Por Antonio Domínguez (Especial para Caracol de agua)
Hoy miro con claridad el propósito de
algunas denominaciones, unas desde la palabra
y otras con símbolos, pero con un mismo fin: ayudar a convertir a los fieles en
personas con luz interior, capaces de irradiar a los demás, que abatidos por las
circunstancias del hogar o de la vida que les tocó, están sumergidos en la
oscuridad. Para compartir solo hace falta tener voluntad y disposición, bastan
estas dos condiciones para hermanarse y confraternizar. Así aprecié la Vigilia que celebró la Parroquia San
Bartolomé de Baire fundada en 1835, en la noche del 24 de diciembre en espera
del nacimiento de Cristo, El Salvador. Para mí no fue significativa la fecha
quizás por ignorancia o resistencia al mundo espiritual, que a decir verdad ya
tiene unos cuantos siglos de existencia y continúa con más fuerzas y creciendo
en número de personas que se animan y cambian. Me gustaría que creciera así el
deseo de mirar en un solo camino, hacer el bien, servir.
La noche inició con cálidas palabras en torno
a la familia. Fueron muy sinceras en verdad, porque el corazón fue el encargado
de regir el momento. Había mucha expectativa en niños, adolescentes y jóvenes,
que hasta aquí solo tenían influencias de la escuela, la “familia”, sobre todo del entorno social que les tocó y
que en la mayoría de las ocasiones no es educativo pero los marca con una profundidad notable.
Una pequeña obra de teatro ilustró con
sencillez como llegó al mundo el niño Jesús; le siguió una especie de hoja de
ruta para el “Año de la
Misericordia”, iniciada por jóvenes de diversas edades, pero
con mensajes contundentes, que llamaron mi atención, pues la boca no debe decir
lo que el corazón no siente; algunos de ellos ya hicieron suyas estas sentencias
(Vestir al desnudo, Alimentar al hambriento, Visitar al enfermo, Acoger al
forastero, Liberar al cautivo, Dar de beber al sediento, Enseñar al que no
sabe, aconsejar bien a quien duda, consolar al triste, Perdonar de corazón).Luego mediante dinámicas grupales, el
sacerdote conminaba a la hermandad, a la jovialidad, al entusiasmo, a reír
(sano remedio para el corazón) y no fue difícil entender que la Navidad tiene el objetivo
de compartir en familia la llegada Jesús.
Muchas familias solo tienen en el recuerdo
el significado del día; otras lo celebran con ostentación y abundancia; una
gran parte no tiene como celebrarlo pues ya la generación que lo tenía en su
ser no está y no lo pudo formar y sus cultores hasta hoy lo habían desarrollado
en pequeñas parcelas. Por suerte en los nuevos tiempos han decidido aumentar su
cultivo al aire libre, sin fronteras ideológicas.
La tecnología no se quedo atrás, pues
fueron proyectadas algunas imágenes de antes y después de la restauración o
mejor dicho del despertar de la
Parroquia de Baire, fundadora del pueblo, portadora de una
cultura inicial en el Cristianismo, y con esta, de valores que están hoy
primero en la hoja de ruta de sus feligreses.
Coro de niños y niñas entonaban canciones
alegóricas a la Navidad,
improvisadas entrevistas, así como la didáctica de una Ola de alegría con la
conducción del Sacerdote; en fin una noche para compartir.
Desde el punto de vista espiritual se está
cultivando una flor no solo sujeta al mundo de las flores, sino a algo más. ¿El
jardinero estará atendiendo la flor como debe? ¿Recordará en verdad cuál es la
base fundamental del jardín? La familia
como estructura social depende del esfuerzo de todos mirando hacia un mismo
lugar, queriéndola. Todos para el bien de Todos, ocuparse todos, cuidarla,
darle abrigo, alimento. ¿Se perdió el rumbo? ¿Estaremos lejos de alcanzarlo?
Cuan bueno sería volver sobre aquel
camino de lozas amarillas que nos
hicieron respetar la hora de la cena en la mesa, el respeto a las decisiones,
la diversidad de criterios, el cuidado de los más añejos...
El rescate de la Navidad es un ejercicio de
tolerancia, una modelación de la familia que aspiramos. Su maná fue el más tierno.
Debemos aprender a cultivar, para no perder lo bello de las flores. Al final,
el objetivo será siempre salvar la esencia del jardín.
Arnoldo:
ResponderEliminarLa formación cristiana del grueso de los que combatimos los desmanes de la tiranía batistiana nos hizo actuar por AMOR, eso que hace que se sea CRISTIANOS, como dijo JESUCRISTO solo amando a su prójimo como a sí mismo se alcanza la vida eterna.
Es por ello que tanto la Santa Biblia, como el Marxismo-Leninismo reafirman que "LA FAMILIA ES LA BASE DE LA SOCIEDAD."
¡¡¡FELIZ TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA!!!