
Como nunca antes Cuba vivió una jornada vespertina esencial en su historia musical, el megaconcierto rompió las expectativas pues contra todos los pronósticos la asistencia de público sobrepasó el millón de personas.
Fue hermoso ver flotar la Bandera Cubana entre tanta gente de varios países, mucho más emocionante fue escuchar la palabra Cuba en la voz del público. La delicadeza de Juanes, al dirigirse a los jóvenes cubanos llamándolos hermanos, y reconocer que somos diferentes, trasciende toda miseria humana.
Sirva este concierto Paz sin Fronteras, al menos yo lo aprecio así, como una sencilla forma de sobreponernos a las divisiones familiares, ideológicas, sexuales, raciales y hasta religiosas. Todo hombre al venir a la tierra tiene derecho a pensar y hablar sin hipocresía, a vivir como hermano con sus semejantes.
Querido Arnoldito: muy bueno tu comentario; yo lo vi completo por los canales de
ResponderEliminaraqui. Así debe ser siempre, que por encima de diferencias ideológicas,raciales,sexuales y religiosas que prime la paz y el entendimiento
humano; en fin el amor entre los hombres. Bravo por ti. Tu amigo Pedro.