Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeaguaoriente@gmail.com
La Revolución Cubana formó
expectativas homogéneas en los jóvenes, es por eso que los nacidos en los 60,
los 70 y la primera mitad de los 80, del
siglo XX, crecieron con una visión de los valores, donde existía correspondencia entre aspiraciones
y posibilidades; así lo creía la mayoría.
En el acceso a la educación lo
importante era el Deber Ser, no el Ser para Tener. Esa construcción
espiritual ponía el estudio como máxima aspiración en la vida. Para cualquier familia, tener un hijo
universitario, técnico medio, un bachiller vencido, o un 9no
grado, era algo grande.
Sin embargo, en la década de los
90, la situación dio un punto de giro y se produjo un desbalance entre
aspiraciones y posibilidades.
Los jóvenes marcados fuertemente
por el impacto económico de la crisis; la influencia de la cultura de Estados
Unidos y sobre todo por la comunidad cubana
en ese país, construyeron un modelo de bienestar encaminado a lograr altos valores de consumo
y estatus social.
La realidad nos dice hoy que en los jóvenes existe una elevada
conciencia de consumidores y no de productores de bienes materiales y espirituales.
El Ser para Tener se ha impuesto con
fuerza y es urgente replantearse el proceso de comunicación sociocultural con
estos grupos etáreos.
Según la socióloga de la
Universidad de la Habana, María Isabel Domínguez, las
instituciones del Estado deben dar respuestas ágiles, inteligentes y pulsar
permanentemente lo dictados valorativos de la realidad; no estar de
espaldas a las exigencias prácticas de
la vida cotidiana.
La relación instituciones,
dirigentes, jóvenes, pueblo, debe ser una interrelación flexible, creativa, sincera.
Si falla, entra el sustento objetivo de la doble moral y se impone
definitivamente el SER PARA TENER,
porque es el que vale, el que se percibe
como valioso, el que genera bienes materiales a cualquier precio ético.
Si un examen es un instrumento de
medición de conocimientos y el que cree en el SER PARA TENER, compra a
los responsables de aplicarlo con justicia; ya el estudio como aspiración deja
de ser una meta creíble para el resto de los jóvenes.
Si queremos una juventud
comprometida con nuestro tiempo y el futuro, debemos empezar a cambiar nuestros
métodos, para convencerlos que estudiar vale la pena, que un profesional
humanista, tendrá como aspiración el Deber
Ser como realización suprema de su vida.
en algunos lugares, en barrios la opción "barata"de diversión es el bafle a todo lo que da y la cerveza... te feliciro Arbnoldo por tu blog, no sé si es aquí que vabe esa felicitación por tu claridad y por tu arraigo, por tu cubanía y por no conformarter GRaciasa ti y a Caracol de agua ten mi abrazo
ResponderEliminarCreo en el criterio de la destrucción de los valores, q mas q un fenómeno social pasa por el prisma cultural, qué papel juegan las instituciones culturales, académicas y gubernamentales en la metamorfosis de nuestros valores como sociedad y juventud cubana en conceptos éticos de abismo? Muchos de los cuales digase aquí trascienden fronteras. Lamentablemente estamos en el punto de no retorno.
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