Comisión Reforma Constitucional Cuba. Foto tomada de Cubadebate. |
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
Oigo
de lejos hablar sobre la modificación de
nuestra Carta Magna. Intento imaginar lo diferente en las palabras, el
espíritu, los artículos, cada uno de los incisos; no será como otras veces, que
uno se entera de los cambios y levanta
la mano en una reunión del CDR o del
sindicato, sin saber muy bien lo que está aprobando; o sencillamente nos explayamos
en consideraciones filológicas sobre palabras, giros idiomáticos, oraciones, en
fin, nada con sentidos profundos.
Nuestro
país tiene una historia constitucional que transita por varias constituciones
mambisas: Guáimaro, Baraguá, Jimaguayú, La
Yaya. Cada una tiene sus contextos
específicos, en algunas, los cubanos fuimos demasiado ingenuos, en otras, muy
terrenales. Lo real, “si no llegamos, nos pasamos”, como diría el generalísimo
Máximo Gómez. O demasiados civilistas, o
extremadamente militaristas. Nunca el justo medio. Cada fracción siempre
intentó someter a la otra.
En
1940 llegó, -considerada por la mayoría de los expertos-, la mejor de todas las constituciones que Cuba ha podido darse; tenía de modelos a la de Querétaro (1917) y Weimar. Es cierto que en la
letra hay muchas dosis de idealismo, porque se construyó un instrumento
jurídico que reconoció cuestiones sociales de amplio registro como la jornada
laboral de ocho horas y algunos derechos de la mujer, sin embargo,
fue algo anacrónico que no pudo implementarse, porque no había seriedad
alguna en las instituciones de la
Nación y todo quedó en letra muerta.
Con
el triunfo de la Revolución
cubana el 1 de enero de 1959, hubo que
esperar a 1975-1976, para darnos una Constitución, que según algunos
juristas, es un híbrido donde se mezclan artículos de la de 1940 y la de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de 1936. La metodología de aplicación de la misma en verdad no
llegó a calar en la conciencia ciudadana, al extremo de reconocer el sistema
educacional, en décadas como las del 90 del siglo XX y las primeras del XXI,
que no tenemos una cultura jurídica, expresada en conductas sociales acordes a
lo estipulado en la Carta Magna
de la Nación.
Hubo
varios referéndums para reformar algunos artículos en coyunturas determinadas,
pero lo real es que hoy existe un país
muy distinto a la Carta Magna
vigente y hay que hacer coincidir, en prácticas ordenadas, los principales
derechos y deberes de los ciudadanos en
correspondencia con los tiempos.
En
lo personal me pregunto muchas cosas: ¿Qué sucederá con aquellas instituciones agresivas con
el medio ambiente? ¿Qué pasará con los que maltratan a los animales e incluso
los asesinan irresponsablemente en lo
público? ¿Cómo ordenar las prácticas sociales en espacios públicos? ¿Cómo
rescatar las más elementales convenciones de urbanidad y buenas costumbres en
instituciones recreativas, educacionales, de salud, deportivas, de servicios, etc.?
¿Cómo penalizar a los que roben al erario público? ¿Qué hacer con los que
trafican con influencias para ganar favores en la administración de los bienes
y servicios del Estado? ¿Qué papel tendrá el pueblo en términos de derecho para
convertirse en la máxima instancia de la Nación? ¿Se protegerá el desarrollo endógeno de forma tal que los municipios dejen de funcionar como suministradores de bienes y servicios para las capitales provinciales? ¿Cómo se ordenará la relación entre municipios y provincias para gestar un desarrollo que dinamice las fuerzas productivas?
Tengo
más interrogantes, creo que muchas personas como yo las tienen, pero tendré
derecho a expresarlas públicamente, sin ser mal interpretado; serán escuchadas y tenidas en cuenta, o
sencillamente lo que se espera de mí, como ciudadano de la Nación, es que levante la
mano y apruebe lo que otros pensaron y decidieron sin imaginar que millones como yo existen y
consideran válido el derecho a expresarse.
Son tiempos de empoderar cada uno de los llamados logros sociales; protegerlos, para que otros no lucren con ellos, no trafiquen con los mismos, no hagan riqueza a costa del dolor, la enfermedad. Sobre esos derechos tenemos que legislar fino, para tener herramientas que no dejen a los humildes desamparados y a merced de los vividores, que en verdad, campean hoy por su fueros en muchos lugares y nos cuesta trabajo reconocerlos, enfrentarlos y aplicarle las leyes.
