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lunes, 23 de octubre de 2023

EL POETA (Solamente había escrito un libro bueno, uno nada más)


Por Arnoldo Fernández V

Una noche llegó a casa bajo la lluvia intensa; era mucho el cansancio, el hambre, el deseo de un baño caliente, una cama. No dudé en complacerlo. Por su palabra breve, y su paso de tortuga, parecía un hombre bueno.   Verlo saborear los alimentos en la mesa familiar, me hizo creerlo amigo. Verlo dormir, en la cama de mis padres, confirmó aún más mi creencia. Verlo al amanecer, apurar el café que llevé a sus manos, me convenció mucho más. Yo creía que era mi amigo, pero aquel hombre tenía una rara enfermedad que contrajo en su tierra natal y la trajo al pueblo. Todo comenzó cuando fue al taller literario, allí donde los muchachos creíamos ser Pablo Neruda o César Vallejo, allí donde éramos tan felices, leyéndonos las cosas que escribíamos. Un día nos invitó a su casa y allá nos fuimos todos. Vivía en una accesoria, como decimos los cubanos, una accesoria llena de libros por donde quiera, casi hasta el mismísimo techo; la sala era pequeñísima, sólo tres o cuatro personas podían estar, nadie más, así que nos llevó para el cuarto y nos invitó a sentar en la cama. Allí habló de José Lezama Lima, lo hizo con mucha pasión, tanta que sólo el mismo podía comprenderse, porque aquel hombre creía que era Lezama, hacía todo como Lezama, bebía como Lezama, decía que su Paradiso era mucho mejor que el de Lezama y nosotros escuchando a aquel hombre, sin saber adónde quería llegar. Habló del capítulo 8 de Paradiso, de la ilustración de cubierta de Fayad Jamís, de esa piña memorable y nosotros sin saber adónde carajos iba, qué quería después de tanta palabra. Luego se fue a la cocina, el olor a café llegó al cuarto, después asomó con unas tazas de porcelana china, donde podía verse al humo hacer siluetas en el aire. El café sabía a gloria, dijo que nadie como él lo hacía, lo había aprendido con los indios de la Primada de Cuba. Luego habló de Dios, lo hizo con tal vehemencia que todo lo creímos bautizado. Minutos más tarde, volvió a perderse en la profundidad de la accesoria. Volvió con palitos chinos y nos invitó a jugar, lo aprendió con su madre, le enseñó la habilidad para no mover ninguno y ganar todos los puntos posibles. Conversa con él mismo, los dos perecen muy felices escuchándose y nosotros allí, sin saber qué hacer, porque no nos deja leer un poema, ni un poema, él es el elegido de la poesía, la única estrella del firmamento. Se nos fue la tarde atrapados en aquel Lezama. Cuando la noche cae, regresamos. El día que volvimos al taller, otra vez él allí, con su lezamismo autoritario nos obligó a callar, hizo alardes del lenguaje, de los recursos literarios y dijo que no éramos poetas.  Todos los domingos, el taller se volvió él, únicamente él sabía el meollo de la poesía, el secreto de Garcilaso, lo que había tras la zarza ardiendo.  Llevarle la contraria, era ser su enemigo. Un muchacho, que nunca fue poeta, -un alabardero- se dedicó a ensalzarlo, todo cuanto hacía tenía su apoyo: un evento, un acto, un artículo, un programa de radio, lo que fuera; así que el muchacho se convirtió a su lezamismo y quería ser como él; nosotros nos apartamos, era irresistible ser parte de aquella mala canturía donde había un solo gallo. El muchacho y él se fueron de nupcias, hicieron todo lo que él quería, pero nadie los seguía, nadie les creyó, pero ellos hicieron guerra a los que no seguían su palabra, sólo querían epígonos, no había espacio para los que disentían. Un día el muchacho se fue muy lejos y el poeta quedó sólo, muy sólo, quiso volver al taller, a su lezamismo autoritario, pero ya había otros talleres y los muchachos, que ya no éramos nosotros, eran parte de ellos, hacían su palabra, la cocían al fuego. Otros poetas crearon nuevos reinos donde él sólo era una sombra. Entonces se dedicó a difamar por los cuatro puntos cardinales, a decir que era el único que había hecho la historia, los demás éramos corsarios y piratas. Donde quiera que hubiera un oído, su palabra era colocada para torcer el camino de la nueva poesía, de los nuevos poetas. Él solamente había escrito un libro bueno, uno nada más; según confidencias, tenía el estilo de un poeta muerto, uno que ganó fama y lauros en vida, uno que si fue grande en verdad. El poeta escribió como el poeta ido, todos nos dimos cuenta, la mujer del fallecido tenía esa certeza, todos la teníamos, menos el muchacho, que desde muy lejos seguía alabándolo, haciéndole creer que en la tierra como en el cielo, era el único, los demás éramos malas copias. Así que verlo llegar esa noche a casa no era un buen augurio, no podía ser un buen augurio. Ese hombre que comió los alimentos en la mesa de la familia, el que durmió en la cama de mis padres, el que saboreó mi café, no era mi amigo, era un poeta caído del cielo, un poeta enfermo, tenía la pava de los poetas; autorizó la ofrenda del Gran Hermano.

