jueves, 15 de noviembre de 2018

Pan con mantequilla



Las barras de mantequilla “con la vaca afuera”, uno podía comprarlas  en cualquier comercio.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com 

He comido hoy dos panes con mantequilla, acompañados por un jugo de papaya y me han sabido a gloria. Pan con mantequilla, una delicia... En mis tiempos de secundaria básica  costaba 15 centavos. Recuerdo venía en la tarde de Cruce de Anacahuita a la Pepito Tey a dar clases, unos cuatro kilómetros de distancia; al terminar, mi primo Wilfredo y yo salíamos a toda carrera camino al “Baturro”, donde podíamos cómpralos por cantidad. Día por día en casa me daban dos pesos,  de ellos cogía 40 centavos para la guagua y  el resto a mis ahorros, aunque a decir verdad, los invertía en  panes con mantequilla y refrescos  gaseados de 10 centavos o un yogur de veinte. Comía cuatro o cinco todos los días,  era la manera más rebelde de pelearme con la leche de vaca en casa y las viandas con chicharrones o bisteces de puerco o res. Comer pan con mantequilla era como ir al cosmos y regresar victorioso. Mamá sabía de mis locuras con el camarada pan con mantequilla, me advertía sobre la grasa, la obesidad,  las espinillas, pero yo era más flaco que un güín y los sermones de la vieja no me convencían.  Las barras de mantequilla “con la vaca afuera”, uno podía comprarlas  en cualquier comercio; las había por montones;  a mucha gente no le agradaban, porque había tanta carne, mariscos, de todo, así que comerla con pan  era pertenecer a la última cola de lo social;  pero en mis pensamientos no había entrado todavía “El capital”;  mi felicidad mayor era jugar bolas, a los soldaditos y arrastrar mis  carros de juguete. Con toda honestidad era una vida muy sana, aunque mamá me advirtiera siempre contra los males del pan con mantequilla;  pero un día las vacas desaparecieron de los establos, de las envolturas brillantes; la leche era algo impensable  y por décadas perdimos la pista de aquella mantequilla; años después la vimos en nuevas tiendas con otro vestido, a precios exorbitantes, casi 50 pesos;  juré no comerla más, me peleé con ella, porque mis bolsillos no cubrían esa demanda;  su camarada el pan tenía el apellido “especial” y unos números altos, 3:50, 7:00, 10.  Ya ni siquiera el “Baturro existía”, en su lugar, un restaurante con nombre geográfico. Decir pan con mantequilla es recordar un tiempo que no volverá; unas vacas envueltas en papeles luminosos, pastando en un viejo establo de los 80.

1 comentario:

  1. Por el TRIPLE BLOQUEO:
    - El de EE.UU.;
    - El de la traición de la Europa del Este;
    - Y el de los burócratas que han usurpado el poder al pueblo, prohibiéndolo toda iniciativa emprendedora.

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