Son tiempos de empoderar cada uno de los llamados logros sociales; protegerlos, para que otros no lucren con ellos, no trafiquen con los mismos, no hagan riqueza a costa del dolor, la enfermedad. Sobre esos derechos tenemos que legislar fino, para tener herramientas que no dejen a los humildes desamparados y a merced de los vividores, que en verdad, campean hoy por su fueros en muchos lugares y nos cuesta trabajo reconocerlos, enfrentarlos y aplicarle las leyes.
Si queremos un país donde la primera ley sea el culto a la dignidad plena del hombre, es momento de hacer todo lo necesario para que esa máxima de José Martí no sea un eslogan más, ni una consigna huera, sino un principio ético inviolable, al alcance de todo ciudadano, independientemente de sus creencias, sexo, cultura, opiniones. Es hora de hacer que cada cubano sea un constitucionalista modelo.
Tú artículo está muy bien,a ahora hay que tener en cuenta una cosa, si en nuestra nación no se respetan los más elementales Derechos Humanos, hablase de libertad de expresión, reunión,asociación, pensamiento, en fin lo que estipula la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en Cuba se violan todos, que podemos esperar que suceda con los animales.
ResponderEliminarUna Constitución tiene que estar basada en el respeto al pueblo, la que existe hoy en Cuba y la que supuestamente van a modificar solo va a representar los intereses del grupo que está en el poder, pues no les conviene que existan elecciones libres, partidos políticos independientes,un u prensa libre que tenga como basamento su compromiso con la verdad y no con el Partido Único, una Constitución donde cada cuatro o cinco años el pueblo pueda elegir a sus Representantes a todos los niveles, no un poder vitalicio que hace más de medio siglo busca una solución a los problemas de la nación y aun no lo encuentra pues y se basan en una serie de justificación para seguir en el poder, mientras que el pueblo ve como lo mejor de sus hijos tienen que salir huyendo en busca de futuro sueños y aspiraciones que no lo encuentran en su tierra.
Estuve escribiendo., entró una llamada ,no sé donde toqué y se me perdió lo escrito,pero ahí voy de nuevo. He leído algunos artículos al respecto, unos dicen modificación, otros dicen reformas, otros creación o elaboración de una nueva constitución. No sé en realidad cuål será la decisión tomada en la Asamblea Nacional, espero sea una nueva constitución, es lo mås correcto, porque la situación.actual de la isla lo amerita, pero no serìa una comisión quien la elaboraría, sería una Asamblea Constituyente, pero creo que eso no es lo que está en la mente de las autoridades wue toman decisiones actualmenete. Revisaré la Cn cubana para luego reflexionar. La Cn es la primera ley de la república y como tal debe reflejar la voluntad del pueblo, este debe ser consultado desde el inicio del proceso, analizadas las propuestas presentadas,y luego darle forma jurídico- legal.Patrticipé, como un ciudadano mås, en los estudios y discusión de aquella primera constitución dentro de la revolución, fue interesante, pero no había ningún conocimiento jurídico legal de mi parte en aquel momento, entonces escuché y voté, levanté la mano y hasta aquí llegò mi participación, y con este acto le dí valor al proyecto que aún rige y limita la actuación de los cubanos en muchos aspectos de la vida cotidiana.Creo que la participación del pueblo es vital en esta nueva etapa.de la revolución, hay nuevos espacios al menos en el plano económico y ella debe recoger en su texto la permisibilidad, la garantía y seguridad de cada espacio, debe eliminar tantas restricciones que frenan el desarrollo económico del país , debe contener el reconocimiento a todos los nacidos en la isla su condición de cubanos, sean revolucionarios o no, a nadie debe negársele ese derecho. Los problemas con la ley de cada cubano, se resolverån conforme lo que establece la ley penal, misma que será reformada a raíz de la nueva constitución. También deberá defender y proteger los logros sociales alcanzados hasta el momento y castigar duro a quienes en ejercicio de sus funciones, practiquen actos de abuso y corrupción. El país necesita un cambio radical en cuanto a leyes se refiere. Soy partidario que se debe recoger en la Cn el derecho de los cubanos a invertir en la isla con los musmos derechos y obligaciones que lo hacen.los extranjeros, los que han vivido allí durante los años duros y difíciles de la revolución deben ser gratificados por su resistencia y apoyo al proceso, se lo merecen, hay que dejar de pensar que todos quieren hacerse ricos y capitalistas, todos merecemos un buen nivel de vida y si lo logramos bajo leyes justas y el esfuerzo individual y colectivo, el apoyo a la causa revolucionaria seræ mayor. La constitución debe recoger todo esto en su texto. Los pobres también tenemos derecho al disfrute de una vida mejor.
ResponderEliminarEstoy convencido que todo quedará igualito, sólo será un amago; no es pesimismo, es que conozco el monstruo.
ResponderEliminar