Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu
Jorge Labañino Legrá es uno de esos poetas que se deleita con el alcance de la palabra al nombrar zonas que el ojo común no alcanza a vislumbrar. Entre sus libros escritos y publicados desde Contramaestre se encuentran “Oración del que traiciona” y “Rumor de higuera”, Ediciones Santiago, 2002 y 2005 respectivamente. Ha sido finalista en el concurso Calendario.
Conversar con Labañino Legrá sobre su percepción de la poesía en los 90, es un privilegio para el que quiera conocer como un escritor del interior, en Cuba, se representa ese proceso.
Arnoldo Fernández Verdecia: ¿Se puede hablar de una generación de novísimos que defina la literatura de la década de 1990?
Jorge Labañino: El asunto de las generaciones siempre ha sido polémico, hay quienes aborrecen el término a la hora de hablar de literatura. Los jóvenes que escriben en la década de 1990 arrastran el período que le antecedió, están influidos por una norma, la conversacionalista, o posconversacionalista como la denominó Jorge Luis Arcos. Pienso que se fijaron paradigmas que venían de los 80 y los que escriben en la nueva década se convierten en sus epígonos.
AFV: ¿Qué impacto tuvieron los 90 en el discurso?
J L: Cambiaron los asuntos hacia los que se orientó la literatura, se dejó de hablar del revolucionario como un ente sin defectos, el enfoque se orientó hacia zonas marginadas hasta el momento. La pérdida de referentes abocó a los escritores a desempolvar temas que retrataran mejor la realidad que se estaba viviendo.
AFV: ¿Algunos críticos señalan que la literatura a finales de los 80 entró en un momento de asfixia, sin embargo surgen nuevos proyectos?
J L: El grupo Diáspora es uno de los que presenta una revista respaldada por un proyecto poético bien fundamentado. Víctor Fowler al hablar de ellos, dijo que era una bocanada de aire a la literatura que ya se encontraba vagando en una inercia improductiva, yo también lo pienso así, claro, este movimiento defendía sus códigos estéticos muy apegados a lo foráneo, carecían de una propuesta estética que naciera de lo propio.
AFV: ¿Qué faltó para el nacimiento de una literatura propia que rompiese con los 80?
J L: Todo poeta se proyecta hacia una ruptura, hacia una discontinuidad con sus antecedentes hegemónicos. En ese sentido ha faltado una relectura novedosa y creativa de la tradición, no sólo en el aspecto literario sino en el asunto filosófico, antropológico, todo esto incide en el armazón que uno puede realizar para su comportamiento y proyección estética.
Desde mi posición como escritor trato de negarme a asumir las poéticas actuales, desmarcarme de la moda. Lo determinante es interrogarse a uno mismo en lo que quiere, orientarse a partir de los libros que necesita, nutrirse continuamente y centrarse en la evaluación crítica y superadora del pasado.
AFV: ¿Son importantes los circuitos publicitarios para dar a conocer esas poéticas individuales?
J L: Pueden incidir o no en su promoción; pueden hasta fabricar una imagen en torno a determinados autores, que muchas veces no son los mejores, pero son los favorecidos y entran en la moda de lo novedoso y es lo que la gente lee. Lo novedoso para mi está en la forma de tratar el discurso en el texto, pero se corre el riesgo, por estas cosas de la promoción, de quedarse en la moda.
AFV: ¿Qué significado tienen en tu poética la filosofía y la teología?
J L: La filosofía crea una conciencia en el tratamiento de los asuntos poéticos, digamos sobre la historia, el individuo, la existencia en sí. La teología me aportó el enfoque del mundo para comprender los móviles humanos que están llevando al hombre a un desgaste total.
AFV: ¿Cuál es la crítica necesaria para la literatura de los 90?
J L: La crítica padece de una levedad total, si no hace jerarquizaciones sobre textos y procesos literarios que vive el país. Sería de mucho valor para la historiografía literaria, para la orientación del lector, una crítica vital que haga jerarquizaciones y distinciones de los procesos literarios.
AFV: ¿Cuál es la actualidad, en cuanto a lecturas, de los que hacen poesía en los 90?
J L: Hay carencias a pesar de que se han llenado un poco a partir del momento histórico que se vive con las ferias del libro, sin embargo hay un vacío inmenso que de una manera u otra lastra la actualidad de la poesía, si intentamos ubicarla en la órbita universal.
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En la maya se busca al puro desesparadamente. No tengo noticias suyas dsde el siglo pasado. Maylín
ResponderEliminarDE excelencia enrevistado y entrevistador. Mi abrazo!!!!
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