Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Estar en Santiago es sufrir el intenso calor que destilan sus calles. Bajar Enramadas y subirla es una de las mejores opciones para el que viene de un pueblo cercano. Proliferan timbiriches por doquier, pregones, frutas que llaman del Caney, en fin, todo lo inimaginable para un ojo poco entrenado en la cotidianidad del santiaguero.
En una esquina, algo llamó mi atención, un mercado de mascotas y accesorios: perros, periquitos, ratones blancos, pececitos de colores, gallos finos, gallinas, palomas, comida, nidos, medicinas, bozales, cadenas, sogas, todo a precios inalcanzables para el bolsillo obrero. Un pastor alemán y un pastor belga me arrancaron lágrimas, no llegaban a dos meses de nacido y su precio dolía verlo en aquella tablilla: $40 CUC y $45 CUC respectivamente. Dormían en jaulas tristes y miraban al viajero con ganas de irse a casa y tener comida y cariño a montones.
No pude resistir aquella imagen, por lo que me volví a la calle desconsolado. Nuevamente los timbiriches llovían con su peculiar manera de pregonar. El calor era insoportable. Mi esposa tenía dolor de cabeza. La invité al Mamá Inés para sorprenderla con buen café y trato a prueba de oficio, sin embargo había una sola oferta, de muy mala calidad por cierto, alguien se encargó previamente de endulzarlo antes de servirlo. Dije a mi esposa, no era así, he venido otras veces, no tengo razones para explicarlo. Ella me dijo, no importa, estamos acostumbrados a que nos traten de esa forma. No te mortifiques, fue su sentencia final.
Decepcionado nos fuimos a la calle de nuevo, el calor estaba en su punto. Plaza de Marte nos miraba con su gorro frigio y sus banderas. Los fanáticos no hablaban de Santiago en la pelota. El cielo tenía una capota gris, amenazaba lluvia. La fuente del parque Abel Santamaría reclamó mi presencia. Me hice varias fotos con ella a la espalda, me hacía recordar el carnaval universitario que siempre celebrábamos aquí. Obligué a mi esposa a tomarse algunas, sería uno de los gratos recuerdos de nuestro paso por Santiago de Cuba.
Fue un día de intenso calor, pero no fue una barrera para captar con el lente de la cámara imágenes, que hoy Caracol de agua comparte con sus amigos del mundo. Al agotarse las baterías, no quedó más remedido que irnos a la Terminal de Calle 4 y montar esos camiones que nos hacen sentir desriñonados al llegar a nuestro destino.
Arnoldo, lo sigo a ud y a sus vivencias, aunque casi nunca comento. Pero esta vez me convoca. Comparto con ud las críticas que hace, pienso que muchísimas más pudo escribir, y me impacta la relacionada con los cachorros (mascotas). Ahora bien, me hubiese gustado que alguna buena apareciera en su apreciación: ¿ o de veras no encontró nada digno del elogio ?. Con el mayor respeto, un abrazo.
ResponderEliminarEddy Gil dice: Joel yo naci en Palma Soriano aprox. 45 KMs de Santiago de Cuba. En mi epoca yo me sentia tanto como Palmero como Santiaguero. Mi diploma de Contador lo recibi en la Escuela Profesional de Comercio de esa ciudad Oriental. Conoci a Santiago muy bien por tener familia y amigos en esa ciudad, por mis estudios, por los carnavales, por sus tiendas del buen vestir, cafeterias donde te servian batidos de frutas del Caney, sandwiches cubanos muy conocidos en EUA en cafiterias Latinas y restaurants americanos, por sus playas, cielo Azul, etc.
ResponderEliminarSin embargo despues de pasar 54 años no creo que Santiago me apetesca como para regresar y ver lo que es hoy en dia. Debido a mi familia, amigos, fotos y videos que me dicen que Santiago en si, no es ya lo que una vez fue. Santiago con una "sin cultura", falta de cortesias, higiene etc. me repiten no es lo mismo y esos tiempos Buenos dificil volveran.
Un abrazo Joel, creo que lo bueno que aprecié de Santiago de Cuba fue lo limpio que estaban sus calles, todas las edificaciones bien pintadas y algo especial: las banderas, la cubana y la del Moncada, y un cartel de Antonio Maceo de una belleza singular. Lo otro es lo que vieron mis ojos un 26 de febrero de 2014. Reitero el abrazo.
ResponderEliminarLuisa Rimblas: ESTA BASTANTE CERCA DE LA REALIDAD, PERO ES NUESTRA RAIZ
ResponderEliminarFundación Casa del Caribe: Santiago de Cuba es un pueblo único, no sólo en la Isla, mejor dicho el archipiélago de Cuba, sino de todo el Caribe Fundación Casa del Caribe y me atrevería a decir, del mundo. Por qué? Ese es tema para futuras publicaciones del intelectual y etnógrafo Arnoldo Fernández...
ResponderEliminarEddy Gil dice a Fundacion. Los cubanos en general tiene el mal de creerse que Cuba es el ombligo de mundo y mejor y no es asi. Hay muchos paises que son iguales, peores y muchos mejores que la isla cubana. Ese nacionalismo es nefasto. El que no conoce otras culturas, economias o pueblos tienen una vista muy corta y de esa mal padece el pueblo cubano.
ResponderEliminarEddy Gil: No te aflijas porque la historia juzgará. Lo importante es que somos cubanos y como tal debemos respetarnos al margen de las ideologías; pero, como es natural, opinando aunque no guste, cosa que yo hago con relativa frecuencia a mi respetado Arnoldo.
ResponderEliminarDicho lo dicho, y como eres de Palma y yo de Contramaestre, te ruego me digas si conoces a la familia Barruecos, y en concreto a Alcira, la cual era hermana de mi madrina y muy querida por nosotros.-Yo salí de Cuba en el 56 y no he vuelto,pero lo haré.-
De esa familia, a pesar de solicitarlo, he recibido siempre por respuesta " el silencio "
Posiblemente este comentario no se públique, pero es igual: lo intento.-
Abrazos: josefernandezcarames@yaoo.es