martes, 17 de noviembre de 2009

El periodismo: atender imparcialmente al público (II parte)

Por Arnoldo Fernández Verdecia. arnoldo@gritodebaire.icrt.cu

En el artículo “Sobre periodismo”, publicado en “Patria”, 1892, el cubano José Martí define la misión del periodista de la siguiente manera:

“…que no haya una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprendan al diarista: eso es hacer un buen diario. Decir lo que a todos conviene y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en el diario lo que pueden necesitar saberlo. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie: escribiendo en todos los géneros, menos en el fastidioso de Bibeau, desdeñando lo inútil y atendiendo siempre lo útil, elegantemente. Que un periódico sea literario no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literariamente todo. El periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente, debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él. Debe, extractando libros, facilitar su lectura a los pobres de tiempo. O de voluntad o de dinero. Hacer asistir a los teatros, como sentados en cómoda butaca que este efecto hace una alineada y juiciosa revista, a los pobres y a los perezosos. Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y atender imparcialmente al bien público. Debe ser coqueta para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, saliente. En cada artículo debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que lo dicta. No hay cetro mejor que un buen periódico”.

Por esas razones el periodismo del cubano José Martí ha sido elogiado por la crítica de muy diversos modos, algunos dicen que es “elevado a un nivel artístico como jamás se ha visto en español, ni probablemente en otro idioma”(1), otros señalan que se trata de un modo de hacer atento “a la vibración del instante”(2).

Lo cierto es que Martí usó el periodismo de diversos modos: uno, como medio de subsistencia, y el otro, como un modo de hacer arte, ambos ángulos del oficio integrados en su máxima expresión literaria, una vía para trasmitir su pensamiento.

Notas:

1 Pedro Henríquez Ureña: Las corrientes literarias en la América hispánica (1940-1941, trad. De J. Diez-Canedo, México, 1949, p. 167.
2 Fina García Marruz: El tiempo en la crónica norteamericana de Martí, varios: En torno a José Martí, citado en Roberto Fernández Retamar, Nuestra América: cien años y otros acercamientos a José Martí, Editorial SI-MAR S.A, La Habana, 1995, p. 19.

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