Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu
Montamos
unos de esos camiones que erizan los cabellos y fuimos a dar desde el pequeño
Contramaestre, a una ciudad vecina nombrada Bayamo donde se puede caminar una
calle paseo, encontrar lo que buscas y almorzar tranquilo, sin la ofensa del
que pretende estafarte con algo visible en la carta, pero ausente en la vida
real de los platos. Pedí cóctel de camarón, sopa de pescado, enchilado de
camarones y pescado rebozado; no faltó el arroz con pescado y el chatino. Un
jugo natural de fruta bomba puso la nota final. Los estómagos respiraron
agradecidos, no era posible un servicio así, tan acostumbrados como estamos a
las miradas picarescas o refunfuñonas de esos otros, equivocados por pensar que
nos hacen un favor, cuando en verdad vender es un arte y hacen falta sonrisas,
palabras dulces y hacerte sentir mejor que en la propia casa. A pesar de
nuestros bolsillos humildes, dejamos propina, porque no todas las veces en la
vida atienden bien y el servicio es de excelencia; por tanto, hay que reconocer
lo bueno y estimular a los que lo hacen con pasión. Seguro que volveremos a una
ciudad del oriente cubano llamada Bayamo, donde un Carlos Manuel de Céspedes
izó la libertad para todos y los llamó hijos sin distinción alguna; donde un Francisco Vicente Aguilera se yergue
protegido por la Bandera
y muchos patriotas lo siguen atentamente en su andar hacia la libertad. Una ciudad de palomas, tan humanas, como los
mismos humanos que descansan junto a ella en el parque, donde una estatua
invita al recuerdo, a la pose con el hombre que ayudó a poner letra y música a
la sublime Bayamesa y el mayor hospital allí lleva su nombre. Cuántos cubanos
sigue salvando Céspedes desde esa condición tutelar, donde hay que mencionarlo
siempre en la salud como en la enfermedad, porque los hijos vienen al mundo en
su nombre, o una madre es salvada por un galeno que hace honor al hecho de ser
cepedista sin dejar de ser aguilerista y martiano. Regresamos en un monstruo rodante a nuestro preterido pueblo, calor
intolerable, gente encima, una voz de mando diciendo estupideces para hacer más
dinero y nosotros con los ojos cerrados, anhelando llegar a casa, darnos un baño y
tomar muchos vasos de agua fría. Nos recibió un torrencial aguacero, por algo
será dijo mi compañera, una vez más me encerré en la oscuridad y pensé: ¡Cuántas
cosas pueden hacerse bien! ¡Cuba no es igual en todos lados!
Amigo Arnaldo, notas la diferencia entre dos ciudades del oriente, imagina si visitas uno de esos tantos lugares prohibidos para los cubanos, si ves un sitio cualquiera, fuera de la geografía de la isla, descubrirás que otro mundo existe y el fracaso de la involución cubana, me entristece igual a como perdí mi juventud en la Isla aún la continúen perdiendo miles de jóvenes cubanos como tú.
ResponderEliminarJulio Cesar:Nos hemos acostumbrado tanto a que al cubano todo se le haga mas difícil que nos quedamos estupefactos cuando, dentro del mismo país, e incluso cerca de nuestra agradable pero estancada ciudad, recibimos un servicio variado y de calidad que hasta pagamos con gusto (Bayamo ha sido proverbial en eso siempre).Y así en la vida cotidiana cuando vemos que "legalmente" nos vemos de súbito beneficiados con algo,no nos lo creemos, nos estrujamos los ojos y hasta mandamos a alguien a que nos pellizque para tener certeza de que asistimos a la realidad.No importa que sea algo tan simple en cualquier parte del mundo como un simple almuerzo con un producto del mar.Y es que "el que se quemo con sopa agria después sopla hasta el yogurt".Involuntariamente hemos perdido la esperanza de que "se nos den fácil" las cosas si no media un buen desembolso de dinero o una palanca.Así hasta cuando nos disponemos a divertirnos y pasarla bien estamos estresados, atentos a cubrirnos el rostro en actitud defensiva ante el mas mínimo amago, o simplemente.....soplar para proteger nuestros ya calcinados labios.