viernes, 26 de agosto de 2016

LANZAR EL ÚLTIMO CARACOL AL AGUA



Lezama.

Por Ernesto Andrés de la Fé (Lezama) Reside en Contramaestre.                       
                         Al Caracol 
Siempre que pienso en el fuego
La noche desgarra los límites
El aire de boca en boca 
lacera otra necesidad
purifica la esencia
La llama que circula entre los cuerpos
desborda el espiral de agua
otros aprenden a morir sobre las llamas
reverencian otras posiciones del cuerpo
arden bajo la luz de la palabra muerta
Hacia otras aguas apuntan sus fusiles
tinta y plomo a ambos lados del paisaje
perforan con la misma intensidad los muros
esta ciudad que lentamente se deshace en las vitrolas

lunes, 22 de agosto de 2016

En Cuba hay un nuevo Lezama



Lezama. Foto Lihester Amador
Por Rafael Cruz. (Editor del blog Turquinauta)

Lezama, supongo que si en algún lugar del más allá, o más acá, o sabe Dios donde habitan los espíritus, los rebeldes, los inmensos le dicen que aquí en esta tierra hay un nuevo Lezama, seguro me examina así, como él lo hacía, con la cabeza baja y las pupilas apuntando en lo alto, taladrando al de enfrente con un brillo filoso en la mirada. 

Pero no se quedan las cosas allí maestro, este Lezama de ahora no es de Centro Habana, ni siquiera de la capital, es un poeta del “profundo Oriente” vive en el histórico municipio de Contramaestre. Entonces el autor de Paradiso puede que hasta se saque las manos de los bolsillos del ancho pantalón y levante el dedo en tono de “no estoy para bromas”. No es broma maestro hay más -no lo va a creer el genio, seguro que esta vez sí que nos lanza por la cabeza una de sus famosas ironías, pero que se le va a hacer, la verdad es la verdad- este nuevo Lezama, es médico, y se especializa en ginecología.

Ernesto Andrés de la Fe Fonseca es un joven oriental, ya sabemos el lugar exacto, es médico y  hace poesía, buena poesía por demás, sus compañeros una vez le dijeron medio en broma, medio en serio Lezama, y se le quedó el costoso alias, tanto así que ahora resulta que nadie conoce a Ernesto Andrés, ni siquiera los muchachos de la facultad de medicina, o de la Asociación Hermanos Saíz a la cual pertenece, es Lezama y no será el otro, el de la redacción intrincada, el de los ojos que miran como si te atravesaran, pero este es bueno, sensible, anda cargando versos en el mismo maletín que carga los libros de medicina, no habrá escrito aún su Paradiso pero ya lo hará, seguro que lo hará. 

