Yunier Riquenes, Carlos Esquivel, Luis Felipe Rojas, Eduard Encina. |
Por Eduard Encina (Escritor)
De vez en cuando suelo volver a mi álbum de fotos. Y así, como quien no se lo propone, encuentro esta instantánea donde Yunier Riquenes, Carlos Esquivel, Luis Felipe Rojas y yo posamos orondos bajo una pequeña carpa durante una de las Ferias del Libro en Santiago de Cuba.
No sé cómo el azar o las palabras nos habían reunido allí, y quizás sin darnos cuenta nos profundizamos entre libros, tragos, y un diálogo que pocas veces pudimos tener así, de manera coral, pues corren días en que se hace difícil el reencuentro por cuestiones de geografías y coincidencias.
Lo cierto es que mi manía de volver a las fotos me hizo pensar en que más allá de la amistad y la angustia de dedicarnos a la literatura, existe entre nosotros un tono y una atmósfera común que se expresa en lo que escribimos, más bien podría decir «una actitud», que no viene de una procedencia o un linaje, sino de la temperatura de vivir en la orientalidad, bien adentro de la isla.
Es muy fácil percibir en Esquivel la inconformidad y el deseo de resemantizar la historia y la memoria, en Yunier Riquenes el ímpetu por “narrar” desde el poema la pérdida, el desarraigo, y por otro lado Luis Felipe Rojas con el negro al hombro, repartiendo codazos por todo el país, mostrando las crenchas en moneda nacional. Y por supuesto yo, montado en la palabra BAIRE, como si fuera un machete de dos filos, de dos gritos.
Vuelvo a las fotos que es como volver a los amigos. Una foto no es sólo un recuerdo, sino una permanencia. Mañana, quizás, vuelva abrir el álbum y aparezcan cocheros, boxeadores, listeros o el rostro de mi madre mirándome con hondura desde la eternidad.
Hoy, quisiera compartir esta imagen y estos versos que son la otra mitad de nosotros, que no se ve, pero les juro que está ahí, alerta, como un perro de pelea.
formación de valores
La maestra pinchaba a mi hijo
con un compás
él no la entendía pero aguantó
sin decirme nada.
Así es la patria, le dijo
una resistencia
que sólo comprenderás
cuando seas grande.
Mi hijo creció con ese silencio
con ese deseo de romper compases
y matar maestros.
(Eduard Encina, de Lupus)
Santiago vs. industriales:
finalísima. play off
yo no tengo sangre turbamulta que me aplasta y sigo la escritura es un don fortuito una manzana puente sobre mano temblorosa la vida se convierte en el acto de cerrar los ojos o de gritar más fuerte que abandonen el terreno el miedo te ronda en el camino de santiago o las veredas oscuras para llegar al cerro y pedir vayan a otro lado el egoísmo es levar el puente brazos fusiles palas picos defensa nacional
levar los brazos tirar
sin miedo a la cabeza
al corazón sin miedo
paisanos
matanza colectiva
(Luis Felipe Rojas, de Animal de alcantarilla)
Hijo de Mariana
NO ME MANDES MADRE A LA GUERRA QUE NO QUIERO
partir el espíritu yo quiero el conocimiento, la ruta
a los cíclopes, no me mandes a morir
contra Unamuno.
Que no escape la piel, si elige un bosque adentro,
Una cadena al dominio superior.
La patria es adolescencia, la Alejandría
de La Habana, el ejército de obreros
con los años monacales que quieren perfume
de Aliatar, novelas rusas.
No me mandes a la manigua, madre,
que, a veces, morir por la patria
es morir.
(Carlos Esquivel, de Bala de Cañón)
CUCHILLOS
Mi hermano tenía seis años y yo tres cuando supimos del peligro del cuchillo. Habíamos perdido al padre, rechazábamos las ofertas de un padrastro postizo. Mi hermano y yo conocimos el filo de los cuchillos una tarde desandando por las guardarrayas. Al picar una naranja y ver correr la sangre yo no pude mirar, pero mi hermano jugaba con ella en los hollejos, pintaba los troncos de las matas. A partir de entonces las peleas por decidir quién era el hombre de la casa terminaban sacando el cuchillo. Mi hermano decía te pico, y yo le decía te pico. Afincábamos el filo en la piel, en cualquier parte de los cuerpos. Yo soy el más grande, me decía; y yo el más pequeño. Cada uno quería mostrar el valor, la fuerza de carácter. Mi hermano pinchaba con la punta, yo cedía. Podía afincar con presión o voltear el filo, pero él era mi hermano. Él supo agradecer cuando grande por no equivocarme, aprendimos a jugar con los cuchillos desde niños, a perderle el miedo a los filos.
(Yunier Riquenes, de Claustrofobias)
Los poetas posaban con cigarros y tabacos y con un look poco comun como descabellados y abandonados muchos era bien barbudos otros como ricardo arena eran bien melenudos pero nunca he visto posar a un poeta con la musa en la mano o la botella de ron
ResponderEliminarQue descarados son estos guajiros dejame ver uno es de baire...otro es de chivirico y 2 son de la loma del chivo en gtmo pero de lo cuatros no saco ni mitad de poeta ...borrachos son lo que son ...y uno con pullover que dan la radio de los e.u.a jajajajajaj
ResponderEliminarEddy Gil: LA PATRIA ES DONDE TE SIENTES BIEN, DONDE NO TE INSULTAN POR PENSAR Y HABLAR LIBREEMNTE, NO TE ROBAN, NO TE FUSILAN, NO TE GOLPEAN, NO TENGO QUE IRME POR LOS HPS QUE LA GOBIERNAN...QUIERES MAS ARNO?
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