ResponderEliminarMe uno a las palabras de Armando. Es bueno por ua parte saber que existe en Bayamo un lugar NORMAL para deleitarse con buena comida y mejor sevicio , lo triste es tener que hechar a perder ese deleite con el regreso a casa de esa forma, triste tener que trasladarce en esos camiones a merced del polvo, pestes , brincoteos y malos caracteres de la gente que lo trabajan . . Quisiera tener un poquito de esperanza de ver que las cosas vuelvan a ser normales y el transporte sea mas digno de los seres humanos y no para ganado . Ya veo que despues de tanto tiempo hablando de IGUALDAD, eso no existio nunca realmente y hoy menos .
ResponderEliminar“LA CALIDAD ES EL RESPETO AL PUEBLO.”
ResponderEliminarArnoldo:
En el periódico TRABAJADORES, del 20 enero del 2016, Ramón Barreras Ferrán publicó un análisis titulado “Respeto y calidad”, donde señaló lo siguiente:
“El Lineamiento 313 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución plantea: “Aplicar una eficaz protección al consumidor que garantice el cumplimiento de los deberes y derechos de todos los prestatarios y consumidores de bienes y servicios”. En ese sentido POCO —O CASI NADA— SE HA AVANZADO, AL MENOS EN EL ENTORNO AL CUAL ACUDO HABITUALMENTE.
“En una de las conferencias provinciales del Sindicato Nacional de Trabajadores del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, (SNTCGS) hubo un planteamiento medular al respecto. Recordaron que el Comandante Ernesto Che Guevara planteó que “LA CALIDAD ES EL RESPETO AL PUEBLO”; vista de manera integral, o sea, con todos los elementos incluidos.
“Esa debe ser la máxima que rija el quehacer de los directivos, técnicos y trabajadores de esos sectores, quienes deben tratar que sea mucho más que una aspiración y se materialice en cada unidad todos los días, porque de lo que sí no cabe duda alguna, es que el cliente siempre tiene la razón y merece el mayor respeto.”
Recuerdo que en este sector se implantó el lema: “MI TRABAJO ES USTED”, que no es mentira… El Lineamiento 313 no se cumple, porque esos funcionarios y trabajadores olvidan que si ellos tienen trabajo, y reciben un salario, (tenga la cuantía que sea), es porque existimos los consumidores de sus servicios, ¡¡¡CONSUMIDORES!!!, no “usuarios” a los que se les hace un favor… Y utilizando la nomenclatura de la Economía Concreta, somos CLIENTES, y como bien recordó el periodista Barreras, ¡EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN!
Nuestro Antonio Maceo nos esclareció: “LA LIBERTAD NO SE MENDIGA, SINO SE CONQUISTA CON EL FILO DEL MACHETE”, y uno de los aspectos de la libertad es el respeto al derecho ajeno… Por el cual alertó el Benemérito de las Américas, Benito Juárez: “EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ.”
Si los centros de servicios, ¡TODOS!, funcionaran como propiedad personal, familiar y cooperativa, con plena responsabilidad personal y material sobre sus decisiones y actitudes, esas aberraciones no existirían, porque existiría la competencia, y los ineficientes se arruinarían… ES MENTIRA que eso es indebido, o imposible, ¡todo lo contrario!, en la primera etapa de la FES Comunista, el Período de Tránsito, que previó Marx, y el que Lenin esclareció que tiene que hacerse EN FORMA DE Capitalismo Monopolista de Estado, pero, de un Estado estructurado su PODER DE ABAJO HACIA ARRIBA, es que solo se puede garantizar el real vínculo entre los intereses personales con los sociales, cuando “LA CALIDAD ES EL RESPETO AL PUEBLO”, como lo indicó el Che.