 ¿Por qué “Lezama”? 

Soy escritor, hago poesía, bueno eso creo, la cosa comenzó con los amigos, yo leía mis poemas y a uno se le fue eso de decirme Lezama, y se quedó, tanto que ahora nadie me dice mi nombre sino Lezama o Lezamita.

Pero para un joven escritor ese es un nombre que pesa mucho, ¿cómo haces para cargar con él?  

Mira yo no me creo Lezama, soy solo un joven que comenzó a escribir sobre los 16 años y me tomé la cosa en serio, fui madurando un poco, al principio hacía textos muy ingenuos así comenzamos, luego con el tiempo, la lectura, el estudio, el mucho escribir se me fue haciendo mejor jugar con las palabras, con el lenguaje, con las imágenes, construir símbolos, que son las herramientas de la poesía. Siempre digo que no escribo por inspiración sino por “expiración” la poesía es eso expiración, soltar en unos versos todo lo que uno tiene entre pecho y espalda, Lo sueltas sobre todo para salvarse uno mismo. El poeta escribe más para sí mismo que para el público que te va a leer. La publicación viene después viene con los libros, con el trayecto y la consolidación como escritor, pero todo parte de la necesidad de expresarse, de comunicarse, la necesidad de gritar las palabras que nos arden en la cabeza.

¿Qué tienes que gritar? 

 La vida cotidiana, el día a día, mi vida, la de mi generación, cómo veo a mis compañeros, la vida dentro de una isla. Todos los poetas que vivimos en una isla como decía Virgilio Piñeira tenemos agua por todas partes y estamos tratando de bogar, eso nos marca en la construcción de la obra poética. Te llenas de símbolos y con esos símbolos reflejo los desafíos de mi generación.

 ¿Cuáles son esos desafíos? 

 Mi generación no tiene historia todavía, está necesitada de hacerla y eso es un proceso bien duro, hacer la historia su propia historia. Para ello necesita, entre otras cosas, de la cultura, del arte, de la literatura, la poesía con su carga de símbolos. La cultura nuestra, esa que nos provee de los estandartes donde se refleja la historia profunda de Cuba, A ese lugar debemos ir y tocar las venas de nuestras raíces. Me asusta ver a los jóvenes de mi generación que se están alejando de la Patria, no la geográfica, de la Patria espiritual.

En un poema que escribí hablo de la “Matria”,  “Matria y Patria dos porciones indistintas”. Tienes que verlas como una unidad, hay que convertirlas en una sola. La Matria es el sentimiento que profesas por la Patria que tú quieres, aunque esté en otra dimensión, aunque sea una utopía, aunque la construyas con sueños, pero que esa Patria sea de todos y sobre todo se construya con nuestras raíces, así de un modo natural.

No tengo desafíos propios, no creo en ellos, creo más bien en desafíos de todos, en lo individual uno debe servir, hacer la obra sin esperar reconocimiento alguno, Mi meta está en llegar a las profundidades de este tiempo que me toca vivir, desde mis raíces y con ellos ser consecuente para ser mejor ser humano, no aislado sino en mi sociedad que es mi Patria más patriota y matriota.

 ¿No te parece que estamos, como sociedad, necesitados de jóvenes con los interese espirituales que tienes tú y al mismo tiempo que la sepan expresar?

Se necesitan muchas voces en mi generación, mi generación debe dejar un poco lo que le distrae, le pierde y repensar mejor la vida que queremos, los procesos sociales que queremos y tener una voz crítica dentro de todos esos procesos, y aportar en su construcción, porque es el destino de todos en este país, en esta sociedad que queremos construir.

 ¿Qué ha significado la Asociación Hermanos Saíz para ti? 

