Pintura: La Escuela de Atenas. En la misma aparecen Platón y Aristóteles dialogando y sosteniendo cada uno sus obras. La obra la concibió Rafael y es una recreación de lo que pudo haber sido la Academia* de Platón.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Siempre he valorado con recelo las clasificaciones intelectuales y las etiquetas, sobre todo si vienen de una persona cercana, una cabecera provincial o la capital de un país.
Generalmente las clasificaciones y etiquetas son excluyentes y persiguen, sobre todas las cosas, marcar territorios donde establecer señoríos para moverse libremente y no ser cuestionados por el otro diferente.
Así llegamos a una clasificación sospechosa, al menos para mí, “Periodistas de Academia”. ¿Quiénes se recogen bajo esta denominación excluyente? Bueno, para comenzar, demiurgos sembrados en prácticas llamadas por algunos doctos: “Diarismo”.
Casi nunca, por no decir nunca, los abanderados del “Diarismo”, asumen el ejercicio periodístico como un hecho creativo, de ahí que no lo imaginen como un tipo de literatura que exige cultura y dominio de la lengua. A ellos sólo les interesa el diario vivir, y más allá de esas miradas, no conciben otra cosa.
A esos peligrosos miembros del rebaño del “Diarismo”, todo lo diferente les es ajeno y censurable. No conciben individualidades en su entorno; la mayoría reina y anulan cualquier afán creativo. En otras palabras, no tienen bandera y navegan en todas las aguas.
Sin embargo, no pretendo caer en la trampilla de los señores del “Diarismo”. No clasificaré, ni marginaré a nadie con una etiqueta o una tipificación excluyente. Sólo les preguntaré a estos señores: ¿Su práctica periodística se oxigena con la crítica necesaria para liberar las sustancias porosas que la anulan? ¿Escucha usted al otro diferente, y más allá de foros, o reuniones de ocasión, se ha mirado por dentro alguna vez para calificarse egocéntricamente como un Periodista de Academia?
Tengo algunas respuestas para los señores del “Diarismo”.
Primero. Periodista de Academia es aquel que teoriza a partir de la práctica y sobre la práctica. Elabora definiciones, teorías, propone modelos, implementa cursos de posgrados, maestrías y doctorados para concretar las mismas.
Segundo. Periodista de Academia es el que refleja en una práctica el conjunto de teorías de su profesión y las enriquece continuamente con nuevas iluminaciones a partir de la realidad, que muchas veces supera a las conceptualizaciones, de ahí su misión de describir y fundamentar el nuevo universo que se revela ante él.
Tercero. Periodista de Academia es aquel que tiene un grado científico, o un título académico relacionado genéricamente con su profesión, o con las humanidades en general y lo refleja en una práctica consciente, más allá de falsas atribuciones y clasificaciones excluyentes. El sabio por tendencia es humilde y sabe escuchar al otro. El mediocre se alza con la verdad, y para él, es la única ante cualquier situación.
Cuarto. Periodista de Academia no es el que tiene un título universitario que condiciona esa clasificación. Graso error. El título universitario certifica que usted tiene un conjunto de habilidades profesionales e investigativas que puede desarrollar con éxito en el ejercicio de su profesión, ello no quiere decir que ya es una persona de la Academia; para alcanzarlo tendrá que lograr muchos títulos académicos y grados científicos que avalen sus afanes creativos en el gremio.
Quinto. Periodistas de la Academia son aquellos doctores, master, y publicistas, que generan teorías desde su práctica, y renovan los procesos en decadencia dentro del gremio, con nuevos hallazgos y aportes a la profesión.
Así que por lo dicho hasta aquí, es bueno terminar con estas marginaciones simuladas y excluyentes, que en verdad esconden propósitos decadentes y falsos. Nadie es Periodista de Academia porque estudió esa profesión en la universidad. Por favor, entonces todos los graduados de la universidad en Cuba pertenecen a la Academia. UFF, pongo punto final aquí, porque “Periodistas de Academia”, en nuestra islilla, existen muy pocos….
*Academia:
Academia antigua, la que formaban los discípulos directos de Platón: Espeusipo, Xenócrates, Polémon, Crates de Atenas, o Crantor de Soli, cuya obra no se ha perpetuado, pero que seguían la doctrina de su maestro: que el conocimiento está basado en creencias verdaderas justificadas.
Academia media, fundada y representada por Arcesilao de Pitana en 244 a.C., y se caracteriza por la vuelta al método socrático, mediante el empleo de la ironía, la interrogación y la duda en las controversias filosóficas.
Academia nueva, a partir de 160 a.C. y representada por Carnéades, que sin caer en un escepticismo absoluto, enseñaba que no se puede alcanzar más que lo probable, es decir, que es imposible tanto la certeza total como la incertidumbre completa.
Academia sueca: Su fundación esta dada en 1786 por el rey Gustavo III de Suecia, con el objeto de fomentar el uso del idioma sueco siguiendo como modelo la Academia Francesa (misma academia sobre la que se modela la Real Academia Española). Consta de 18 miembros, sus funciones eran inicialmente similares a su homóloga francesa. Su objetivo principal consiste en servir la pureza, el vigor y la majestad de la lengua sueca. Todos los años la Academia sueca designa al laureado de Premio Nobel de literatura, uno de los premios instaurados por Alfred Nobel en su testamento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Aviso a los lectores de Caracol de agua
Este blog admite juicios diferentes, discrepancias, pero no insultos y ofensas personales, ni comentarios anónimos. Revise su comentario antes de ponerlo, comparta su identidad y debatiremos eternamente sobre lo que usted desee. Los comentarios son propiedad de quien los envió. No somos responsables éticos por su contenido.
