lunes, 4 de julio de 2022

ADIÓS COSITO DE MI VIDA (Crónica)



Por Arnoldo Fernández Verdecia 

Tu lengua era un regalo de cada amanecer, primero te erguías sobre tus dos patas traseras y luego pasabas una de las de adelante sobre mi cuerpo dormido; cuando abría los ojos, allí tú, con esas motas de algodón blanco, negro y esa mirada tan humana que me hizo adorarte desde el día que decidí recogerte, cuando deambulabas por las calles, sin refugio, ni comida, ni amor... Te di primero unos metros cuadrados en una casita improvisada que hice para ti, pero eras tan agradecido, amoroso, que fuiste ganando espacios y terminaste acompañando la soledad de mi habitación, donde ya nadie podía sacarte de allí. Heredaste el plato rojo, el de Cuquita, la mascota de 15 años que el tiempo me robó en enero de 2021, lo hiciste tan tuyo que no podías comer en otro. Comprendí que conocías mi dolor y sabías empujarme a seguir viviendo, luego de perder el trabajo, a mi padre, al abuelo que me crió desde niño, a la finca donde vine al mundo que tíos egoístas nunca compartieron e ignoraron la memoria amorosa del abuelo. Nunca pude llevarte allí porque ya era de extraños. Añoré recorrer aquellos sitios donde mi niñez creció y fue feliz, pero no pude complacerte. Creí que podíamos tener un fragmento de tierra para sembrar, un caney forrado con guano, plantas frutales para alimentar el alma, un concierto de tojosas y palomas como regalo y juntos esperar la tarde para volver a casa y regresar cada día allí, como antes lo hizo el padre del abuelo, el mismo abuelo, mi padre y yo. Nunca supe la edad que tenías al llegar. No te pregunté, lo importante era hacerte feliz y que olvidaras los traumas que tu vida anterior grabó en tu memoria. Conociste el amor en toda su fuerza expansiva, ese es el mayor consuelo que puedo darle a mi conciencia. Te di las comidas de tus sueños. Nos acostamos tantas veces sobre el piso del corredor a mirar las estrellas en la noche y creer que un día seríamos alguna de ellas. Te llamé Cosito, porque eras apenas un fragmento de la nada que había sido tu vida anterior. Ladrabas a los carros porque los creías monstruos de alas y grandes cuernos que venían a comerte. A veces desaparecías en unas convulsiones que te hacían orinarte de dolor, pero a fuerza de afecto, cuidados médicos, hacía un año que no las habías tenido.  Eras el guardián de mis días y noches, nadie podía acercarse a mí, porque estabas dispuesto a morder al que quisiera hacerme daño. Durante la pandemia estuviste a mi lado, podías haber regresado al mundo del que una vez viniste, pero escogiste quedarte y juntos armamos una felicidad que nos convirtió en familia, grandes amigos; nunca imaginamos que un día tu paso cansado, la respiración trabajosa, eran las señales de una despedida que nunca creímos cercana, porque nos habíamos jurado amor eterno y acompañarnos siempre hasta el final de nuestras vidas. Te has ido Cosito mío. Tu corazón se apagó ante mis ojos sin poder hacer nada; no pude ser el guerrero que te trajo a casa, luego de enfrentar a aquel bárbaro en marzo de 2020, que apedreó una de tus patas y casi te saca un ojo;  de aquella nada, violenta, triste, pude salvarte, poner ante tu vida un reino para que nadie más abusara de ti;  sin embargo hoy, domingo 3 de julio de 2022, a las 7: 19 minutos de la tarde, te has ido al cielo; ahora eres una estrella que buscaré en la noche. Será muy difícil no salir a pasear contigo en las mañanas y al anochecer. El mundo ya no será el mismo sin tus ladridos. Al amanecer, me costará aceptar que ya no tendré nunca más las caricias de tu lengua y tus paticas adorables sobre mi cuerpo, como el mejor de los relojes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MUY IMPORTANTE: No se publicarán comentarios anónimos en este blog, es necesario consignar siempre la identidad de la persona. No se admiten ofensas, insultos, propagandas de ningún tipo. Cada persona tiene la libertad de expresar lo que piensa, pero con respeto al otro diferente. d



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Aviso a los lectores de Caracol de agua

Este blog admite juicios diferentes, discrepancias, pero no insultos y ofensas personales, ni comentarios anónimos. Revise su comentario antes de ponerlo, comparta su identidad y debatiremos eternamente sobre lo que usted desee. Los comentarios son propiedad de quien los envió. No somos responsables éticos por su contenido.