 Es mi organización, nos ha dado la posibilidad a los jóvenes creadores de hacer visible nuestra obra. Están por ejemplo los Premios Calendarios -por cierto hay que promoverlos más- La AHS tiene un sistema de becas importantes ayudar a los jóvenes a dedicarse a su obra. Mira cuando se hable en el futuro de la cultura cubana hay que hablar obligatoriamente de la AHS.  Muchos de los artistas consagrados pasaron por la organización, se formaron en la organización. Aunque está por toda Cuba, todavía la AHS tendría que proponerse ir más a la Cuba profunda, en lo geográfico, en lo espiritual, en los histórico, en lo cultural. Eso nos toca como creadores buscar más las esencias de la Patria y de la Matria, ir a nuestras tradiciones porque de ellas nacimos, ellas son nuestros asideros y desde allí salir entonces a cambiar nuestra realidad.

¿Uno de los retos más serios en la sociedad actual es que los jóvenes no leen, que crees debemos hacer?

Ya tu vez, yo creo que ahora se lee más que antes, pero no hay una orientación sobre lo que se lee. Hay más información disponible, pero lo que no hay es una educación hacia la literatura hacia las obras valiosas, importantes.

En esta época de tanta tecnología disponemos de recursos insospechados, en un Tablet podemos tener cinco mil volúmenes. Te imaginas lo que son cinco mil volúmenes, antes era impensable disponer de cinco mil volúmenes si tener un edificio y no pequeño. Hoy eso cabe en un Tablet, pero los que usan el Tablet lo usan para leer cosas que no son enriquecedoras, lo usan para búsquedas rápidas de información, en la Wikipedia por ejemplo, información concentrada, rápida superficial,  y allí lo dejan todo, en la superficie, en lo fácil, en la información rápida que ha sustituido al conocimiento real. Las editoriales tienen que estimular una literatura que enamore a los jóvenes y hacer con los clásicos ediciones capaces de estimular a los jóvenes. Yo sigo adorando los libros, el olor entrañable del libro. Pero las nuevas tectologías son fabulosas. Las editoriales tienen que seguir insistiendo en obras capaces de seducir a los jóvenes, de llevarlos a aprender y a aprehender conocimiento y cultura, más allá de la información concentrada, rápida superficial. 

¿Cuáles son tus paradigmas en la literatura y en lo histórico social, lo científico? 

Todos tenemos influencias de los que leemos y nos marcan, pero es importante partir de ellos para encontrar tu propio estilo, tu propia identidad, que es lo que quiero decir y como lo quiero decir. En la literatura Ángel Escobar, Virgilio Piñeira, Lezama Lima, Roberto Manzano. En lo científico tengo como paradigma a mis profesores de la Universidad de Santiago el Dr. Roca por ejemplo, que es autor de libros de Medicina Interna que usamos en Cuba, todos esos profesores que han sido los paradigmas de muchas generaciones de médicos, fueron profesores de mis padres y la verdad yo quisiera ser un profesional como lo son ellos. En lo histórico Fidel Castro, Nelson Mandela, Salvador Allende, Hugo Chávez, Martí, Luisito y Sergio Saíz.

En tu proyecto personal ¿cómo sientes la influencia del pensamiento de Fidel?

Siempre pienso que la obra de Fidel deberíamos estudiarla más, de aprender a leer lo que él nos dice en sus símbolos en sus mensajes, lo que nos dice entre líneas, lo que nos ha estado diciendo siempre. Tenemos que ir más a sus discursos, a su pensamiento a sus reflexiones y a su obra, entenderla en el contexto histórico que ocurre. Hay que aprender mucho de Fidel, y actuar en consecuencia, procurar ser de alguna manera un soñador y un creador como ha sido él.
 

Ya ve maestro, quien se lo iba a decir, a mí me parece fabuloso eso de que ese profesional, quien atiende a la madre y la ayuda en el momento de dar a la luz hijos, ese que recibe a los chiquillos cuando asoman la cabeza a este complicado mundo sea un tipo capaz de hacer poesía. Yo no se usted que piensa pero este sería un lugar mejor si todo el que nos da la bienvenida a la tierra, además de ser un buen médico sea poeta y mejor si además le dicen Lezama.  