Pedro González Munné: Interesante, gracias y saludos
ResponderEliminarJose Julio Perez:
ResponderEliminarhay todo tipo de periodistas, serios, chismosos, adoctrinados, amarillistas, descaraos, ambiciosos, ladrones, mentirosos, imformativos, politicos, jamoneros, guatacones, sensacionalistas...etc. yo los leo a todos...ja ja ja...es la unica forma de saberlo...sigan escribiendo, sino a donde bamos a parar...saludos a todos...
Lisandra Sexto Gordillo:
ResponderEliminarEl verdadero periodista nace con el talento, esa capacidad para observar en profundidad, para comunicarse con cualquier persona; eso es algo que no se aprende en la Academia. Pero es importante saber de dónde salió la profesión, abrirse, superar el panorama inmediato y buscar en el pasado del oficio para escoger nuestra proyección hacia el futuro de la profesión. Yo considero que la academia me afinó, me puso en el verdadero camino, me enseñó el ideal de periodismo para que los obstáculos de la realidad me deformen pero no me hagan olvidar la esencia del sueño.
Pedro González Munné:
ResponderEliminarrespeto al pueblo, el interés humano y sobre todo: ser objetivo. Pero en fin, cada cual trabaja para quien le paga. Saludos
Lisandra, discrepo contigo, la profesión de periodista no es algo genético, no se nace periodista, el periodista es el resultado de su entorno cultural, no olvidar el Paradigma Histórico Cultural. Nuestros tiempos no admiten esas interpretaciones reduccionistas de las profesiones....El hombre tiene actitudes no aptitudes, que la universidad modela sobre la base de su objeto social....Esas habilidades investigativas y de conocimientos las desarrolla el individuo o se arrebaña.... Entonces te preguntaría: ¿Naciste periodista porque lo tienes en la sangre? ¿Naciste periodista porque eres hija de Luis Sexto?
ResponderEliminarRosa:
ResponderEliminarAmigos, este post es una invitación a mirar bien adentro una profesión que en Cuba tiene muchos logros, pero también muchos lunares. Lisandra te propongo releer el post de Arnoldo en Caracol de Agua, pues también caes en la clasificación de considerarte periodista de academia porque sencillamente pasaste la universidad....me parece que es un tipificación excluyente y sin fundamentos.....Evalúa bien los argumentos que expone y entonces opina.
Jose Julio Perez: que importa la etiqueta, quisas, pero la etiqueta no hace al periodista, si le da creditos en una sociedad como esta... pero el buen trabajo siempre brillara... cuanta veces leemos un libro o vamos al teatro tentados por el autor o el elenco... y no siempre es tan bueno como pensamos... comparto con Arnoldito, y advierto a los lectores de no dejarse llevar por la etiqueta y leer, es la unica forma de saber de verdad que es bueno o no... Ademas se aprende.
ResponderEliminarGrisell Pupo Montesdeoca:
ResponderEliminarHola Arnoldo, mi saludo para ti. Aunque no siempre te lo comunico sigo lo que escribes, me gusta. Perdona que haya llegado ¿tarde? al debate, pero me resulta sumamente interesante y quiero también compartir mis puntos de vista para nada conclusivos, por supuesto. Claro que no se hereda la profesión de periodista. En principio la considero una vocación aparejada casi imperceptiblemente a las habilidades, como dice la colega Lisandra, para comunicarnos, percatarnos de lo que otros no, en fin, cuando tenemos facilidades para no perder de vista, hurgar, descubrir, nos dicen ¡podrías ser periodista!
Pero… cuidado, como bien dices ¨se necesitan un conjunto de habilidades profesionales e investigativas que se pueden desarrollar con éxito en el ejercicio de la profesión, una vez que se accede a la universidad¨.
Arnoldo, defiendes a toda costa un grado científico, o un título académico relacionado genéricamente con la labor, o con las humanidades en general y es lo justo, pero ¿crees que todos los que ya lo poseen rejuvenecen los procesos en decadencia dentro del gremio, con nuevos hallazgos y aportes a la profesión?.
Por acá, por mi espacio también fue o ¿es? ¨moda¨, autodefinirse como periodista de academia sólo porque se aprendió la carrera de periodismo, o sea, para un tanto desdeñar a los reorientados de otras especialidades afines. Cuán alejados están; he sido testigo de los no pocos ¨enredos¨ gramaticales y lexicales en las expresiones y lo que es peor, en las entregas al receptor de muchos de los que se les hinchan las venas al decir: Soy de academia (término que para ellos no tiene el mismo significado que para ti).
La academia como dices, debe ser lo óptimo, pero hay quien descubre y aporta a la profesión y no tiene título académico o grado científico, aunque debiera ser suprema aspiración y finalidad de todos.
Entre otras muchas cosas, quién defiende el oficio desde posiciones sencillas y no por ello poco profundas, quién se refiere a mucho a veces diciendo poco, quién llega despertando la reflexión y la necesidad del cambio de algunas actitudes, es para mí aportador a la profesión. ¿Seguimos?.
Mi hermano, aclárate, a mi me corriges y no replicas a mis argumentaciones, y a José Julio Pérez, nada le dices: guatacones o guatacanes ( me da la risa... ). Hay que cerciorarse bien antes de saltar, ya que cabe la posibilidad de.. ........
ResponderEliminarEso solo pasa en cuba...imaginates que en cuba hay comandantes que ellos mismo se dieron el titulo sin ir a una academia militar
ResponderEliminar