastante aproximada al original, y demasiadas divergencias y contradicciones para aceptar un retrato como el único y verdadero”. 1
Sobre la personalidad de Plácido ante la historia, la autora aporta sustantivas consideraciones entre las que sobresalen: las intensas contradicciones que le caracterizaron y de las que no pudo librarse hasta el final de su vida; a pesar de conocer “sus posibilidades intelectuales, tuvo que conformarse con las limitaciones impuestas por su origen y raza”. 2
Pero también coincidimos con la autora cuando señala: fue la “representación del artesanado mestizo de la época en las letras de la Isla”. “Si no alcanzó la libertad social frustrada por las balas españolas, su obra poética le permitió equipararse a muchos de los que en vida le miraron con desprecio”... 3
"Plácido. El poeta conspirador", de la santiaguera Daisy Cué, realiza un balance y evaluación de la obra del bardo ante la crítica literaria de su tiempo y la posterior, llegando incluso hasta autores de hoy, aspecto que puede considerarse entre sus logros fundamentales.
Otro elemento que merece destacarse es la propuesta de jerarquización de la poesía de Plácido a partir de dos supuestos básicos:
• Marcada intención estética.
• Función puramente social de la misma.
De singular interés resulta el análisis y evaluación que realiza Daisy Cué de las influencias que tuvo Plácido, autores a quienes en ocasiones imitó, glosó, intertualizó o tomó de paradigma literario.
Sólo me queda sugerirle que no deje de apreciar lo que nos dice la autora sobre los libros publicados por Plácido, los temas que trató en los mismos, los géneros que privilegió, las características de su léxico, la influencia del estamento del que formaba parte, para que al final pueda corroborar el aserto:
“El poeta no muere:
Pues del tiempo y los hombres
La Historia está en su lira
Y la inmortalidad está en su canto”.
Notas
1 Plácido. El poeta conspirador, p. 43.
2 Obra citada, p. 101.
3 Obra citada, p. 108.
Fotografía: Presentación del libro "Plácido. El poeta conspirador", en el municipio Contramaestre. En la foto Daisy Cué y Arnoldo Fernández Verdecia
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