Poemas de Ernesto Andrés de la Fe Fonseca (Lezama)


VIBRACIONES  
 
A la derecha del cadáver
se modifica el mármol
que no cubrirá otro camposanto.
No hay descanso después de las espinas
y el  constante cosquilleo
Una vibración de buena intensidad
se superponen en sus límites
Mayo fluye
La condición del cuerpo divide los aguaceros
El cadáver sobre la tierra
vibra en porciones indistintas
Matria y Patria.
Pongo el cuerpo sobre el suelo
otros tantos se unen en silencio
la maleza y  el marabú de los campos de Oriente
carcomen los movimientos.
Remanganaguas ha quedado a la izquierda
es un paso ciego de arremolinadas perturbaciones
Sobre el pecho del cadáver resisto los aguaceros
Pongo el oído en el suelo
La gran arteria
no deja de latir

El GRAN SALTO 
 
A los millones de gorriones
que cayeron sobre el suelo de China
La primera gran orden del primer gran líder
es salir a los parques y tocar grandes cacerolas
Ellos sabrán cuando detener las alas
Un país no se mide por la diversidad de sus pájaros
Eran frágiles gorriones y no entendieron
que la revolución
va más allá de un montón de plumas cubriendo el suelo
No les estaba permitido posar
Simples pájaros que no se adaptaron
Así son las guerras modernas
se escucha millones de personas
todos vienen y pelean contra los gorriones
mientras las tristes alas no dejan de batir
Eso tal vez quedó en el olvido
La memoria de los pájaros (por suerte)
no surte efecto a largo plazo
Así terminan las grandes guerras
Cuando comienzan a morir gorriones.



Publicado originalmente con el título: En la matria deLezama

miércoles, 2 de abril de 2014

La mayoría de los cubanos nunca hemos viajado

Se necesitan muchas lámparas de Aladino para imaginarse en la Fontana de Trevi, tirar una moneda y pedir un deseo.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. caracoldeagua@cultstgo.cult.cu

Vivo en Cuba, aquí están mis raíces; nunca he viajado, imagino la cultura de los países diferentes al mío, como una prolongación de los libros que devoro en el cuarto, cuando todos duermen en casa.

Los audiovisuales,  también tienen su parte,  por ejemplo, Callejeros por el mundo, me ha servido de mucho, podría decirse que, gracias a sus imágenes, he viajado sin salir nunca del municipio donde vivo, aquí en Oriente, Cuba. 

Reconforta saber de un Lezama –escritor cubano-, muy habanero, pero conocedor de lo universal,  al extremo de citar calles famosas, barrios populosos, en fin, mundos paralelos, recorridos desde la insularidad, sin apenas mover los pies de su casa en Trocadero.

Lo triste es saber que te vas a morir sin ir a ningún lado, pues a pesar de los cambios, se necesitan muchas lámparas de Aladino para imaginarse en Venecia,  o llegar a la Fontana de Trevi, tirar una moneda y pedir un deseo.

Sólo quedan la noche y los libros para realizar mis sueños.

viernes, 2 de agosto de 2013

Siempre hay jóvenes dispuestos a ofrecer su corazón

 
Ramón agarró la guitarra y empezó a versionar a su modo la Nueva Trova, donde no faltaron canciones de Silvio y Pablo; pero tampoco de la autoría de amigos cercanos de la vida cotidiana.
Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

Quién dice que todo está perdido, que la juventud es un mundo aparte y el futuro no interesa. Mientras queden jóvenes como el trovador Ramón David, y el poeta Ernesto Andrés de la Fe (Lezama), es posible negar esas retóricas de las generaciones viejas.

Todo tiempo futuro pertenece  a las generaciones nuevas, lógico, no dejan de arrastrar a su paso, manías y defectos de sus padres, pero siempre tendrán otros ojos para construir e imaginar una sociedad que se parezca a sus intereses.

