En
el Café de la ciudad intentamos pensar la Cuba vivida;
la que nos gustaría cambiar para bien, pero por mucho horizonte que
buscamos, siempre aparecen los imposibles, los dogmas a ultranzas, la
autocensura a flor de piel; los caminos marchitos diseñados por otros
para caminar por ellos, solo por ellos y no caben las diferencias, las
pluralidades.
Entonces
uno se pregunta: ¿Qué es ser revolucionario en tiempos de refundación? Y las
respuestas son magras, porque siempre un funcionario de oídos pone trampas a
las palabras o hace a otros vigilarlas hasta en su mismo nacimiento.
Tiene
más valor lo que hace el bando contrario para los funcionarios de oídos, que el
pensamiento crítico, responsable, surgido en su propia orilla ideológica. Por
ese camino, ¿puede un revolucionario erguirse, ser un hereje con causa,
siguiendo los dictados de ese sabio intelectual llamado Fernando Martínez
Heredia? ¿Adónde van a desembocar esas aguas estancadas? Se prefieren las conciencias adormecidas en la adoración de la ideología política y no el pensamiento crítico, comprometido, responsable. Aspiramos a un país ágora, abierto a todas las personas de bien, interesadas en hacer,
más que en viejos rencores y agravios.
¿Qué
hacer si tus palabras son vigiladas por un censor instalado tras el buró cómodamente,
para hacer sus interpretaciones tergiversadas siempre? ¿Cómo inspirarse en
Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y ser consecuentes con el tiempo
que nos toca vivir?
Los
hombres van en dos bandos, los que fundan y los que siembran ortigas, me siento
de los primeros y me gustaría me dieran mi espacio de realización personal, no
como mero repetidor de lo que otros deciden, sino siendo un protagonista
activo en lo que mejor se hacer, con capacidad para señalar el lunar donde esté, pero también la luz
bienhechora.
En
el Café de la ciudad casi se nos quema el coco, pudiera decirse; pero no
encontramos maneras enérgicas de ayudar al país, como sujetos críticos y
participativos, -escuchados sobre todas las cosas-, y sentirnos portadores de
esos cambios anhelados por Fidel Castro, cuando definió aquel 1 de mayo de
2000, en la plaza José Martí, el concepto de Revolución.
"...escuchados sobre todas las cosas..."
ResponderEliminar¿"ESCUCHADOS"?
¿"...sentirnos portadores de esos cambios anhelados por Fidel Castro, cuando definió aquel 1 de mayo de 2000, en la plaza José Martí, el concepto de Revolución."?
Los BURÓCRATAS, los que con su PODER REAL, impiden que llegue una carta al sí electo, que liman las asperezas en una queja, al hacer el resumen de aspectos de las quejas recibidas en el día, la semana, el mes, el semestre y anual… Por lo que no se sabe cómo “se ha implementado el 21% de los 313 Lineamientos y se encuentra en proceso el 77 %” (…) Y los líderes CON PRESTIGIO Y SÍ ELECTO se vean obligados a dar la cara para decir “se ha avanzado en el último quinquenio, aun cuando algunas de las medidas todavía no tienen un impacto real en la economía familiar.”
Este es el año que se cumple el Centenario de la Gran Revolución de Octubre, la traicionada, la involucionada, por los burócratas que tumbaron del poder al proletariado que venció a la burguesía.
El año del Cincuentenario del asesinato del Che en Bolivia, por culpa de esos mismos pequeñoburgueses, burócratas, oportunistas deformadores de la teoría que lo hizo ser tan radical y ejemplo de comunista.
Desde que se usurpó la propiedad colectiva y surgió la explotación y con ello el Estado, los DUEÑOS determinan la política.
La teoría revolucionaria, el Marxismo-Leninismo aclara que una vez derrotada la burguesía, el proletariado destruyen el viejo aparato estatal burgués y establecen uno nuevo, con PODER DE ABAJO HACIA ARRIBA, con los trabajadores DUEÑOS de sus centros de trabajo.
Por ello, la cosa no es que se les oiga. La cuestión es que los trabajadores son los que determinan qué, por qué, cuando, cómo, y dónde se tiene que hacer las cosas.
Mientras no se enderezca ese concepto, no saldremos de la indolencia en que estamos sumidos.
Es así de simple.
Edgardo Hinginio En ese bando estamos muchos Arnoldo, el problema es humano y antiquísimo, es del hombre y no del proceso político, aunque se complementen, muchos quieren hacer el bien y avanzar y otros desde la incapacidad, les queda oponerse y contrarestar, hay que seguir luchando para hacer de Cuba, el país que soñaron nuestros hombres de luz, que es también hoy sueño vivo a través de nosotros, solo ha cambiado el calendario...
ResponderEliminarGiordan Rodríguez Milanés Edgardo Hinginio, amigo, otra vez tengo que discrepar contigo. Siendo marxistas, sabemos que los procesos políticos lo hacen los hombres, ningún proceso político es una entelequia, ni está ajeno a la voluntad humana. Puede, efectivamente, haber individualidades que con su comportamiento contradigan el Concepto de Revolución, sin que el proceso político en si mismo lo cuestione pero, se supone, que esas individualidades no encuentren eco ni apoyo en las organizaciones e instituciones de la Revolución, y está sucediendo que precisamente esas instituciones, apoyan justamente a quienes contradicen axiomas como: defender valores en los que se cree y no mentir jamás. Te pongo un ejemplo: el proceso de reordenamiento laboral en la UNEAC en Granma, en relación con el Comité Municipal de Manzanillo, violó todos los procedimientos habidos y por haber, se aparecieron un 27 de septiembre con la decisión de quienes se iban y quienes se quedaban, no conbstituyeron comisión de idoneidad, ni tuvieron en cuenta la opinión del sindicato, y orientaron que había que aplicarlo a partir del mes de octubre. Estaban siendo consecuentes con el Concepto de Revolución? Por supuesto que no. Y por qué el Partido o la propia UNEAC Nacional les permitió violar las propias leyes del país que dicen reconocer? Te puse solo un ejemplo. Pudiera ponerte muchos más. Entonces, se trata de individuos o del disfuncionamiento de las estructuras?
