Mostrando entradas con la etiqueta agua. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta agua. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de agosto de 2019

Caracol de agua tiene la edad de mi hija



Por Reinier Rodríguez (Poeta martiano confeso)

Caracol de agua tiene la edad de mi hija.

Lo he visto crecer como a ella.

He compartido sus aspiraciones, venturas y desasosiegos.

He padecido sus enfermedades y detractores.

Y creo en él, los que lo animan y hacen fuerte en tiempos de sequía moral y reservas de fe, y sus lectores regulares de cualquier parte del mundo.

Todos hacemos parte de esa agua

miércoles, 8 de agosto de 2018

Regando el jardín en las mañanas (1)



Salgo a mi pequeño jardín con los claros del sol. Los pétalos morados lastiman mis ojos. Mis manos esparcen agua fresca  sobre ellos. Sonríen. ¿Acaso me estaré volviendo loco?, pero hay una sonrisa allí, una que me busca, me hace cosquillas y yo quiero creer que estoy volviéndome loco. Cierro la puerta y la vuelvo a abrir. La sonrisa no se ha ido, me llama con sus manos largas y huesudas; hasta me saluda, me hace una señal que no entiendo y desaparece entre los pétalos morados, que otra vez lastiman mis ojos. Mi padre viejo sentado sobre un extraño tronco de palma me explica lo que significa. Pienso en el canario amarillo que  tiene el ojo tan negro.


viernes, 26 de agosto de 2016

LANZAR EL ÚLTIMO CARACOL AL AGUA



Lezama.

Por Ernesto Andrés de la Fé (Lezama) Reside en Contramaestre.                       
                         Al Caracol 
Siempre que pienso en el fuego
La noche desgarra los límites
El aire de boca en boca 
lacera otra necesidad
purifica la esencia
La llama que circula entre los cuerpos
desborda el espiral de agua
otros aprenden a morir sobre las llamas
reverencian otras posiciones del cuerpo
arden bajo la luz de la palabra muerta
Hacia otras aguas apuntan sus fusiles
tinta y plomo a ambos lados del paisaje
perforan con la misma intensidad los muros
esta ciudad que lentamente se deshace en las vitrolas

lunes, 3 de agosto de 2015

Sin agua en casa para llevar los días



Al amanecer se inclina nuevamente, entonces comprende que todo seguirá igual por un largo tiempo.

Por Arnoldo Fernández Verdecia. afdez@enet.cu 

Día tras día el hombre inclina el cuerpo, revisa, pero ni una gota de agua, entonces hace una mueca de disgusto y camina sin dirección. Piensa en lo difícil de los tiempos, lo caro que está todo,  pero un rayo de esperanza cruza por su mente y decide tomar unos envases grandes y cargar agua al hombro desde un lugar cercano a su casa donde la almacenan en grandes cantidades. Sus necesidades fisiológica las hace en un pequeño orificio cavado en el patio de casa, no puede usar el retrete habitual porque no tiene forma de descargarlo. Sus animales de corral reclaman el anhelado líquido, pero el hombre no sabe qué hacer. Tendrá que sacrificarlos, comerlos o venderlos; pero otro rayo de esperanza surca su mente y entonces busca más agua y calma la sed de aquellos que alivian sus días con huevos y carne. En la noche vuelve al mismo lugar, se agacha, pero ninguna señal. Hacen una procesión al río cercano, llevan en alto imágenes de Cristo redentor, pero la lluvia no aparece, ni el agua corriente tampoco, sólo viento, y, de tan ríspido, muele árboles y esparce hojillas en el patio como pequeños triángulos de dolor. Al amanecer se inclina nuevamente, entonces comprende que todo seguirá igual por un largo tiempo, debe hacer una cisterna para almacenar todos los tanques probables. Esa es la solución y el último rayo de esperanza camina su cabeza.

martes, 11 de noviembre de 2014

En la hora de partir, aullando en el mar...

Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu 

MI MAR LO REGALO A LOS QUE QUIERAN NADAR SUS AGUAS EN LAS SIGUIENTES FOTOS: 
El agua por todas partes
me obliga a sentarme en la mesa del café.

 
Una taza de café no puede alejar mi idea fija.

Una anciana
  ha vivido ciento ocho años rodeada de agua por todas partes.
Los cuerpos, en las aguas, como carbones apagados derivan hacia el mar.
Me detengo en ciertas palabras tradicionales:
el aguacero, la siesta, el cañaveral, el tabaco...
Cada hombre en el rencoroso trabajo de recortar
los bordes de la isla más bella del mundo
A continuación, fragmento del famoso poema La isla en peso del escritor Virgilio Piñera. 

La maldita circunstancia del agua por todas partes
me obliga a sentarme en la mesa del café.
Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer
hubiera podido dormir a pierna suelta.
Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar
doce personas morían en un cuarto por compresión.
Cuando a la madrugada la pordiosera resbala en el agua
en el preciso momento en que se lava uno de sus pezones,
me acostumbro al hedor del puerto,
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche a noche, al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
Una taza de café no puede alejar mi idea fija,
en otro tiempo yo vivía adánicamente.
¿Qué trajo la metamorfosis?
La eterna miseria que es el acto de recordar.
Si tú pudieras formar de nuevo aquellas combinaciones,
devolviéndome el país sin el agua,
me la bebería toda para escupir al cielo.
Pero he visto la música detenida en las caderas,
he visto a las negras bailando con vasos de ron en sus cabezas.
Hay que saltar del lecho con la firme convicción
de que tus dientes han crecido,
de que tu corazón te saldrá por la boca.
Aún flota en los arrecifes el uniforme del marinero ahogado.
Hay que saltar del lecho y buscar la vena mayor del mar para desangrarlo.
Me he puesto a pescar esponjas frenéticamente,
esos seres milagrosos que pueden desalojar hasta la última gota de agua
y vivir secamente.
Esta noche he llorado al conocer a una anciana
que ha vivido ciento ocho años rodeada de agua por todas partes.
Hay que morder, hay que gritar, hay que arañar.
He dado las últimas instrucciones.
El perfume de la piña puede detener a un pájaro.
Los once mulatos se disputaban el fruto,
los once mulatos fálicos murieron en la orilla de la playa.
He dado las últimas instrucciones.
Todos nos hemos desnudado.
(...)


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Aviso a los lectores de Caracol de agua

Este blog admite juicios diferentes, discrepancias, pero no insultos y ofensas personales, ni comentarios anónimos. Revise su comentario antes de ponerlo, comparta su identidad y debatiremos eternamente sobre lo que usted desee. Los comentarios son propiedad de quien los envió. No somos responsables éticos por su contenido.