Es cierto que la trova y la poesía es asunto de pocos, que un concierto de Eduardo Sosa en Contramaestre sólo convoca a 200 personas, y una lectura de poemas tiene a siete o diez personas como máximo en el auditorio. Pero con esos 200 y esas siete o diez, se puede hacer una revolución del entendimiento, y sacudir la inercia y abulia que padecen muchos en tiempos de carencias, donde no faltan, por supuesto, las espirituales.
Lezama con el ordenador a cuestas sopló poemas profundos.
Con Ramón David y Lezama se puede llegar a mucha gente y mejorarla. Eso lo corroboré ayer en la tarde, cuando un calor sofocante nos invadía y estábamos en la librería de la ciudad donde vivo sin nada qué hacer; de momento Ramón agarró la guitarra y empezó a versionar a su modo la Nueva Trova, donde no faltaron canciones de Silvio y Pablo; pero tampoco de la autoría de amigos cercanos de la vida cotidiana. Lezama con el ordenador a cuestas sopló poemas profundos de la sociedad que habitamos, necesitada de cambios de fondo y no de superficie.

Quién dice que todo está perdido, dice Fito en su canción, siempre hay jóvenes dispuestos a ofrecer su corazón, más allá de la pseudo-cultura con que muchos llenan sus estómagos espirituales, aunque  sea con tonterías que mueven el cuerpo  y niegan la digestión de un mundo mejor. 

sábado, 27 de abril de 2013

Escribir en provincias

 
Siempre que por la tele presentan a un escritor que vive en la capital dicen el escritor fulano, pero cuando entrevistan a uno que no vive allá le endilgan el lugar de nacimiento.
Por Guillermo Vidal*

A nadie le importa desde dónde uno escribe.
Sólo el resultado, sin interesar demasiado los trabajos, las humillaciones, el rencor.
Un lector cualquiera se lee el libro y ahí debe quedar todo.
Ultimamente he leído algunos trabajos sobre el escritor de provincias.
Se supone que debo ser un escritor menor, un tipo sin lustre.
La culpa la tienen en realidad los escritores menores y sin lustre que se quejan o hablan con menosprecio de los que no estamos en la capital.
Uno puede vivir al lado de la Seix Barral y ser un verdadero idiota.
Ahora que lo pienso, también debo ser un idiota por no vivir al lado de la Seix Barral.
Siempre que por la tele presentan a un escritor que vive en la capital dicen el escritor fulano, pero cuando entrevistan a uno que no vive allá le endilgan el lugar de nacimiento.
Al gran José Soler Puig le decían el escritor santiaguero, mientras ese tal por cual adquiría la condición de escritor cubano.
Hace unos meses fui a un encuentro de narradores cubanos a Matanzas y como vivo muy lejos llegué demasiado temprano. Un tipo que llega sucio de tren por la mañana no suele caer bien. Allí estaba otro escritor de los que la gente dice de provincias, muerto de cansancio, sucio y con hambre.
Los escritores que venían de la capital llegaron muy frescos y felices muchísimas horas después y sólo entonces parecimos adquirir la misma condición que el resto.
El encuentro fue excelente, pero no pude olvidarme de esas horas de perro que me hicieron pasar gentes que también viven en provincia.
Muchos colegas de acá me dicen: si nos vamos para la capital le estuviéramos dando la vuelta al mundo, tendríamos dinero, conoceríamos a medio mundo, habríamos firmado contratos jugosos, estaríamos siempre en la tele, en las recepciones, tendríamos acceso a internet, etc.
A veces me indigno.
Me pregunto que coño hago aquí.
Pero lo mío es escribir las novelas.
Hay quienes escriben desde lugares desérticos, haciendas, estudios confortables, pero cada uno a lo suyo.
Acaso hubiera deseado un mínimo de condiciones y un máximo de información.
No tengo el menor deseo de ser los otros, si no fuera yo, estaría deseando serlo a pesar de todo.
Escribo siempre lo que se me antoja, no tengo el menor interés de complacer a nadie, mucho menos a los que tienen el poder.
Es por ello que pago mi precio sin quejarme, siempre será menor al de aquellos que se pliegan para dormir en paja caliente.
Mis libros desaparecen demasiado pronto de las librerías y hasta se los roban de bibliotecas. Es mucho el placer que siento cuando estas cosas suceden. Acaso también alguien haga una fogata con una parte de mis libros y a nadie suele ocurrírsele una reedición. Sé muy bien que es parte del precio.
Me digo que voy a esforzarme aun más por escribir una novela mejor.
Mis colegas que duermen en paja caliente, suelen demostrarme que no soy como ellos y me alegro, me saludan y siguen su camino.
Cada día escasean los amigos verdaderos.
Un amigo verdadero es mejor que toda esa farándula que se forma en los corrillos literarios.
No logro comprender el sentido de emulación de algunos de mis colegas y la manera de colarse para que los tomen en cuenta en antologías o periodizaciones literarias.
Ahora todo el mundo habla de Dulce María Loynaz, pero durante muchísimo tiempo la ocultaron. Y también a Lezama. Y a Soler.
Con Soler Puig porque amaba mucho a su Santiago.
Y nunca se dejó de nadie.
A uno se le muere la gente y eso va dejando un vacío.
Ya no tenemos un Soler Puig al que le roncaban los cojones.
No hay que lamentarse demasiado por ser de provincias si a uno también le roncan.
En Las Tunas, marzo del 2001.
 