ResponderEliminarEdgardo Hinginio: Discrepas porque yo hablo del hombre, del carácter humano y tú siempre vas a las organizaciones, ya te dije lo que pienso de eso... pero amigo, las organizaciones son compuestas por hombres, si el hombre no tiene la suficiente claridad y capacidad para hacer las cosas bien, entonces le echamos la culpa a las organizaciones, hasta en lo personal lo hacemos, los errores son nuestros, de la persona y nosotros buscamos a quien echarle la culpa de nuestros propios errores, eso es humano, no del ente social que se erige como organización, independientemente de que aparentemente no haya prácticamente diferencias, según tú… ¿Y lo que funciona bien, es la estructura o el hombre?... Porque si, como en todo, hay cosas malas y buenas…
ResponderEliminarGiordan Rodríguez Milanés: Perdona, Edgardo Hinginio, tú hablaste del "proceso político", no de las organizaciones. Yo no me refiero a las organizaciones, sino precisamente al "proceso político" que incluye las organizaciones -respecto a ellas, sólo te puse un ejemplo-, pero que también incluye y determina otros muchos estamentos sociales que superan las organizaciones. A esos estamentos, Althousser le llamó "Aparatos Ideológicos del Estado" , por ejemplo: la escuela, las iglesias, las propias organizaciones políticas y de masas, las instituciones de la cultura artística; y cada uno de esos aparatos está compuesto por hombres y mujeres, seres humanos. De modo que, son los hombres y mujeres en el poder, son los hombres y mujeres que integran esos aparatos ideológicos del Estado desde el poder, y lo determinan, los que determinan un proceso político cualquiera; de modo que si esos hombre y mujeres, desde esos aparatos ideológicos, contradicen con su comportamiento irresponsable, oportunista y arribista el propio Concepto de Revolución, el proceso político se está agullendo a si mismo. Como el sistema autoinmune de un organismo, que se ataca a si mismo, sin distinguir células malignas de las benignas.
ResponderEliminarArnoldo Fernandez: Tiene más valor lo que hace el bando contrario para los funcionarios de oídos, que el pensamiento crítico, responsable, surgido en su propia orilla ideológica. Por ese camino, ¿puede un revolucionario erguirse, ser un hereje con causa, siguiendo los dictados de ese sabio intelectual llamado Fernando Martínez Heredia? ¿Adónde van a desembocar esas aguas estancadas? Se prefieren las conciencias adormecidas en la adoración de la ideología política y no el pensamiento crítico, comprometido, responsable. Aspiramos a un país ágora, abierto a todas las personas de bien, interesadas en hacer, más que en viejos rencores y agravios
ResponderEliminarEdgardo Hinginio: Estoy de acuerdo, Arnoldo, pero esos es un sueño, un sueño, para que funcione esas personas deben tener la suficiente cultura para no contradecirse ellos mismos, es dificil, sabemos que no la poseen, es más facil hacer el amal que el bien, aunque hacer el bien cueste menos sacrificio y sea el propósito, el hombre lleva sus defectos, sus celos, sus ambisiones maliganas, hay que ser muy grande para levantarse sobre la mezquindad humana y ser justo y hacer el bien, eso lo sufrimos a diario, y eso va en la desiciones, en los impulsos, en todas las proyecciones sociales del hombre en sociedad...
ResponderEliminarArmando G. Muñoz: El gran problema de las revoluciones surge cuando los líderes traicionan sus palabras convirtiéndolas en la antítesis de su discurso, poniendo por delante sus ambiciones personales. La revolucion fue traicionada en sus inicios cuando las promesas anunciadas nunca fueron cumplidas.
ResponderEliminarAlfredo Ballesteros: Hoy, Arnoldo, muchos de esos funcionarios de oídos que están totalmente desconectados de las redes siguen pensando de manera analógica y no se dan cuenta que el mundo cambió ante sus narices. El Wifi, por ejemplo, permite a cualquiera decir lo que está pasando en tiempo real en su pueblo, les guste a los del poder o no. Eso no lo pueden controlar. Pero por encima de todos repiten que escribir en internet es hacerle el juego al "enemigo" ¿A cuál enemigo? me pregunto una y otra vez. Hay que dejar dogmas y consignas pre-elaboradas. Las redes llegaron para tener una comunicación horizontal y reconocer lo que está bien pero también para criticar responsablemente y con sentido de patria lo mal hecho. Son esos funcionarios, los que se enteran de lo que uno publica porque otro de más arriba, en una cómoda oficina, le llama por teléfono para avisarle de lo que se publica y ahí comienzan las censuras y a buscar de que manera tuercen tus palabras para descuartizarte. A muchos de ellos "funcionarios de oídos" no les convienen las redes, ya que el discurso por aquí es diferente al que pronuncian. Nosotros ilustramos nuestra Cuba, la de hoy y nos aferramos en hacer de este un mejor país, donde quepamos todos. Ya la gente busca su noticia en Internet y selecciona lo que desea consumir, llegas a las áreas wifi y la gente te dice que lee tus textos, ya no hace falta decirlos por la radio, la gente te sigue y te busca. Sigamos hermano con el sueño del periodismo ciudadano desde un sitio como Contramaestre, ojalá y nunca aparezca el dedo acusador que señale junto a una mano que silencie.
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