La vanidad lo ciega, porque se llama así mismo “elegido”. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Cualquier
parecido con la realidad, es pura ficción.
Donde vivo alguien se autocalifica periodista. En cualquier tribuna llama a todos montón; pregona a diestra y
siniestra, extorsiones, megalomanías. Es amplificador de odios, rencores y
falsas historias, donde asesina la reputación de los otros.
En su ceguera de
reconocimiento, cubre de heces a los que están a su lado, con tal de subir,
subir, subir, aunque sea hundiéndolos. El mismo es el rey, no quiere sombras a su lado; se sabe protegido.
Lo mismo se le ve cerca del
gran hermano, que junto a personajes oscuros; Orwell temblaría al escribir su
nombre; la pluma de Sweig expulsaría
hiel al esbozarlo. Este señor dice tener
el don de la ubicuidad, lo mismo está en la oficina de un alto dirigente, que
en un pasillo triste de la vida.
Busca a los humildes, promete
soluciones; a cambio llena jabas y crece su ego, al extremo de creerse el
mismísimo Dios, porque el poder lo arropa; canta loas a su quehacer.
Siempre recuerdo la anécdota
del pavo real, mucha belleza en el plumaje, pero patas sucias que no pueden esconderse.
Se dice graduado de muchas cosas y escribe con faltas de ortografía; ni el profesor Astromar le haría competencia, pues olvida el tiempo y sus leyes. Se enseñorea de sus audiencias. La vanidad lo ciega, se llama así mismo “elegido”.
Se dice graduado de muchas cosas y escribe con faltas de ortografía; ni el profesor Astromar le haría competencia, pues olvida el tiempo y sus leyes. Se enseñorea de sus audiencias. La vanidad lo ciega, se llama así mismo “elegido”.
En su almacén de
ambigüedades no cabe otra fórmula que la de José Fouché; no importa si Capeto,
Robespierre o Napoleón; a todos traiciona, porque en su reino, la
oscuridad es el
cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d