*Guillermo Vidal Ortiz (Las Tunas, 1952) es uno de los más destacados exponentes del grupo de narradores cubanos que hace eclosión en los años 80. Su obra ha merecido algunos de los más importantes premios literarios cubanos: Confabulación de la araña (cuentos) fue Premio UNEAC en 1990; Se permuta esta casa (cuentos) obtuvo el David en 1986; El quinto sol el Hermanos Loynaz en 1996 y Las manzanas del paraíso el premio internacional de novela Casa de Teatro en República Dominicana. Su novela Matarile (Letras Cubanas, 1993) fue finalista del Premio de la Crítica Literaria.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Taladrar la realidad/ Convertirla en resistencia

Ernesto Andrés no solo dialoga con la Historia, sino que la reescribe desde la participación.


Por Eduard Encina (Poeta y Narrador)

Como aturdido por los días, el poeta se sacude el peso de las palabras para conservar la belleza, así desnuda, así lasciva, así de impúdica. La belleza (que según Otrebla) tiene el semblante raro «te lo digo yo, que sé de esas cosas», me aseguró una tarde de trova y libaciones.

Pero, a los 20 años ¿Cómo es la belleza?, cuánto de ingenuo y cuánto de eterno en ella habita. Ernesto Andrés (Lezama) intentará demostrarnos que la Belleza es una «Sustancia Peligrosa».

Por tanto no me agotaré en si este cuaderno, plaquet, folleto o como queráis llamarle, es la revelación de un Rimbaud o no, de la poesía cubana. Pero sí intentaré acercarme, es decir, acercarlos, a ciertos códigos, metabolismos y nacimientos que impulsaron estos poemas, oportunamente publicados por la Colección Tábanos Fieros de la Universidad de Oriente.

Un día de octubre hace ya algunos años, en el Café Cantante, mientras realizábamos una lectura los poetas participantes en el Evento literario Orígenes, un chico desgarbado y algo nervioso se me acercó para decirme “yo también escribo poemas”. No recuerdo bien lo que pasó después, pero seguramente, como lo suelo hacer, lo cité para que me mostrase aquellos insolente garabatos.

