Por Arnoldo Fernández Verdecia arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Me parece de utilidad el estudio crítico de la categoría mujeres en La Edad de Oro del cubano José Martí. No es un secreto que es un paradigma de obligada referencia en el devenir histórico del pueblo cubano, sobre todo, si se trata de un problema como el de la educación de la mujer, considerada por muchos, dueña del siglo XXI y del Tercer Milenio, algo dulce y misterioso, demonizada por el discurso de la modernidad a partir de una herencia que se hunde en las oscuras cavernas del pasado.
A pesar de todo la mujer se yergue sobre esa cruz y anda majestuosa; sin embargo, células del tejido social tan esenciales como la familia parecen derrumbarse. ¿Tendrá esto que ver con ellas? ¿Son las máximas responsables del orden familiar? ¿Sus roles ancestrales deben cambiar?
Para responderlas decidí adentrarme en una revista clave dentro de la copiosa obra de José Martí: La Edad de Oro. No es un secreto que en su concepción está desarrollado un modelo de educación de mujeres.
La escribió para formar una cultura de hombres y mujeres, por ello concibió textos específicos para cada uno y textos generales para ambos. Me interesan los primeros, y en alguna medida, cómo presenta la categoría mujeres en los restantes. Para ello los agrupo en temáticas que facilitan la organización y estudio de los cuatro números en conjunto.
Algunos se preguntarán por qué La Edad de Oro dentro del vasto conjunto de textos martianos, en los que de una forma u otra menciona o roza a las mujeres.
Insisto que asumo La Edad de Oro, a pesar de que fue escrita en 1889, mucho antes de que aparecieran sus escritos sobre féminas cercanos a nosotros en el tiempo, los 12 trabajos publicados en Patria, 1894, en los que sobresalen coordenadas androgénicas en el tratamiento de la mujer, que las mantiene en roles clásicos de la cultura patriarcal.
De hecho, todas las ideas sobre la mujer desarrolladas antes y después de La Edad de Oro, no logran salirse de esos marcos formales, al considerarla sujeto doméstico, ser delicado y frágil, un ser para otros, en roles clásicos de la cultura patriarcal: madre, esposa y entre los límites de la casa, sea en el medio urbano, rural, en campaña o la emigración.
Alguien pudiera dudar todavía, e insistir que dentro de la obra de José Martí aparecen otras ideas relacionadas con las mujeres, es cierto, pero no se conciben de forma sistémica, sino que aparecen dispersas en escritos que movieron a Martí a dedicarle algunas páginas de propaganda, con la finalidad de aunar las fuerzas inmersas en la lucha revolucionaria, incluidas por supuesto, las mujeres, y otras, escritas de manera circunstancial.
(Fragmento del libro: Leer La edad de oro con ojos de mujeres, Ediciones Santiago, 2005)
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