Nunca he querido oficiar de mecenas como comentan algunos, ni disputarme un lugarcillo en la municipalidad literaria según comentan otros, siempre he intentado servir y ser útil. La poesía, nos recuerda Rilke, solo es verdadera si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Yo, he necesitado muchas veces el silencio, otras veces me lo han impuesto y otras veces me lo he inventado. Cosas como esas son las que comencé a legarle a este muchacho, de quien  el bardo Orlando Concepción había exclamado ¡es un fenómeno ese jovencito!. Gente de la que ahorita me refería, acostumbra a decir que yo invento poetas, pero esa gente carece de estimación propia. Un poeta frankestain tendría muchas ideas, pero ninguna palabra. La Biblia nos habla de que somos creaturas (poiesis) de Dios, es decir, un poema de Dios. En definitiva no la elegimos, sino que somos elegidos por la poesía.

Además de café, con Lezama, he compartido secretos y lecturas, amistades, películas, mujeres, pero sobre todas las cosas, el temor de Jehová y la ironía, bien sabemos que esta última, empleada con pureza, también suele ser pura. Es por eso que en estos poemas recogidos como Sustancias Peligrosas, encontraremos al niño que ha crecido y al hombre que comienza a intuir un destino.

Cuentan que de pequeño Ernesto Andrés, al molestarse con sus padres, se metía cañaveral adentro bien lejos de todos. Solo regresaba entrada la tarde con las manos cargadas de piedras para tirarlas contra las paredes de su propia casa. He aquí quizás una metáfora que pudiera explicar su generación. Hijos desencantados que escapan y vuelven para negarlo todo, no porque fueron incomprendidos, sino porque sus padres no fueron responsables ni consecuentes con su tiempo y prefirieron la doble moral o el silencio. Pero mi padre/ finge estar dormido/ para no levantarse.

Tal parece avisarnos sobre algo que no funciona, o algo que no le enseñaron hacer bien, ver un sol que dibuja las columnas /sobre un sueño petrificado/ perfecto, de una manera más popular yo diría “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Pero el poeta no se conforma con entender a sus padres, sino que se levanta para afirmar en Génesis, el primer poema del cuaderno: Hay que aprender a ser hombre. Esencial este verso para comprender la búsqueda, la iniciación poética que está más allá de los años, más allá del dolor, mucho más allá… El poeta comienza a entender y a extender su mundo y poco a poco descubre su destino mesiánico y el compromiso con su tiempo Heredia aguza el dedo/ (me apunta)”. 

Así nos muestra la toma de conciencia y la hondura ético-estética de las palabras. Mirar de reojo, o la Gatica María Ramos, otros le llaman «mirada periférica», todo un entrenamiento del poeta para percibir las tensiones del ambiente, pues sólo él puede nombrar y dar vida, nombrar y dar muerte: afuera la gente cava/ en círculos/ esta pesadilla que se estanca, escribe,  y retorna al existencialismo, a la pérdida de fé, a la búsqueda infructuosa de un futuro que  «se estanca».

Fuerza de gravedad
………………….
sueño con gente
que muere de dudas
que es también morirse de hambre
nada en absoluto nos pertenece

No sé cuántas personas con a penas 20 años, hoy pueden considerarse dotados de tan hondo pensamiento. Ernesto Andrés no solo dialoga con la Historia, sino que la reescribe desde la participación. Dos versos escritos por él, pudieran ilustrar mejor que yo lo que afirmo: Las criaturas de la isla/ están mejor en el fondo.

Más adelante nos llama la atención sobre la cosa, que está caliente, y al parecer solo el poeta puede tomar la sartén por el mango cuando escribe: Sube la temperatura/ Grados Celsius/ grados militares/ devoran el centro de gravedad/ de un país sin gravedad

Taladrar la realidad. Convertirla en palabras. Taladrar la realidad. Convertirla en resistencia. Taladrar la realidad. Convertirla en belleza. Más o menos así es de peligrosa, porque la belleza nos hace conscientes, nos vuelve lúcidos e intuitivos y no basta el espejo para descubrir nuestra alegría o tristeza, hace falta también la poesía, ella pesa lo que no se ve, es decir, lo que abunda en el corazón.


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